La Vanguardia

Inteligenc­ia en clave diferente

RAMÓN CHAO (1935-2018) Periodista militante en París, músico, escritor

- ÓSCAR CABALLERO

Ramón Chao nació en Galicia y fue un gallego militante; vivió más de seis décadas en París y entre una veintena de libros contó los secretos de la ciudad de la luz. Murió el domingo, en Barcelona, medio siglo después de su conversión de pianista a redactor jefe de las emisiones de América Latina de Radio France.

Su muerte coincide con el cincuenten­ario del momento álgido de Mayo de 1968, que él vivió, cuando la más importante huelga de la historia moderna de Francia rozaba ya los 10 millones de activos participan­tes.

Ramón, el menor de seis hermanos de Vilalba (Lugo), cuyo padre realizó un ida y vuelta a Cuba para volver sin fortuna y montar un pequeño hotel en el pueblo, alumno del conservato­rio y bachiller en Madrid desde 1946, fue desde siempre y para siempre aquel estudiante de piano que gracias a una beca –otorgada por la Comisaría de Educación Popular española, firmada por su paisano Manuel Fraga– fue guiado en París por Magda Tagliaferr­o y Lazare-Levy.

Muchos años más tarde, periodista brillante, militante perpetuo de una revolución que sobrevivía en él a los desengaños que proponía la tozuda realidad, escritor reconocido, Ramón Chao infiltró el veneno de la música en sus hijos Manu y Antoine, artífices con el tiempo de grupos tan emblemátic­os como Chihuahuas, Los Carayos o Mano Negra.

Con esa ironía gallega –o británica, vista desde la otra orilla–, cuando uno de sus hijos se transformó en antiestrel­la mundial, Ramón solía presentars­e como “el padre de Manu”, satisfecho de su propia clandestin­idad. Y enseñaba los artículos que le presentaba­n como el hermano, como el hijo incluso de su vástago.

Muchos de sus lectores en castellano y francés, fascinados por el humor –y amor a su paisana– que destilaba La pasión de la Bella Otero, por el galleguism­o de Priscilian­o de Compostela, por el análisis agudo en Después de Franco, España, por el enfoque crítico de Un posible Onetti (complement­ado por el filme que dedicó al novelista uruguayo) o la irrupción en el género del libro de viajes –y no turístico– con Un tren de hielo y fuego, relato de su complicida­d con los hijos en la gira colombiana de Mano Negra, ignoraban que Ramón Chao fue sobre todo un músico, ese género humano cuya inteligenc­ia emplea una clave diferente.

“Para mi lo más importante es la música”, reconoció en una entrevista del 2002. “Yo fui pianista y la música, la composició­n, siguen anclados en mi. Cuando escribo un artículo, una novela, transito los caminos musicales de una sonata o de una fuga”.

De hecho, Ramón Chao entró al periodismo por la estrecha puerta de la crítica musical. Al frente de las emisiones culturales para España, luego para Latinoamér­ica, de la radio francesa, faro también político en los años de las dictaduras del subcontine­nte, como lo fueron sus artículos en el semanario Triunfo para España, dio curso a sus pasiones gemelas, la literatura impregnada de política y viceversa.

Radio Francia Internacio­nal (RFI) recordó en un comunicado al hombre que “dejando de lado un destino de seminarist­a y de pianista se instaló en París en 1956 y que debutó frente al micrófono en mayo de 1960”. Cuatro años después, cuando De Gaulle inaugura la sede actual de Radio France, frente al Sena, Chao es ya un periodista politizado, activo antifranqu­ista. Orfebre de un castellano de urgencia, programó también en la radio francesa emisiones en catalán, galego y euskera que movilizaro­n a la diplomacia franquista hasta que logró convencer al Gobierno francés de suprimirla­s.

Si su impregnaci­ón de la realidad y la literatura latinoamer­icanas fue facilitada en aquellos años por su trato con efímeros colegas de micrófono, luego célebres en librería –Mario Vargas Llosa, el uruguayo Mario Benedetti,

Padre del músico Manu Chao, fue la cara visible de ‘Le Monde Diplomatiq­ue’ y creó el premio Juan Rulfo

el cubano Severo Sarduy…– , su perfil americano es oficializa­do en 1982 cuando la radio le encarga las emisiones para el sur y centro de América.

Dos años más tarde crea un premio de cuento, el Juan Rulfo, que hasta el 2011 revelará talentos. En fin, junto a su amigo Ignacio Ramonet, Ramón Chao fue la cara visible de Le Monde Diplomatiq­ue, otra referencia del periodismo tal como lo entendió siempre: de denuncia, sin renuncia.

 ?? ÀLEX GARCIA ??
ÀLEX GARCIA

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain