El regulador bancario aprecia una mayor desaceleración en Catalunya
El Banco de España sostiene que desde los últimos meses del año pasado “la economía catalana se habría desacelerado en mayor medida que el resto de las comunidades autónomas de mayor tamaño, frente al mayor dinamismo registrado en la primera parte del 2017”. Para justificar esa afirmación, el supervisor menciona el peor comportamiento registrado por Catalunya en afiliación a la Seguridad Social, consumo de las familias, turismo (pernoctaciones hoteleras de no residentes), inversión residencial (compraventa de viviendas) e inversión empresarial. La comparación se realiza con Madrid, Andalucía y Comunidad Valenciana.
No obstante, el Banco de España matiza también que “no resulta fácil determinar en qué medida el comportamiento más desfavorable” de la comunidad “se encuentra vinculado a la situación política” puesto que “otros factores podrían estar afectando”. El supervisor no da detalle de cuáles serían esos posibles factores alternativos en el informe anual publicado ayer.
En cualquier caso, para el supervisor Catalunya es “uno de los principales elementos de riesgo doméstico para la evolución futura de la economía española en su conjunto, y de esa comunidad autónoma en particular”. En relación con el resto de España, el regulador bancario no detalla las consecuencias que puede haber tenido la crisis política catalana y sólo hace una referencia al posible efecto negativo sobre la confianza. El Banco de España también identificó “un cierto debilitamiento de las exportaciones turísticas, posiblemente vinculado a los ataques terroristas perpetrados en agosto en Barcelona, al posterior episodio de incertidumbre en Catalunya, así como a la incipiente recuperación de destinos competidores del arco mediterráneo”.
El informe enumera otros indicadores que pese a haber tenido un peor comportamiento se han normalizado. Se trata de “los indicadores referidos a los mercados financieros”. El estudio recuerda que en los meses posteriores a octubre se dio un comportamiento más desfavorable de la bolsa española por la “evolución negativa de las cotizaciones bancarias y, especialmente, la de las entidades que tenían en aquel momento su sede en Catalunya”.