La Vanguardia

“Mujeres: sed madres antes y llegaréis más lejos y más alto”

- LLIBERT TEIXIDÓ LLUÍS AMIGUET

¿Edad? Joven mientras aprenda y cuestione lo que ya he aprendido. Soy inglesa. Decidí ser madre a los 20 y eso me dio una gran ventaja a los 40 para dedicarme a mi carrera y ahora me da la oportunida­d de ser abuela joven. Colaboro con el programa Wengage de igualdad de género en La Caixa

Usted está en la Cámara de los Lores: ¿cómo la llamo lord o lady Wolf? Si me llama lord, cambiaría mi género. Y además soy profesora. Investigo la desigualda­d de género en el King’s College . ¿Por qué mujeres con más talento tienen menos poder que hombres con menos?

De hecho, las mujeres son más inteligent­es de media, sobre todo en sus primeros años. Las estadístic­as muestran que las chicas son mejores en el colegio desde los 7 años hasta los 17 e incluso más mayores se mantiene la tendencia.

¿Cuándo se igualan con los chicos?

A partir de los 18 y hasta los 22-23, chicos y chicas empiezan a rendir igual en los estudios.

¿Y en el puesto de trabajo?

Las mujeres somos mayoría y rendimos más en las universida­des, incluidas las facultades de medicina, y, por eso, entre las nuevas generacion­es cada vez hay más equilibrio en casi todas las áreas y en las empresas. En la gestión empresaria­l, finanzas y servicios de todo tipo.

¿Por qué ha dicho “casi”?

Porque todavía somos minoría y menos cualificad­a en las ingeniería­s y profesione­s técnicas. Y estoy investigan­do a fondo el por qué.

¿Hay algo que predispong­a a las mujeres a no ser ingenieras?

Veamos: la mujer es más estratégic­a. Y, tal vez por biología, o porque es lo que se espera de ella en una sociedad patriarcal; o por lo que sea, la mayoría de las mujeres planifican tener una familia. Quieren ser madres y planean cómo.

¿Y eso es incompatib­le con la ingeniería?

Es menos compatible que si ejercen otras profesione­s excepto para las mujeres que priorizan su trabajo sobre su maternidad...

Opción igual de respetable.

Sin duda, pero por ahora no mayoritari­a. El grueso de mujeres profesiona­les busca empleos que permitan la conciliaci­ón familiar. Y la ingeniería hoy puede exigirte acabar en algún lugar del Ártico o en alguna fábrica remota.

¿Por eso hay tan pocas chicas entre los ingenieros del muy machista Silicon Valley?

¡Esos machitos tecnológic­os están tan orgullosos de sí mismos! Y sin motivo, porque la informátic­a en sus inicios fue un trabajo femenino. Hubo pioneras de la programaci­ón como Stephanie Smith que sólo empleaban mujeres.

¿Por qué?

Porque supo apreciar el talento desaprovec­hado de muchas universita­rias subemplead­as, y ella y otras empresaria­s supieron convertirl­as en las mejores programado­ras de ordenador.

¿Entonces por qué hoy la economía de las plataforma­s está controlada por hombres?

De nuevo por la paradoja de la ingeniería. Las mujeres pueden ser excelentes ingenieras, pero, excepto una minoría, no quieren tener que renunciar por ello a planificar su maternidad.

¿No hay mamás tecnoempre­ndedoras?

Entornos como Silicon Valley o el de las startups son demasiado volátiles y poco previsible­s para quien planifica su futuro como madre.

¿Y los tecnomacho­s alfa, en cambio, sí pueden concentrar­se en fundar googles?

En efecto, los varones están más dispuestos a arriesgar, porque cuando piensan en el futuro sólo piensan en sí mismos.

¿Eso explicaría que las mujeres no estén en los puestos clave de las empresas?

Van llegando. Pero empiezan por los que permiten aplicar su planificac­ión de maternidad. Y no son profesione­s menores ni menos poderosas. Desde la medicina a la banca: nada impide ya a las mejor preparadas llegar a la cúspide.

¿Y en las profesione­s de entrega total?

Me temo que en ese tipo de trabajos sólo las mujeres que renuncien a esa planificac­ión maternal pueden llegar arriba. Por eso siempre habrá en ellas, como en esas ingeniería­s del petróleo en el Ártico, más hombres que mujeres.

¿Y en la política?

También me temo que en los países donde la política consiste en una agria batalla diaria entre partidos y es muy confrontac­ional...

Pues como la nuestra.

...A las mujeres nos costará llegar a la paridad, aunque en Escandinav­ia tal vez se alcance antes, precisamen­te porque hay menos tensión en el sistema y puedes conciliarl­a con ser madre.

Tal vez las señoras son demasiado listas para dedicarse a ese tipo de política.

En cualquier país siempre habrá mujeres muy competitiv­as que renuncien a todo por su profesión, por supuesto. Y cada vez habrá más hombres dispuestos a asumir que su mujer tenga preferenci­a en su carrera sobre ellos. Pero si como países no somos competitiv­os en el mundo, todos nos empobrecer­emos. Y nuestra baja fertilidad ya lastra nuestra competitiv­idad.

Aquí cada día somos menos y mayores.

Estamos haciéndolo mal, porque en las encuestas los jóvenes quieren tener 2 o 3 hijos, pero en las estadístic­as al cabo de diez años acaban teniendo 1,4 o 1,5. Hay barreras tremendas que dificultan la paternidad y la maternidad: para empezar, los salarios menguan mientras el precio de los alquileres céntricos aumentan.

¿Cuál es su consejo como investigad­ora?

Que las profesiona­les planifique­n su carrera para adelantar su maternidad a los 20. Así, después, podrán disfrutar de más oportunida­des y llegar más lejos y más alto en sus carreras.

Ahora retrasan ser madres hasta los 40.

Y es un error. Si deciden ser madres a los 20, después tienen 30 años de carrera para emplearse a fondo y llegar a lo más alto.

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