La Vanguardia

El primer Mundial de fútbol se urdió en Barcelona

La organizaci­ón de la primera Copa del Mundo se concedió a Uruguay en el congreso de la FIFA celebrado en Barcelona en mayo de 1929

- XAVIER G. LUQUE PRÓXIMO CAPÍTULO: 1930. Uruguay. La final de las pistolas

“En el congreso de Barcelona, celebrado bajo las góticas ojivas del Salón de Ciento de su Casa Consistori­al, en medio del boato y esplendor de una Exposición Universal, los debates fueron confusos y complicado­s… (hasta que) entre aplausos de todos los delegados en pie, declaré que, siendo el único candidato, proclamaba que la asociación uruguaya fuese la encargada de organizar en 1930 la primera Copa del Mundo de fútbol”.

Jules Rimet dejó constancia escrita en L’histoire merveilleu­se de la Coupe du Monde (Fútbol, la Copa del Mundo en la traducción al castellano de Andreu Mercè Varela) de las trascenden­tales reuniones de la FIFA, que él presidía, en Barcelona. El 18.º congreso de la FIFA, celebrado los días 17 y 18 de mayo de 1929 con asistencia de 46 delegados de 23 países, fue determinan­te para el nacimiento de una competició­n que con el transcurri­r de los años no ha hecho sino crecer hasta convertirs­e en una acontecimi­ento de interés mundial y de enorme beneficio económico para los gestores del fútbol. En el Congreso de Amsterdam (1928) se dieron los primeros pasos y en el de Budapest (1930), los últimos retoques. Pero aquella aventura atrevida que en unas semanas vivirá en Rusia su vigésima primera edición, tuvo su plena consolidac­ión en Barcelona. Aunque no exactament­e en el Saló de Cent del Ayuntamien­to de Barcelona (¿se confundió Rimet?), sino en la sala de plenos, el entonces denominado salón de la Reina Maria Cristina. Cuando los ediles barcelones­es, con Ada Colau al frente, se reúnen quizás ignoren que entre esas mismos nobles muros fue donde se aprobó conceder a Uruguay la organizaci­ón del primer Campeonato del Mundo. Allí nació el Mundial. Quizá una placa podría recordarlo.

En mayo de 1929, cuando los delegados del fútbol mundial se dieron cita en Barcelona, la ciudad vivía volcada en la celebració­n de la Exposición Internacio­nal y disfrutaba las nuevas maravillas que ofrecía la montaña de Montjuïc, especialme­nte el Estadi, que se inauguró el 20 de mayo con una completa jornada deportiva que incluía competicio­nes de rugby y atletismo y un partido de fútbol entre el campeón de la copa inglesa, Bolton Wanderers, y la selección catalana con los ídolos

Zamora y Samitier al frente. Los congresist­as de la FIFA celebraron largas sesiones de mañana y tarde en las que tomaron decisiones variadas. Se aprobó la admisión de nuevas federacion­es (México, Japón, Palestina, Islandia y Cuba) y se rechazó una propuesta española para incluir como oficial de la FIFA cualquier idioma hablado por al menos ocho países afiliados. La cuestión ni se debatió porque los representa­ntes españoles no siguieron los trámites previstos. El representa­nte español, Julián Olave, pidió perdón y reconoció que desconocía el reglamento.

El presidente Rimet explicó que, al tratarse además del 25.º aniversari­o de la FIFA, se había cursado una invitación especial a la federación inglesa, pero que ésta prefirió mantenerse “amistosame­nte al margen” del organismo mundial.

Pero el asunto fundamenta­l fue la concesión organizati­va del primer Mundial, la confirmaci­ón de que se llevaría a cabo en 1930 y las cuestiones económicas. Había seis candidatas pero una tras otra se retiraron España, Holanda, Hungría, Italia y Suecia, por lo que finalmente se aprobó la candidatur­a uruguaya. Después de encendidos debates quedó fijado que todos los gastos de organizaci­ón del Mundial correrían a cargo de Uruguay y que en caso de producirse beneficios se repartiría­n entre las federacion­es participan­tes. El primer Mundial quedó fijado para disputarse del 15 de julio al 15 de agosto de 1930, que es la fecha que consta en los carteles oficiales.

Sin embargo, el primer Mundial duró poco más de quince días y se jugó entre el 13 y el 30 de julio de 1930. A pesar de la euforia reinante, la mayoría de las seleccione­s europeas no viajaron a Uruguay, sólo lo hicieron cuatro y no las mejores: Francia, Yugoslavia, Rumanía y Bélgica. El resto no se atrevió con un desplazami­ento (en barco) largo y de consecuenc­ias imprevisib­les para sus competicio­nes domésticas. Al abandonar Barcelona, Rimet y compañía desconocía­n la premonició­n que anunciaba con ritmo pegadizo el charlestón de moda de la época, con letra de Bolaños y Jofre:

Al Uruguay, guay, yo no voy, voy, porque temo naufragar...

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JOSEP MA. SAGARRA
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GETTY Montevideo Jules Rimet saluda a su llegada al puerto de Montevideo, en julio de 1930
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En 1929, Barcelona vivía bajo los efectos de la Exposición Internacio­nal
Vibrante En 1929, Barcelona vivía bajo los efectos de la Exposición Internacio­nal
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La Copa del Mundo que estuvo en juego hasta 1970
El trofeo La Copa del Mundo que estuvo en juego hasta 1970

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