Aldo Panfichi
PRESIDENTE DE LASA
El académico peruano preside la Latin American Studies Association (LASA), la mayor organización mundial de expertos en América Latina, que por primera vez en 52 años celebra un congreso fuera de América y lo hace en Barcelona.
Justo al lado del Primavera Sound, en el Centre de Convencions Internacionals de Barcelona (CCIB) y en cuatro hoteles de lujo cercanos, se celebra hasta el sábado el congreso mundial más importante de estudiosos de América Latina, el LASA (Latin American Studies Association), que reúne a investigadores de los cinco continentes, expertos en las más diversas materias. Son 7.000 inscritos, entre ponentes y estudiantes, a los que hay que sumar el público local. Solamente el programa con la enumeración escueta de las actividades ocupa más de 300 páginas. Se trata, para entendernos, de todo un Mobile –o un Sónar– de la intelectualidad latinoamericana. Por primera vez en sus 52 años de historia, se celebra fuera del continente americano. ¿Y dónde? Aquí. En Barcelona. ¡Aleluya, hermanos! Algo tendremos para caerle bien a esta gente... Angelina Colter, directora general de membresía y desarrollo de LASA, explica, casi sorprendida por la pregunta, que “Barcelona es la ciudad más latinoamericana de Europa, los vínculos son innegables”.
El congreso se financia con las inscripciones y la ayuda de diversas universidades estadounidenses –la sede de LASA está en la Universidad de Pittsburgh– y fundaciones como la Ford o la Tinker, entre otras. Cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona –ayer vimos a Gerardo Pisarello en la inauguración–, Casa Amèrica Catalunya y, para que se hagan una idea, su gran baile de mañana viernes –una tradición en la que los asistentes se sienten “bailando con la bibliografía, porque ves moviéndose en la pista a todos los autores que has ido leyendo en la universidad”– se celebra nada menos que en... ¡el Camp Nou!
Política, economía, sociología, historia, literatura, música, cine, estudios de género... alguien capaz de asistir a los cientos de mesas que se celebran simultáneamente desde las nueve de la mañana hasta las nueve de la noche tendría, ciertamente, todo un continente en su cabeza. Por aquí andan, por ejemplo, Gerald Martin, el biógrafo de Gabriel García Márquez, que ahora prosigue en Barcelona sus pesquisas sobre Vargas Llosa, o Terry Karl, la profesora de Stanford que ha conseguido que se reabra hace poco la denuncia de acoso sexual que Harvard archivó en los años ochenta contra el profesor Jorge Domínguez (lo que hizo que Karl abandonara esa universidad).
El cronista zapeó ayer en algunos de los actos y constató la mala situación –por falta de controles– de los servicios de espionaje en países como Argentina o Honduras, el papel revitalizador de la industria del libro que desempeñan las editoriales independientes en lugares como Chile o Colombia, la mala situación de las trabajadoras callejeras del sexo en Ecuador o la vitalidad de las crónicas mexicanas de Guadalupe Loaeza, retratista de la clase alta y su consumismo compulsivo. Hoy, por ejemplo, se hablará de los cuentos barceloneses de García Márquez, las relaciones entre Estados Unidos y Cuba o la defensa de los territorios indígenas, entre muchas otras cosas. Asimismo, hay un ciclo de cine y una feria de libros.
A pesar de que algunos se escaparán un momento al vecino Primavera Sound, lo que esperan todos es el baile de gala del Camp Nou, “porque aunque estés todo el día hablando de pobreza y exclusión social –dice Cotler–, al final suena la música y nos sale la parte latina”. Al lado, unos jóvenes cuelgan pancartas en defensa de Lula.
“Barcelona es la ciudad más latinoamericana de Europa”, dicen en este congreso, que sale por primera vez de América