A juicio un mosso mirón que espiaba a sus compañeras
La unidad de asuntos internos no le suspendió, y fue trasladado de comisaría hasta la celebración del juicio el 5 de septiembre
Un agente de los Mossos d’Esquadra será juzgado el próximo 5 de septiembre por un tribunal de la Audiencia de Barcelona por haber colocado una cámara en el vestuario femenino para espiar a sus compañeras mientras se cambiaban y se aseaban.
Se trata de un nuevo caso de voyeurismo similar al que destapó la semana pasada la Vanguardia y que concernía a un bombero perteneciente al cuerpo de emergencias de Barcelona. El bombero voyeur fue suspendido de empleo y sueldo ipso facto y en los últimos dos años y medio no ha vuelto a pisar un parque de emergencias.
Por el contrario, el agente de los Mossos d’Esquadra sigue en activo en una comisaría de Barcelona. Cuando fue descubierto, el 19 de julio del 2015, los Mossos le abrieron una información reservada, el equivalente policial a un expediente disciplinario, y fue trasladado de la comisaría de Badalona donde desempeñaba sus funciones en la unidad de investigación a otro centro policial de Barcelona. A diferencia del bombero, no fue suspendido de empleo y sueldo. El procedimiento interno, como suele ser habitual en estos casos, quedó paralizado a la espera de que se resolviera la denuncia que por la vía penal le interpusieron las mujeres afectadas. En total, son diecisiete las mossas d’esquadra que aparecían en las imágenes. Salían cambiándose de ropa, duchándose y aseándose. El acusado colocaba encima de una taquilla del vestuario femenino una mochila de color de negro con una microcámara en su interior, de un modelo que tiene una forma de un cubo de pequeñas dimensiones, que grababa dejando entreabierta la cremallera. Este método fue utilizado por el acusado presuntamente durante al menos siete meses, a juzgar por la fecha de almacenaje de los vídeos que le fueron intervenidos. Fueron 45 archivos de imágenes captadas en cinco días. Al ser descubierto, la unidad de asuntos internos, por orden del juzgado de instrucción 5 de Badalona, procedió a registrar su domicilio, donde en su ordenador se halló otro archivo de sus compañeras cambiándose de ropa en el vestuario, esta vez grabado con su teléfono móvil. En algunas de las imágenes aparecía el rostro del acusado en primer plano mientras buscaba el mejor enfoque.
El 19 de julio del 2014, las mujeres encontraron una mochilla de color negro que no pertenecía a ninguna de las que estaban en aquel momento en el vestuario. Aquello les extrañó. Al mirar en su interior vieron como desde aquella cremallera medio abierta asomaba el objetivo de una microcámara. Pusieron inmediatamente el hecho en conocimiento de sus superiores y justo cuando estaban comunicando el hallazgo, el acusado, que pasaba por el pasillo, reconoció que aquella mochila era suya y que la cámara que había dentro, también. Cuando fue interrogado por sus jefes, también admitió ser el responsable de la filmación. Sin embargo, se negó a
La juez considera a la Generalitat responsable civil y que tendría que indemnizar a las víctimas
declarar cuando fue citado como imputado ante la juez. Por todo ello, la fiscalía pide para él cuatro años de cárcel por cinco delitos de descubrimiento y revelación de secretos y una indemnización de 10.000 euros para cada afectada, que suma un montante total de 170.000 euros. Dicha cantidad fue reclamada por la juez en concepto de fianza para asegurar que el acusado pueda pagar en caso de que sea condenado.
Por su parte, la Generalitat también se ha visto envuelta en este asunto y podría tener que rascarse el bolsillo. La juez también responsabiliza al Departament d’Interior de la actuación del mosso d’esquadra, en tanto que se trata de un funcionario, y la ha incluido en el procedimiento como responsable civil subsidiaria, lo que supondría que en caso de que el mosso fuera condenado y no pudiera pagar, sería la Generalitat quien tendría que indemnizar a las víctimas.