La Vanguardia

Iniesta y Japón, almas gemelas

- Joaquín Luna

Decir que fulano y mengano harían “buena pareja” hace mayor, como tantas otras cosas: añorar los frontones, hablar de los Cinco Delfines o cumplir años. El barcelonis­mo puede quedarse tranquilo: Iniesta y Kobe están hechos el uno para el otro.

No es gratifican­te ver el declive de los grandes futbolista­s. Han sido muchos los pistoleros que, como Bufalo Bill, han terminado en un circo ambulante, sometidos al escarnio y las chuflas de los públicos, antaño más crueles (en el CE Europa, por ejemplo, vimos pasar fugazmente la decadencia de dos leyendas del Barça –Eulogio Martínez y Czibor–, que llegaron a vestir de escapulado­s).

Iniesta ha elegido bien. Es un futbolista que encarna las virtudes de la sociedad japonesa, donde pronto anunciará vinos de La Mancha, cerveza local o alguna marca de whisky, como Bill Murray en Lost in translatio­n. ¿Virtudes comunes? La contención, el espíritu colectivo –pese a sus rasgos geniales, Iniesta siempre ha sido un jugador de equipo–, la armonía en tanto que pacto para que en un archipiéla­go superpobla­do puedan convivir sin darse codazos...

Japón ha construido un fútbol a la manera de su modelo de desarrollo, nada que ver con la explosivid­ad de China, país de altibajos. A diferencia de sus vecinos, Japón adoptó una occidental­ización pragmática desde el último tercio del siglo XIX y mantuvo el patrón tras la debacle bélica de la Segunda Guerra Mundial: copiar pero a su ritmo, sin perder las esencias de un pueblo insular.

Frente al beisbol –el deporte número uno hasta fines del siglo XX–, el fútbol cobró fuerza porque conectaba

Barcelona y Kobe están hermanadas, otro augurio del éxito que espera a Iniesta en un país con valores compartido­s

mejor con la generación de japoneses librados de los pecados del militarism­o (los nacidos después del fallecimie­nto del emperador Hiro Hito en 1989). El auge del fútbol tiene algo de rebelión generacion­al: es un deporte de equipo pero donde la individual­idad tiene más peso que en el béisbol. Desde el pionero Zico, Japón ha contratado sin pausa y con proporción a jugadores sabios, capaces no sólo de lucir sino–sobre todo– de dejar poso y enseñanzas. Nunca han caído en la pirotecnia china, más explosiva, con más nombres rutilantes pero aún por detrás del fútbol japonés, que ya organizó un Mundial de fútbol (al alimón con Corea) y tiene un liga presentabl­e.

Kobe está hermanada con Barcelona –y Marsella–, otro augurio del éxito que le espera en una ciudad conocida por la calidad de su carne –excelsa– y portuaria, la primera de Japón abierta al comercio exterior allá por 1868. Recuerda a Bilbao y, salvo terremotos, es un gran destino para que ni en su ocaso Andrés Iniesta pierda la excelencia.

 ??  ?? POR LA ESCUADRA
POR LA ESCUADRA

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain