Trump ve posible la cumbre con Kim a las pocas horas de cancelarla
El presidente resucita el 12-J tras el “cálido” y “bonito” comunicado del norcoreano
Politólogos, periodistas y diplomáticos son tres de los colectivos que apuntan al diván del psicoanalista. El trumpismo les está volviendo locos, dentro y fuera.
A estas alturas –salvo cambio en el último arrebato tuitero–, ya no se sabe si se ha cancelado el cara a cara de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, y Kim Jong Un, líder de Corea de Norte, si se ha reprogramado, si todavía es válida la cita del 12 de junio en Singapur, o todo lo contrario.
“Ya veremos qué pasa, estamos hablando con ellos ahora”, sorprendió ayer Trump a los reporteros antes de volar a Annapolis (Maryland) para dar un discurso de graduación a los marines.
“Veremos, puede ser incluso el 12 de junio. Ellos desean mucho ese encuentro y a nosotros tam- bién nos gustaría”, dijo Trump.
–¿Está haciendo trucos Corea del Norte?
–A todos nos gustan los trucos, lo sabéis mejor que nadie.
El presidente se levanta un día con ardor guerrero y al siguiente convertido en un místico.
Si se analiza la prensa del viernes, un artículo señala que Trump es mejor rompiendo pactos que forjándolos. En otro se evidencia que su estilo de abaratar el coste de los alicatados no funciona con Corea del Norte. Y, en un tercero, se remarca el fracaso en su principal argumento, que es su convencimiento de que su carisma y encanto bastan y sobran para lograr la paz universal.
Al más puro estilo del surrealismo de los hermanos Marx –“la primera parte de la segunda parte...”– y al rebufo de esas reflexiones, Trump sorprendió al rato con una nueva aproximación a Kim. Reconstruyendo el idilio. Aparcó el lenguaje amenazador y arrancó el día con uno de sus tuits: “Muy buenas noticias por el cálido y productivo pronunciamiento de Corea del Norte”. Luego, en directo, Trump insistió en “el bonito comunicado”.
Hacía referencia a que el mandatario de Pyongyang, en lugar de echar mano a los insultos –conducta habitual de Trump cuando se le contraría–, le dio por la concordia. “Queremos hacer saber a EE.UU. que queremos sentarnos para solucionar los problemas, independientemente de las formas, en cualquier momento”, aseguró Kim en su mensaje. Añadió que la decisión de Trump de cancelar no era consistente “con el deseo de la humanidad de paz y estabilidad en el mundo”.
Al margen de que Kim le tocara la fibra sensible, la cadena NBC remarcó que el presidente, al que le hace tremenda ilusión ganar el Nobel, se halla en medio del fuego cruzado dentro de su Gobierno.
Trump está en el fuego cruzado entre el halcón Bolton, contrario a la cita, y el secretario de Estado Pompeo
Así, John Bolton, consejero de seguridad nacional y halcón en jefe, le convence para que rompa con los norcoreanos y, si hace falta, recurra al belicismo. En cambio, Mike Pompeo, secretario de Estado y aprendiz de halcón al lado de Bolton, le insiste en la necesidad de mantener la reunión. En otra dimensión, Jim Mattis, secretario de Defensa, expresó ayer buenas sensaciones por la nueva posibilidad de negociación.
A todo esto, Trump culpó a los demócratas de sabotear su cita. Sin duda, los rivales son críticos con el encuentro, pero los más aliviados con la cancelación fueron los propios republicanos. No se fían ni de Kim ni de Trump.