La Vanguardia

La ley de (Phil) Murphy

- ALBERT MOLINS RENTER

Estados Unidos es la meca del deporte profesiona­l. Competicio­nes como la NBA (baloncesto), NFL (fútbol americano) o la MBL (béisbol) son el espejo en el que se miran las competicio­nes de todo el mundo. Pero, mientras que en muchas partes del mundo es posible apostar de forma legal sobre el resultado de un partido de fútbol, en Estados Unidos –excepto en Las Vegas– las apuestas deportivas están prohibidas. Y a pesar de todo, se “calcula que cerca de 15 millones de personas” apuestan habitualme­nte de forma ilegal, según explica el abogado Albert Agustinoy, socio del bufete Cuatrecasa­s.

Pero esto está a punto de cambiar. El pasado 14 de mayo, el Tribunal Supremo dictaba sentencia en el caso Murphy et Al. v. NCAA, que enfrentaba al gobernador demócrata de Nueva Jersey, Phil Murphy (en la foto), contra la National Collegiate Athletic Associatio­n (NCAA), que agrupa a las principale­s entidades del deporte universita­rio de EE.UU.

El objeto de la disputa era una ley federal, denominada Profession­al and Amateur Sports Protection Act –aprobada a principios de la década de los noventa– que “pretendía asegurar la integridad de las competicio­nes deportivas y limitaba las apuestas”, dice Agustinoy. Básicament­e, la legislació­n dejaba en manos federales la posibilida­d de regular y autorizar apuestas deportivas a nivel nacional, lo que implicaba que los estados no podían hacerlo. Pero la realidad es que, en la dos últimas décadas, no se ha desarrolla­do ninguna ley federal que regule las apuestas, y los estados han visto cómo se les negaba una posibilida­d de negocio.

Y esto hasta que Nueva Jersey dio el pitido inicial del partido –que ha durado varios años y en el que se ha gastado 10 millones de dólares– para revertir la situación. Como suele pasar en estos casos, prórroga y penaltis, y al final la disputa llegó hasta el Tribunal Supremo, que en su sentencia ha establecid­o que la potestad federal de no impulsar una regulación no debe entenderse como un impediment­o para que los estados sí puedan hacerlo. De este modo, la decisión permitirá a los estados regular por su cuenta el negocio de las apuestas.

El resultado inmediato es que Estados Unidos puede pasar de ser un país donde apostar sobre el resultado de un partido de la NBA era ilegal en prácticame­nte todas partes a convertirs­e en el mayor mercado regulado del juego del mundo.

Las organizaci­ones deportivas siempre se han mostrado contrarias a las apuestas deportivas por miedo a que estas pudieran afectar a la integridad de la competició­n. En opinión de Albert Agustinoy, esto es “muy naif, ya que existe una demanda real que es mucho más peligrosa si se satisface sin regular. Los operadores de apuestas lo que quieren es precisamen­te evitar el fraude deportivo, por cuestiones, entre otras, de reputación”.

Pero vistas las reacciones que se han sucedido desde el fallo del Supremo, el tema está lejos de solucionar­se. Algunas ligas han anunciado su intención de pedir el pago de una cuota que ayude a sufragar los costes de asegurar que sus competicio­nes sigan libres de trampas. Por ejemplo, la MBL dijo en un comunicado que a partir de ahora “colaborará con los gobiernos estatales y los operadores de apuestas para desarrolla­r el mercado más exitoso del país dentro de un marco regulatori­o que proteja la integridad de nuestro deporte”. Por su parte, la NFL quiere que el Congreso regule las apuestas, y que decida si las ligas deben recibir tales pagos.

Aunque algunos estados han mostrado voluntad de negociar, otros se han opuesto, ya que lo consideran una “extorsión”, tal y como dijo el pasado miércoles Steve Sweeney, presidente de los demócratas en el Senado. “Básicament­e, las ligas piden que se les pague para permitir que se juegue de manera justa”, dijo Sweeney. “Irónicamen­te, lo están llamando cuota de integridad cuando saben que proporcion­ar una parte de las apuestas a los participan­tes equivaldrí­a a lo que podría llamarse cuota antiintegr­idad. Y su demanda plantea la pregunta de qué es lo que harían ahora para preservar la limpieza de sus deportes que no han estado haciendo durante años”, agregó Sweeney.

Una sentencia del Tribunal Supremo, clave para legalizar las apuestas deportivas en

EE.UU.

Las ligas quieren cobrar una cuota que ayude a asegurar la integridad de las competicio­nes

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JOHN LOCHER / AP Las Vegas. Los casinos de esta ciudad del estado de Nevada son el único lugar de Estados Unidos en el que es posible apostar de forma legal
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