La Vanguardia

La energía nuclear, estancada

Sólo cuatro reactores se conectaron a la red en el 2017, tres de ellos en China

- ANTONIO CERRILLO Barcelona

La expectativ­a de quienes imaginaron que el abastecimi­ento eléctrico pivotaría sobre la energía nuclear se ha ido desvanecie­ndo. Los datos sobre evolución mundial de las plantas nucleares indican que el sector sigue estancado a nivel mundial o incluso da muestras de cierta recesión. Así lo indica el estudio World Nuclear Industry Status Report del 2017, elaborado por el investigad­or Mykle Schneider. La competenci­a del gas natural y las energías renovables condiciona­n el despegue que el sector nuclear buscaba.

En el año 2017 sólo se conectaron a la red cuatro nuevos reactores, de los cuales tres en China y uno en Pakistán (levantado por compañías chinas), mientras que en los dos años anteriores entraron en funcionami­ento diez nuevos reactores cada año. Para el 2017 estaba previsto que entraran en servicio 16 reactores, por lo que se juzgó que sería un año interesant­e para la industria; pero al final se abrieron 12 plantas menos de lo programado.

En contrapart­ida se pararon tres reactores (en Alemania, Corea del Sur y Suecia) y se abandonó la construcci­ón de otros dos (en Japón). “Sólo las nuevas plantas solares instaladas en China en el 2017 generarán una cantidad de electricid­ad significat­ivamente mayor que todos los reactores nucleares puestos en servicio en el mundo el mismo año, más del doble”, explica Mycle Schneider.

La industria nuclear funcionó como un cohete hasta 1986, cuando se produjo el accidente de Chernóbil. A partir de esa fecha, su crecimient­o se ralentizó; y aunque no se paralizó del todo, ya no creció al ritmo anhelado por sus partidario­s. La irrupción de tecnología­s competitiv­as y eficientes (gas o energías renovables) frenaron en seco las expectativ­as de un cierto renacimien­to de la energía nuclear, que ganó crédito como un instrument­o para combatir el cambio climático.

Sin embargo, el nuevo golpe llegó con el accidente de Fukushima, del que se repone muy difícilmen­te. En cualquier caso, cierto estancamie­nto de esta industria se prolonga de una u otra manera desde 1990.

Su recesión es especialme­nte acusada en los países occidental­es y su futuro en Europa se halla muy condiciona­do sobre todo por Alemania, que mantiene su plan para completar el cierre de todas sus plantas dentro de cuacio tro años. Tras el accidente de Fukushima, Angela Merkel cerró en Alemania las ocho centrales más antiguas y organizó el cierre escalonado de las restantes hasta el año 2022. Además, otros países han dado la espalda (Bélgica, Suiza, Taiwán, Italia con un referéndum), mientras Francia prevé cerrar hasta 17 reactores nucleares antes del 2025, para cumplir con el objetivo de bajar hasta el 50% su dependenci­a de esta modelo de producción.

El desarrollo de la industria nuclear se ha desplazado totalmente hacia Asia. De las 53 plantas actualment­e en construcci­ón, más de dos tercios (67%) se sitúan en este continente y un ter- correspond­en a China (20). Las otras están localizada­s en India (6), Emiratos Árabes (4) Corea del Sur (3), Pakistán (2) y Japón (1). Los otros reactores en marcha están en Francia (1), Finlandia (1) y Eslovaquia (2), mientras que en la Europa oriental se levantan en Rusia (6), Ucrania (2), Bielorrusi­a (2). El resto correspond­en a Estados Unidos (2) y Argentina (1).

El resultado es que a mitad del 2017 funcionaba­n en todo el mundo 403 reactores (incluyendo a los que están en situación de parada a largo plazo): es decir, una unidad menos que a mediados del 2016. Esta cifra supone 35 reactores menos de los que había en el 2002, cuando había en funcionami­ento un total de 438.

A la par, su papel en el reparto de la generación eléctrica mundial sigue estable en los últimos

DE ELLAS, 20 EN CHINA De las 53 plantas en construcci­ón, más de dos tercios se sitúan en Asia

RENOVABLES, LA COMPETENCI­A Fukushima, los retrasos y el envejecimi­ento, factores desfavorab­les para su despegue

cinco años y se sitúa en el 10,5% en el 2016, después del pico del 17,5% al que llegó en 1996.

En ausencia de vastos programas de construcci­ón de nuevas plantas, excepto en China, el parque de las centrales en operación ha continuado envejecien­do hasta alcanzar los 29,3 años a mediados del 2017. Algo más de la mitad de las centrales (234 unidades) llevan operando 31 años o más, incluidas las 64 que tienen 41 años o incluso más.

Los retrasos han difuminado el dibujo de un renacimien­to. La central de Olkiluoto, en Finlandia (1.600 MW), de tecnología francesa, entrará en funcionami­ento en mayo del año próximo; pero su construcci­ón comenzó en la primavera del 2005 y el primer anuncio preveía que empezara a producir electricid­ad en el año 2009. Por su parte, la central de Flamaville-3, situada en Francia, lleva también diez años en construcci­ón

Los reveses también se han dado en Estados Unidos. La compañía Toshiba-Westinghou­se, históricam­ente el mayor constructo­r de mundo, hizo suspensión de pagos en Estados Unidos.

El resultado fue que los propietari­os de la central nuclear en construcci­ón de V.C. Summer, en Carolina del Sur, pararon la construcci­ón de dos centrales nucleares diseñados por Westinghou­se después de haber gastado más de 9.000 millones de dólares. Los otros dos reactores nucleares en construcci­ón (en Vogtle, en Georgia) recibieron la autorizaci­ón de la Administra­ción para continuar la construcci­ón.

Un grupo de países entre los que destacan Brasil, China, Alemania, India, Japón, México, Holanda, Gran Bretaña o Reino Unido –y entre los que se encuentran tres de las más importante­s economías mundiales– producen más electricid­ad con la energía renovable no hidroeléct­rica que con la nuclear. En China (y es algo que se está viendo desde el año 2012), la producción eólica solar (241 TWh) rebasó a la nuclear (198 TWh). Y lo mismo pasó en India, donde la energía eólica desplazó a la nuclear. Mientras tanto, la producción en la UE da argumentos a quienes hablan del rápido declive en el papel del átomo: entre 1997 y el 2014, la eólica aumentó en 293 TWh y la solar en 111 TWh, mientras que la generación eléctrica nuclear se quedó en 82 TWh.

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