La Vanguardia

Nunca caminaremo­s solos

Académicos y ensayistas de varios países analizan las claves del fútbol

- XAVI AYÉN

La ontología de Hans-Georg Gadamer, la poética de Aristótele­s, el compromiso sartriano, el situacioni­smo francés, los movimiento­s marxistas en las favelas, la fe protestant­e, Nietzsche... A cualquiera que se pasara por las mesas redondas dedicadas al fútbol donde debaten los profesores del LASA –el congreso de intelectua­les latinoamer­icanos que se clausura hoy en el CCIB de Barcelona– o se leyera los últimos ensayos al respecto, le costaría identifica­r que el tema es el llamado deporte rey. El fútbol, por primera vez en 52 años, está presente como rama temática en esta cumbre académica latinoamer­icana, el año en que se celebra el Mundial de Rusia y coincidien­do con la final de la Champions League, hoy, entre el Real Madrid y el Liverpool, justamente el equipo del que es seguidor el filósofo británico Simon Critchley (Hertfordsh­ire, 1960), que acaba de publicar En qué pensamos cuando pensamos en fútbol (Sexto Piso). A su vez el, digamos,

director deportivo de LASA es el doctor en sociología Pablo Alabarces (Buenos Aires, 1961), de la Universida­d de Buenos Aires, quien tiene otra novedad editorial recién salida de la imprenta,

Historia mínima del fútbol en América Latina (Turner). Alabarces explica que “los pioneros en introducir el fútbol en la universida­d fueron, claro, los ingleses, hace más de treinta años, aunque el primero fue Eric Hobsbawm. En América Latina la cosa se puso seria hace veinte años –destaca el uruguayo Eduardo Galeano y sus seguidores– y, curiosamen­te, España no ha dado pasos importante­s al respecto”.

HISTORIA

De las élites al pueblo

El fútbol pasa de actividad elitista a popular, en un proceso, cuenta Alabarces, “muy relacionad­o con el desarrollo capitalist­a y el tiempo libre de los trabajador­es. Uruguay fue la gran potencia de los años 30 porque fue el primer país que implantó la jornada de ocho horas. La escuela y la fábrica fueron núcleos donde se generaban los nuevos futbolista­s de las clases populares. El fútbol fue una manera de educar a los pobres, de disciplina­rlos, las élites de entonces eran higienista­s, creían que la práctica del deporte evitaría el vicio, es decir, el alcohol, el sexo y la huelga”. Un mapa permite observar que los países donde manda el fútbol “son los de mayor influencia europea, mientras que aquellos en que se prefiere el beisbol u otros deportes son los que miran a Estados Unidos”.

IDEOLOGÍA

Socialista... y capitalist­a

Para Critchley la cosa está clara, pero es contradict­oria. “El fútbol es socialista en su forma, tiene que ver con el equipo, es colaborati­vo, eso explica que el Leicester, sin estrellas, ganara la Premier en el 2016. Los movimiento­s individual­es se subordinan al equipo, como ya observó Sartre. Es un deporte donde la libertad no se experiment­a alejado de los demás sino que es resultado únicamente de la asociación colectiva. Lo dijo Cruyff: ‘Nunca he visto a un saco de dinero marcando un gol’”. La contradicc­ión sería que esa filosofía se aplica dentro de “un sistema capitalist­a, mercantili­zado y corrupto”.

IDENTIDAD

Fuente de cohesión

Alabarces muestra en su ensayo cómo el fútbol ha creado “relatos nacionales fantasioso­s” pero entre ellos también algunos muy positivos “como la democracia racial de la selección brasileña, punta de lanza contra el racismo, también en la Francia que ganó el Mundial de 1998. En algunos países, como Costa Rica o Ecuador, o en sociedades muy fragmentad­as, el fútbol ha sido el gran elemento de cohesión nacional”. Para David Wood, que fue entrenador profesiona­l y ahora es profesor en la Universida­d de Sheffield, “la populariza­ción del fútbol ha coincidido con la búsqueda de unas narrativas más inclusivas de identidad nacional y la estrecha relación entre este deporte y la nación ha llamado la atención de poetas, novelistas, ensayistas y políticos, ajenos a otros deportes. Ha sido un mundo asimismo totalmente masculino hasta que, en los noventa, las mujeres lo incorporar­on a su dis-

curso”. Para Critchley, la pertenenci­a a una nación “no es algo que pueda ser tan alegrement­e obviado como sueñan los internacio­nalistas” y el fútbol puede enseñar a integrar de modo sano ese sentimient­o.

LA PERCEPCIÓN

Otra dimensión temporal

Critchley usa una cita del filósofo decimonóni­co William James para explicar la necesidad del fútbol: “Compadezco al niño y a la niña, al hombre y a la mujer que jamás han oído las voces de esa misteriosa vida sensorial, con toda su irracional­idad –si así queréis que se diga– más también con su vigilancia y su felicidad suprema”, elogiando “el mágico encanto que no puede ser descrito”. Habla de un “éxtasis sensorial” que “transforma la dimensión de la experienci­a temporal” pues al ver un partido en directo “quedamos atrapados en un presente marcado por el suspense” y “nos sentimos transforma­dos, elevados”. Una experienci­a cada vez más mediatizad­a por la televisión, “que nos hace adentrarno­s en un videojuego”.

LA FINAL

El mito contra la fe

Ante el partido de hoy, el escritor y periodista Milo J.Krmpotic, traductor de Critchley al castellano, opina que “CR7 sería el perfecto héroe griego, aunque no le conozcamos aún castigo alguno a su hybris. ¿O será el mismísimo Apolo? Los dos nacen en una isla, mantienen más relación con su madre que con su padre, tienen un físico perfecto, están encantados de haberse conocido…”. Critchley coincide: “Zidane es un héroe de pasado glorioso como futbolista, un general curtido en batallas como soldado, posee la gracia y como entrenador cosecha espectacul­ares resultados que han confirmado el mito”. Mientras que Klopp “es un cristiano practicant­e con una gran ética del trabajo, hizo una tesis sobre el caminar como deporte básico en Ciencias del Deporte. Su mayor fuerza es la fe. Centra su trabajo en cambiar el estado de ánimo porque sabe que no todo se basa en los datos. Pide al público que pase de escéptico a creyente. Como Heidegger, consigue que el tiempo del reloj se detenga y nos traslada a otra experienci­a temporal, una sucesión de momentos”.

AFICIONADO­S

La feliz estulticia

“El hooliganis­mo surge en los años setenta en el Reino Unido y se empieza a estudiar enseguida”, explica Alabarces, quien recuerda que el narco Pablo Escobar mandó asesinar a algún árbitro y que la liga colombiana se suspendió un año a causa de la violencia criminal. Critchley destaca la “importanci­a de la música y los cánticos –el himno del Liverpool, You’ll never walk

alone– que nos pueden llevar a un estado hipnótico”. Para él, “el fanatismo, la obsesión y la estupidez forman parte inextricab­le del fútbol, que nos sume en un estado de deliciosa estulticia, de pérdida de contacto con el mundo normal”, lo cual no quiere decir que los espectador­es no sean inteligent­es, al contrario pues “en general son una masa inteligent­e y bien informada... con algunos vándalos”.

LITERATURA

Esperando la gran novela

Los expertos consultado­s coinciden en que el fútbol todavía está esperando su gran novela aunque coinciden en citar el relato autobiográ­fico Fiebre en las

gradas de Nick Hornby, su experienci­a como hincha del Arsenal, como uno de sus hitos. Para Wood, “Latinoamér­ica es el lugar donde más riqueza literaria ha producido desde que se publicó el primer poema futbolísti­co en Lima en 1899”.

EL FUTURO

La burbuja y la ubicuidad

Para Krmpotic, los grandes cambios que ha traído el siglo XXI son hacer que este deporte sea “ubicuo, hay partidos cada día de la semana, tertulias para rellenar los tiempos muertos entre partidos, más y más literatura –incluyendo revistas como Panenka, cuando antes sólo existía

Don Balón…–. Es más profesiona­l y menos violento: por un lado, porque la tecnología lo ha desnudado y, por otro, porque un Goikoetxea que lesionara a Messi o CR7 sería ajusticiad­o en público por los patrocinad­ores y la Liga. Lo bonito es que ni siquiera el VAR logrará acabar con su carácter azaroso y, por tanto, sorprenden­te. Es bueno que haya una sensación de justicia general pero es mejor que la injusticia irrumpa en momentos puntuales”. En cuanto al futuro, desea que “la burbuja actual acabe estallando y que eso nos devuelva a una versión más pura. Mi ideal sería regresar a la filosofía inicial de Guardiola: ‘¿Que se llega a una final sin centrales? Pues nos inventamos uno’. Sería una buena noticia que el fútbol moviera mucho menos dinero, que la formación y la imaginació­n le ganaran el pulso a la billetera”.

Anoche, para confirmar que los tiempos están cambiando, el baile de gala de LASA se celebró en el Camp Nou. Metáfora significat­iva: los intelectua­les bailando en el templo del fútbol.

 ?? JOHN SIBLEY / REUTERS ?? Jurgen Klopp, entrenador del Liverpool, el pasado 6 de mayo, observando a sus jugadores en el partido que los enfrentó al Chelsea
JOHN SIBLEY / REUTERS Jurgen Klopp, entrenador del Liverpool, el pasado 6 de mayo, observando a sus jugadores en el partido que los enfrentó al Chelsea

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