¿Qué se juega el Barça en Kíev?
Con la persiana bajada porque acabó su temporada y con buena parte de sus futbolistas pensando en el Mundial, ¿se juega nada, poco o mucho el Barça esta noche en la final de Kíev? ¿Variará en algo la nota del ejercicio para el conjunto de Ernesto Valverde si la Champions la gana o la pierde el Madrid? Depende del prisma con el que se mire. Ocurra lo que ocurra en Ucrania, nadie le puede quitar el meritorio doblete al Barcelona, su trayectoria casada con la regularidad y su trabajo cotidiano. Es decir, que objetivamente la campaña del equipo blaugrana se mantendrá idéntica en lo positivo, los dos títulos, y en lo negativo, el ridículo europeo en Roma, un borrón imposible de olvidar. Harina de otro costal son las percepciones y las sensaciones. No se puede ocultar que un batacazo blanco supondría una alegría para el barcelonismo y serviría para dar más lustre a la Liga y a la Copa, para sacarles más brillo y por qué no decirlo, para pasárselas por la cara al Madrid, que no tendría nada de entidad que llevarse a la boca. Para los seguidores blaugrana, que cuando han de confiar en un tercero normalmente acaban perdiendo, es una cuestión de deseo más que de confianza, acostumbrados como están a que el conjunto madridista imponga sus galones futbolísticos y extrafutbolísticos bajo los focos de la Liga de Campeones.
Desde este punto de vista para el conjunto de Zidane, muchas veces ejerciendo de funambulista, sí que no hay vuelta de hoja. Triplete de Champions seguidas o el vacío. La fotografía para que Florentino se regodee o el fiasco tras meses y meses naufragando en las competiciones del día a día. Gloria o fracaso en un dilema que a otros clubs les haría estar temblando de temor pero que gusta en Concha Espina y en su parroquia, de natural optimista por el peso de los precedentes.
Las apuestas son favorables al Madrid, más que cuando el adversario fue el aguerrido Atlético o el experto Juventus. Pero el Liverpool no le hace ascos a ese pelaje de underdog como dicen en Inglaterra, de tapado dispuesto a hacer saltar la banca. Para un club que reaccionó tras un 0-3 en una final de Champions (en Estambul 2005 ante el Milan) no hay nada imposible. Soñar es gratis y por hacerlo en rojo no van a perder nada los barcelonistas. Eso sí, qué duro es mirar la final de la Champions por televisión. El Barça ha de volver pronto a ser protagonista de esta cita. Al menos, para depender de sí mismo.