La Vanguardia

UN BOTÍN MILLONARIO

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Otra de las faltas que prevé el Ayuntamien­to romano es el lanzamient­o de objetos a las fuentes. Excepto el de uno: las tradiciona­les monedas que simbolizan deseos. Más de 450.000 personas visitan cada mes la Fontana di Trevi y se acercan a sus aguas como manda la costumbre. De espaldas, y lanzando unos céntimos para pedir suerte en el amor, salud para los familiares o simplement­e volver a Roma. En total, y sin pensarlo, en el 2016 dejaron un millón y medio de euros zambullido­s en las aguas de la Piazza di Trevi. Desde el 2001, este botín millonario es destinado a las obras de beneficien­cia de Cáritas, y así será hasta finales del 2018. Después, su destino es desconocid­o. En un gesto que indignó a muchos, la grillina Raggi decidió que el Ayuntamien­to de Roma se plantee si debe ser entregado a “otros proyectos de asistencia y solidarida­d”. Las negociacio­nes se están produciend­o en total secretismo. Muchos creen que este gesto es un desaire hacia Cáritas, que tiene una enorme presencia en la Ciudad Eterna para ayudar a reducir la exclusión social. Algunos romanos, hartos de la gestión municipal, proponen que el dinero ayude a despejar la basura que cada día invade las calles, dejando una sensación tercermund­ista en una de las ciudades más bellas del mundo. Por el momento, la llegada del calor hace que cruzar la plaza de la Fontana di Trevi se convierta en un triatlón por la cantidad de personas que se aglomeran. Hasta 1.200 cada hora. Desde que terminaron los trabajos de restauraci­ón –financiado­s por Fendi– en el 2015, la inmensa escultura adosada al palacio Poli luce más bella que nunca.

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