De becaria a primera jefa de los lobos de Wall Street
STACEY CUNNINGHAM, DE 43 AÑOS, ASCIENDE A PRESIDENTA DEL NEW YORK STOCK EXCHANGE, LA PRIMERA EN 226 AÑOS DE HISTORIA, EN PLENA ÉPOCA DEL MOVIMIENTO #METOO
Aseguran que ya no es lo mismo, que el New York Stock Exchange (NYSE), o simplemente la Bolsa de Wall Street, ha perdido mucho poder desde que Stacey Cunningham empezó su carrera en el parquet en la década de los noventa.
De acuerdo. Todo eso y más no quita relevancia al hecho de que, en un mundo controlado por los hombres, esta vez sí se ha roto un techo de cristal.
Stacey Cunningham empezó ayer su mandato como la 67.ª presidenta del parquet neoyorquino y la primera mujer al frente del cargo en sus 226 años de existencia. El encumbramiento de Cunnigham, hasta ahora jefa de operaciones en el NYSE, se produce en un momento en el que las firmas de Wall Street buscan estar a buenas con el movimiento #MeToo. Intentan demostrar que tratan de romper con esa inercia machista que arrastra. Así, dieron el mes pasado la bienvenida al anuncio del Ayuntamiento neoyorquino de que la estatua de la Fearless girl –la chica sin miedo– que lleva meses encarada al toro que representa Wall Street, tendrá una residencia permanente. Su
ubicación estará fuera del edificio de la bolsa.
A sus 43 años, Cunningham ha pasado su carrera profesional en el mundo del comercio de acciones. Dos años después de disfrutar de una beca, en el verano de 1994, que le abrió los ojos, ella se unió al impetuoso y ruidoso parquet del bajo Manhattan. Entonces era una de las tres docenas de mujeres entre una tropa de 1.300 hombres o más. Muriel Siebert, en 1967, fue la pionera en lograr un asiento en esta institución.
Cunnighan representa una nueva generación. Cuando llegó, el baño de mujeres estaba en la séptima planta dentro de una vieja cabina telefónica. En cambio, los hombre disponían de unas instalaciones palaciegas, rememoró, con sofás, todo tipo de comodidades y empleados de servicio a tiempo completo. Hoy, en esto si existe la equiparación.
Licenciada por la Lehigh University (Pensilvania), su nombramiento significa que dos de los más reconocidos mercados financieros se hallan en manos femeninas. Adena Friedman se convirtió en la directora ejecutiva del Nasdaq en enero del 2017. Previamente había sido la presidenta y jefa de operaciones del índice bursátil dominado por las compañías tecnológicas.
Según explicó Cunningham al Financial Times, ella “se enamoró” del parquet de Wall Street durante su periodo como becaria. En aquella época estaba cursando ingeniería y esa oportunidad le cambió el rumbo de su destino.
“Siempre ha sido un lugar especial para mí”, tuiteó al conocer su nombramiento como jefa del Big Board. De joven, le encantaba caminar por delante del edificio. Luego descubrió que su interior todavía le apasionaba más.
Comparó su experiencia con otra de sus grandes pasiones: cocinar. A la mitad de su carrera universitaria estuvo nueve meses estudiando gestión culinaria e incluso trabajó en un restaurante de Nueva York. Ahí aprendió algo que ha aplicado en su labor profesional al observar similitudes en ambos contextos. Esa lección consistió en comprender la manera de interactuar con los compañeros en el momento de estrés. “Sabes que no te lo has de tomar de forma personal”, subrayó.
“Puedes ser agresiva en el calor de las transacciones, pero al acabar la jornada, nos vamos juntos a tomar una cerveza”, insistió.
Su labor entre los lobos de Wall Street arrancó desde abajo, como empleada del parquet, cogiendo órdenes, yendo arriba y abajo, antes de ser “especialista”.
Hereda un cartera repleta de desafíos. El NYSE tenía un 40% del negocio hace una década y ahora está en el 22%, mientras que el sistema tecnológico está obsoleto. Pero Cunningham conoce la casa: “Esto cierra el círculo de mi historia”.
Su nombramiento en el NYSE se suma al del 2017 de Adena Friedman como directora del Nasdaq