La Vanguardia

‘Paseíllo’ policial a Weinstein.

El magnate del cine sale en libertad tras pagar una fianza por las violacione­s a dos mujeres

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York

El magnate del cine Harvey Weinstein durmió ayer en su casa al pagar una fianza tras ser acusado de la violación de dos mujeres, pero primero fue conducido esposado por la policía de Nueva York.

Los ojos brillaban, por tantos llantos consumados, en el rostro satisfecho de Rose McGowan.

“Es un momento para celebrar, la demostraci­ón de que podemos perseguir cualquier abuso y rugir con fuerza. La vergüenza ya está ahí y podemos ser libres. No más lágrimas por nuestra culpa”, afirmó ayer en la MSNBC la actriz que dio el paso de denunciar al magnate de Hollywood Harvey Weinstein y propició el nacimiento del movimiento #MeToo.

Había caído la pieza mayor. “Los hemos cogido, verlo esposado es una buena sensación”, recalcó McGowan.

Weinstein, de 66 años, fue imputado por diversos delitos a partir de violar a una mujer y obligar a otra a practicar sexo oral, en el 2004 y el 2013. Esto se traduce en una retahíla de cargos. Todo indica que no representa más que la punta del iceberg de una larga carrera como depredador.

En algunos recuentos, el número de víctimas se eleva a 95, con nombres como Angelina Jolie, Ashley Judd o Gwyneth Paltrow.

“El acusado se sirvió de su posición, de su dinero y poder para atraer mujeres jóvenes a una situación donde el pudiera abusarlas sexualment­e”, subrayó este viernes la fiscal Joan Illuzzi-Orbon en el tribunal de Nueva York.

Weinstein, que se declaró no culpable, hizo una mueca y alzó sus cejas al escuchar esas palabras. Salió en libertad con fianza de un millón de dólares (que pagó en

cash), deberá llevar un monitor de control electrónic­o en su tobillo y estar alejados de sus presuntas víctimas y sólo puede viajar entre la Gran Manzana y Connecticu­t.

Su abogado, Benjamin Brafman, se mostró desafiante a la salida del juzgado. “Weinstein no inventó el casting de sofá”, frase lanzada para enturbiar la moralidad de las

“Es una buena sensación verlo esposado”, dijo la actriz Rosa McGowan, una de las 95 víctimas

denunciant­es, a las que va a someter a escrutinio. “No hay evidencias de las imputacion­es. Defiendo conductas criminales, no malas conductas en una mala industria. Este tribunal no juzga malas conductas”, añadió.

Esta es la crónica de una detención anunciada. El jueves ya se indicó que el multimillo­nario del negocio del espectácul­o se entregaría a la policía. No hubo sorpresa. Temprano, sobre las 7.30 horas, se dirigió al cuartel del barrio de Tribeca. Llevaba unos libros, entre estos, Something Wonderful: Rodgers and Hammerstei­n’s Broadway Revolution –sobre los musicales realizados por ese dúo– y Elia Kazan: A Biography, de Richard Schickel.

No habló, pero en ese título había mensaje. Kazan sufrió la persecució­n de la caza de brujas del senador McCarthy, obsesionad­o con desvelar la conspiraci­ón comunista en la esfera intelectua­l.

“¿Harvey, te arrepiente­s”? o “¿Eres culpable?”, le preguntaro­n a gritos los periodista­s. Al cabo de un rato salió sin libros y esposado, rumbo al tribunal. Las preguntas lanzadas al aire se repitieron. Sin respuesta.

Una vez en los calabozos judiciales, Weinstein se convirtió en la atracción de los otros detenidos a la espera de audiencia. “Mantente erguido”, dice que le aconsejó otro de los arrestados.

La comparecen­cia ante el juez Kevidn McGrath fue breve y salió por la puerta trasera.

“Estos cargos suponen un progreso significat­ivo en el curso de esta investigac­ión en pleno curso”, remarcó Cyrus R. Vance jr., fiscal jefe de Manhattan. “La policía de Nueva York agradece a estas valientes supervivie­ntes su coraje”, según un comunicado.

Los investigad­ores no dieron el nombre de las dos mujeres de víctimas en esta causa. Trascendió, sin embargo, que una era Lucia Evans, abusada en el 2004.

Hoy, Harvey Weinstein ha dado el primer paso hacia su inevitable descenso al infierno”, señaló otra de sus víctimas, la actriz Asia Argento. “Las mujeres, por fin, confiamos en la justicia”.

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ANDRES KUDACKI / AP
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Harvey Weinstein, esposado y custodiado por dos investigad­ores, es paseado al salir del cuartel, rumbo a los juzgados
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SPENCER PLATT / AFP al salir del cuartel, rumbo a los juzgados

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