La Vanguardia

Sánchez descarta pactos con el independen­tismo

oeEl líder del PSOE pretende alargar la legislatur­a al menos un año en caso de ganar la moción de censura oeLos socialista­s aspiran a aplicar la agenda social votada en el Congreso y bloqueada por Rajoy

- Enric Juliana Madrid

“Estamos jugando al ajedrez aleatorio de Bobby Fischer”, señala uno de los hombres del círculo de confianza de Pedro Sánchez. También conocido como ajedrez 960, el juego ideado por el legendario campeón Fischer se basa en una colocación diferente de las piezas de la primera fila, dispuestas de manera aleatoria, con el rey siempre situado entre las dos torres. La segunda fila de peones no se altera y las demás reglas son las mismas que las del ajedrez clásico.

Habla el círculo de confianza de Sánchez: “Es apasionant­e el ajedrez 960. Es muy creativo. La moción de censura siempre la habíamos tenido en la cabeza. Estaba preparada, esperando el momento oportuno. La clave era hallar el momento adecuado, el momento en el que puedes tener el apoyo de la opinión pública. El momento se ha presentado esta semana con la sentencia del caso Gürtel y la detención de Eduardo Zaplana por corrupción, acontecimi­entos que están teniendo un fuerte impacto en la sociedad. La gente dice, ¡basta! La clave era encontrar el momento en el que la calle ya la tienes a favor antes de que te muevas. Nos mantuvimos unas horas en silencio después de conocerse la sentencia de Gürtel y todo el mundo comenzó a estar pendiente del PSOE. El día D (viernes 25 de mayo) registramo­s la moción de censura antes de lo previsto, para aumentar el factor sorpresa. Las cifras se mueven. Las encuestas cambian. Todo fluye. Después de ganar la calle, ahora toca ganar el Congreso”.

Disposició­n aleatoria de las piezas en la primera fila del tablero. Posiblemen­te todo habría sido distinto si la sentencia del caso Gürtel no hubiese coincidido con la clamorosa detención de Zaplana, uno de los hombres fuertes del aznarismo, investigad­o por una juez de València por blanqueo de capitales y cohecho.

La sentencia de Gürtel estaba en manos de la Audiencia Nacional y no es ningún secreto que los magistrado­s del tribunal esperaron a que el Congreso debatiese y aprobase los presupuest­os generales del Estado del 2018, antes de dar a conocer su sentencia. La alta magistratu­ra suele jugar ajedrez clásico. La jurisdicci­ón ordinaria no está tan condiciona­da por los vértigos de la agenda polízado tica madrileña. El juzgado número 8 de València, dirigido por

Isabel Rodríguez, jueza con fama de gran rigurosida­d y muy enemiga de las filtracion­es, ordenó la detención del exministro de Aznar el martes, un día antes del debate parlamenta­rio, cuando creyó haber reunido suficiente­s pruebas. Zaplana habría comen- a repatriar parte de una fortuna escondida en Luxemburgo y Panamá, que acumuló durante su mandato como presidente de la Generalita­t Valenciana mediante el cobro de sobornos. Su detención y encarcelam­iento acaba de hundir en la miseria al Partido Popular valenciano, batallón imprescind­ible para una hipotética

LA ESTRATEGIA

Los socialista­s recuperan la iniciativa tras meses de fatigosa invisibili­dad

EL DIAGNÓSTIC­O

Las últimas encuestas situaban al PSOE en una situación de notorio declive

recuperaci­ón electoral del maltrecho partido alfa. La caída del exministro también supone el definitivo destrozo moral del aznarismo, de la aznaridad y del aznarato –según prefiera el lector–, con José María Aznar sumergido como un submarino ruso en las profundida­des del Ártico, enviando señales en clave a Albert

Rivera para que Ciudadanos triunfe. “Nos estamos comiendo todas las miserias de la etapa de Aznar”, comentaban algunos diputados del PP en el Congreso, viendo venir que el escándalo Zaplana coincidirí­a en el tiempo con la sentencia del caso Gürtel.

Ajedrez aleatorio. El impacto en la opinión pública tampoco habría sido el mismo si la sentencia Gürtel no hubiese incluido la condena civil al Partido Popular y una explícita desautoriz­ación a las declaracio­nes de Rajoy en la Audiencia Nacional, cuando fue llamado a declarar como testigo. Un proyectil demasiado potente para el maltrecho blindaje del marianismo.

Inspirado en Bobby Fischer, o en Boris Spaski, el equipo de Pedro Sánchez no podía hacer otra cosa que presentar la moción de censura, si no quería correr el riesgo de desaparece­r definitiva­mente de las pantallas de los radares. Las últimas encuestas conocidas han sido muy malas para los socialista­s. Un sondeo de Metroscopi­a publicado hace quince días ubicaba al PSOE en cuarta posición, detrás de un PP hundido y de un Podemos en vías de recuperaci­ón. Ciudadanos estaba logrando una acrobacia insólita: ser el principal punto de apoyo de un Gobierno muy desgastado y aparecer al mismo tiempo como fuerza de oposición.

Ajedrez aleatorio en un florido mes de mayo: leídas las encuestas, Pablo Iglesias se metía en el jardín de Galapagar y Podemos sufría otro ataque agudo de estrés como consecuenc­ia del martilleo mediático. A Rajoy le caía encima la durísima entencia de Gürtel, agravada por el escándalo Zaplana. A Ciudadanos le chirriaba el acto de lanzamient­o de su plataforma electoral: la puesta de largo del aspirante a Macron español quedaba en manos de la cantante Marta Sánchez y su peculiar letra del himno español. Al PSOE no le pasaba nada. Parecía invisible. Inane. Era el momento de tomar la iniciativa. Jaque a Rajoy, por la vía Fischer, que en español también se podría traducir como táctica “aquí te pillo, aquí te mato”. Improvisac­ión.

¿Jaque mate? La moción socialista puede prosperar si el Partido Nacionalis­ta Vasco se suma a la predisposi­ción inicial de Esquerra Republican­a y de los diputados del PDECat en el Congreso. Soberanist­as catalanes y nacionalis­tas vascos podrían inclinar la balanza. Sánchez podría ganar la moción en contra de su más íntima voluntad, si el objetivo de la misma no fuese otro que el de recuperar la iniciativa política, perdida el pasado mes de octubre, cuando tuvo que colocarse junto al Gobierno para la aplicación del artículo 155 en Catalunya.

Podemos no pondrá ninguna condición. Aunque quisiera, no puede ponerla, después de su voto negativo a la investidur­a de Sánchez en marzo del 2016. Dificultar ahora una posibilida­d de cambio sería ruinoso para ellos. Iglesias viene reclamando una moción de censura socialista desde hace un año. El líder de Podemos subió a la tribuna del Congreso el 14 de junio del 2017 para censurar a Rajoy y descolocar a los socialista­s. No tenía los números, pero aquel debate dio a conocer a una oradora política de primera magnitud: Irene Montero.

Un año después, Iglesias y Montero se hallan en el insólito jardín de Galapagar, pendientes de una consulta interna en Podemos sobre la continuida­d de su liderazgo. También en Podemos se juega al ajedrez aleatorio. Iglesias y Montero previsible­mente ganarán la consulta interna, pero deberán cuidarse mucho en los próximos tiempos.

Podemos se ubica ahora en la línea portuguesa: apoyo externo a los socialista­s, si estos pueden gobernar. Acentuar la imagen de una izquierda responsabl­e, para intentar revalidar dentro de un año las alcaldías de Madrid, Barcelona, València (Compromís), Zaragoza, Cádiz, Santiago, Ferrol..., conquistad­as por la izquierda alternativ­a en un momento de gran irritación social.

Esquerra Republican­a, situada ahora en el papel de ala pragmática del soberanism­o catalán –después de haber desempeñad­o el rol contrario en los días más críticos de octubre del 2017– quiere un cambio de eje en la política española, para intentar salir del círculo vicioso y ofrecer perspectiv­as a los presos y presas de Estremera, Soto del Real y Alcalá Meco. “Con mirada de independen­tista no tiene sentido dudar de la necesidad de echar democrátic­amente al PP”, declaró ayer el diputado Joan Tardà.

Los diputados del PDECat (ex CDC) emiten en estos momentos casi en la misma longitud de onda que ERC, no así el círculo de Berlín. El núcleo de confianza de

Carles Puigdemont no esconde su rechazo a la moción socialista. “¿Qué ganarían los catalanes con ese cambio de Gobierno?”, se preguntaba el viernes Eduard Pujol, voz destacada de Junts per Catalunya. El círculo de Berlín no quiere apaciguami­ento. Quiere tensión. La tensión que cada día le proporcion­a Ciudadanos en un perfecto ejercicio de retroalime­ntación. El círculo de Berlín quiere insistir en la idea de que España es irreformab­le y que los jueces españoles están al servicio incondicio­nal el Gobierno, aserto que la dura sentencia Gürtel pone en duda. El círculo de Berlín tiene un problema en la actual coyuntura: apenas tiene diputados fieles en el Congreso.

Vienen semanas de alta tensión. La moción de censura tiene apoyo en la calle y podría triunfar como consecuenc­ia del ajedrez aleatorio, con jugada última otra vez en manos del PNV. Atención: los presupuest­os del 2018 aún no están aprobados. Falta la votación en el Senado, prevista para la semana del 19 de junio. Si la moción de censura se debate antes del 19 de junio, los nacionalis­tas vascos deberán pronunciar­se sin tener asegurados sus réditos presupuest­arios, que el Partido Popular podría bloquear en el Senado. Esta es el arma que le queda a Rajoy. La presidenta del Congreso, Ana Pastor, tiene la palabra.

Vienen días de mensajes apocalípti­cos sobre la estabilida­d económica. Sobre Catalunya. Y sobre los presos de ETA, que un gobierno socialista podría aproximar al País Vasco. La moción de censura no tiene fácil recorrido, pero nadie quiere salir hoy en defensa del quemado PP. Ciudadanos, que teme la jugada de Sánchez, se afana en promociona­r otro marco: ¡elecciones, ya! Ayer propuso pactar con el PSOE un candidato “instrument­al” que saque del poder a Rajoy y convoque inmediatam­ente a las urnas.

(El inventor del ajedrez aleatorio, Bobby Fischer, era un genio que acabó perdido en los laberintos de su prodigiosa mente. Murió refugiado en Reikiavik, capital de Islandia, ciudad que hizo famosa en 1972 por su gran desafío con el soviético Spaski, al que derrotó para mayor gloria de Estados Unidos).

ALBERT RIVERA Ciudadanos lucha para imponer otro marco narrativo: “¡Elecciones ya!”

PABLO IGLESIAS Podemos ofrece apoyo sin condicione­s al PSOE, siguiendo el modelo portugués

EL SOBERANISM­O ORGÁNICO ERC y PDECat simpatizan con la iniciativa, en busca de un nuevo contexto

LA MIRADA DE BERLÍN El círculo de Puigdemont recela, pero apenas tiene peones en el Congreso

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La iniciativa de Pedro Sánchez de presentar una moción de censura contra Mariano Rajoy después de la primera gran sentencia por el caso Gürtel está conmociona­ndo la vida política española. Una legislatur­a que nació con fórceps,...
DANI DUCH Una cartera en juego La iniciativa de Pedro Sánchez de presentar una moción de censura contra Mariano Rajoy después de la primera gran sentencia por el caso Gürtel está conmociona­ndo la vida política española. Una legislatur­a que nació con fórceps,...

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