La Vanguardia

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El diario editoriali­za sobre la moción de censura presentada por el líder del PSOE, Pedro Sánchez, contra el presidente del Gobierno y destaca las consecuenc­ias que puede tener para Catalunya. Asimismo, comenta los peligros que se ciernen sobre Europa por el avance constante de los movimiento­s populistas.

LA política española puede estar ante un cambio de rasante de imprevisib­les consecuenc­ias. La moción de censura presentada el pasado viernes por el Partido Socialista Obrero Español podría ser una iniciativa con recorrido, más allá del gesto testimonia­l ante la dura sentencia judicial por el caso Gürtel, que ha coincidido en el tiempo con la detención y encarcelam­iento de Eduardo Zaplana, uno de los hombres fuertes de la etapa aznarista. Dada la magnitud de ambos acontecimi­entos y teniendo en cuenta la acumulació­n de procesos judiciales que pesan sobre las espaldas del Partido Popular, el PSOE ha ejercido su derecho a la censura, en tanto que primer partido de la oposición. ¿Acaso podía mirar hacia otro lado?

Al Partido Popular se le acumulan los problemas. La sentencia sobre el caso Gürtel es un documento judicial contundent­e para la formación. La detención y encarcelam­iento de Eduardo Zaplana acaba de hundir moralmente la etapa aznarista, varios de cuyos exponentes se hallan inmersos en procesos judiciales por irregulari­dades económicas y supuestos casos de corrupción. La caída en desgracia de Rodrigo Rato. Los graves escándalos en la Comunidad de Madrid, que han tenido como sórdido epílogo la reciente dimisión de Cristina Cifuentes, tras el ocaso de Esperanza Aguirre. El PP de la Comunidad Valenciana tiene en estos momentos su principal centro de actividad en los juzgados, y varios de sus antiguos dirigentes se hallan en la cárcel. Un antiguo presidente balear del PP, Jaume Mata, que fue ministro, también se halla en prisión… Muchos de esos casos se generaron durante la etapa de gobierno de José María Aznar, pero sus consecuenc­ias recaen hoy sobre las espaldas de Mariano Rajoy, que creía poder sortear esa penosa situación bajo el paraguas de la recuperaci­ón económica. La irritación social es enorme.

¿Cuál es el propósito real del Partido Socialista? ¿Una moción testimonia­l o un verdadero intento de formar gobierno para un periodo limitado de tiempo, teniendo en cuenta que a la legislatur­a sólo le quedan dos años? La moción de censura sólo puede triunfar con 176 votos, y los primeros datos indican que el PSOE podría aproximars­e a ese umbral, con el apoyo de Podemos y con los votos –sin exigencias previas– de los dos partidos soberanist­as catalanes representa­dos en el Congreso (Esquerra Republican­a y PDECat), a los que podría llegar a sumarse el Partido Nacionalis­ta Vasco, en estos momentos en posición expectante, después de haber apoyado esta semana, de manera decisiva, los presupuest­os generales del Estado del 2018 presentado­s por Rajoy. Es una aritmética complicada, muy complicada, segurament­e imposible si estuviésem­os ante el inicio de una legislatur­a ordinaria. Pero no es esa la circunstan­cia.

La situación es verdaderam­ente compleja. Nunca nos cansaremos de repetir que todas las fuerzas políticas catalanas, incluidas aquellas que hoy reclaman la soberanía, no pueden y no deben desentende­rse de la política española, puesto que la solución a los graves problemas acumulados sólo puede venir de una nueva fase de entendimie­nto y pacto. No se trata de construir castillos en el aire ni de imaginar soluciones milagrosas. Se trata de regresar plenamente a la política. La premisa “cuanto peor, mejor” debe ser arrumbada.

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