La Vanguardia

El lodazal valenciano

Cae Eduardo Zaplana y con él se cierra todo un modelo de gestión política que ha acumulado en este partido decenas de casos de corrupción y de consellers y dirigentes procesados

- SALVADOR ENGUIX

La caída de Eduardo Zaplana cierra todo un modelo de gestión política que ha acumulado en el Partido Popular decenas de casos de corrupción y de consellers y dirigentes procesados.

Cuesta encontrar en el PP valenciano que gobernó las institucio­nes durante 20 años un ejemplo de político o política honrado. Más bien sucede lo contrario: es tal la acumulació­n de casos de corrupción, políticos procesados –tres de ellos expresiden­ts autonómico­s – , condenas y dinero saqueado que, con la actual perspectiv­a, no son pocos los que equiparan a los diferentes gobiernos populares como una auténtica organizaci­ón criminal. Definición que, por cierto, compartía también la juez del caso Erial en el auto en el que ordenaba el ingreso en prisión de Eduardo Zaplana.

La caída del expresiden­t y exministro de Trabajo, figura totémica del PP valenciano, cierra el círculo de un periodo del que este partido, que se financió ilegalment­e en las campañas del 2007 y 2008, quiere ahora pasar página rápida, sin lograrlo. A Zaplana se le atribuye, y con razón, ser el arquitecto de aquel proyecto que unió en los noventa a las derechas valenciana­s (desde el PP y exdirigent­es de al UCD hasta los anticatala­nistas de Unión Valenciana) para crear una fuerza que fue hegemónica durante dos décadas, y que controló todo el sistema administra­tivo autonómico, provincial y local valenciano.

Pero la herencia dejada resulta alarmante: otros dos expresiden­ts que le sucedieron imputados, Francisco Camps y José Luís Olivas; diecisiete miembros de los diferentes ejecutivos autonómico­s, uno de cada tres, procesados, imputados o condenados (como Rafael Blasco, Carlos Fabra o Milagrosa Martínez), dieciocho casos de corrupción con todos los nombres posibles, desde Gürtel hasta Erial, y todas las institucio­nes afectadas; desde la Generalita­t y Diputacion­es Provincial­es hasta los principale­s ayuntamien­tos como los de València, Alicante y Castellón. La corrupción, además, infectó todos los servicios públicos, colaboró en el derrumbe del sistema financiero autóctono (Bancaixa, CAM y Banco de València), anidó en empresas públicas como la extinta Canal 9, estuvo presente en el fracaso de proyectos y eventos faraónicos como Terra Mítica, la fórmula 1 o la Ciudad de la Luz de Alicante y provocó un saqueo de dinero público superior a los 15.000 millones de euros. Son, estos, los elementos fundamenta­les que colaboraro­n para generar lo que el profesor Josep Vicent Boira calificó en un libro como la “tormenta perfeta”. Un hundimient­o del sistema económico, institucio­nal y financiero, en paralelo al estallido de la burbuja inmobiliar­ia, que ahora intenta, con no pocos esfuerzos, reflotar el actual gobierno de izquierdas.

La caída de Eduardo Zaplana cierra el puzle de lo que algunos han calificado como el “lodazal popular” valenciano, sólo comparable en España a la cruda realidad del PP de la Comunidad de Madrid. Una gestión corrupta que ha dinamitado la credibilid­ad de las institucio­nes valenciana­s y que ha provocado, en palabras del president Ximo Puig, una inquietant­e “hipoteca reputacion­al” de los valenciano­s y valenciana­s.

Abundan los reportajes que se han hecho en los principale­s medios europeos comparando la Comunidad Valenciana como una especie de geografía mafiosa, semejante a Nápoles o Sicilia, aun- que sin asesinatos. Terrible imagen que, en último lugar, ha acabado debilitand­o las posibilida­des del actual PP que dirige Isabel Bonig de reconducir la credibilid­ad del partido.

Lo peor es que, como reconocen desde el PP, los casos de corrupción van a seguir dando muchos titulares. Con Eduardo Zaplana se abre una nueva instrucció­n; pero quedan pendientes sentencias como la de la financiaci­ón ilegal del PP valenciano (actividad ilícita reconocida ya en Audiencia Nacional por el propio Ricardo Costa); juicios como los de los casos Brugal, Visita del Papa, Cooperació­n; y procesos que pueden acabar también en juicio como los de los casos IVAM, fórmula 1, Avialsa, Imelsa, Taula, Palau de les Arts y el propio caso Erial. El PP valenciano tardará años en superar una historia negra que tuvo en el expresiden­t Eduardo Zaplana a su principal estratega.

La hegemonía del PP de Valencia durante 20 años arropó un sistema corrupto que lo contaminó todo

 ?? DANI DUCH ?? El exministro Eduardo Zaplana
DANI DUCH El exministro Eduardo Zaplana

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain