Emmanuel Macron
Manifestaciones en toda Francia contra la política y las reformas del Gobierno
Coyuntura delicada para Macron, que ayer vio como 250.000 personas protestaron en todo el país contra sus reformas, unas manifestaciones que se unen a la larga huelga de ferroviarios y a los disturbios en la periferia de Marsella.
La primavera del 2018 se está haciendo muy larga para Emmanuel Macron. No amainan las protestas contra la política económica de su Gobierno y contra las reformas que promueve. Ayer, la izquierda radical y una parte de los sindicatos organizaron lo que calificaron como “mareas humanas”, nuevas manifestaciones en las principales ciudades de Francia para mostrar que la contestación y el espíritu de lucha frente a la línea presidencial se mantienen fuertes.
Medio siglo después de la revuelta de Mayo del 68, el malestar en Francia resulta evidente, aunque la violencia en las calles ha sido hasta ahora limitada y no se atisba en el horizonte la amenaza de una huelga general como entonces.
Las movilizaciones de ayer fueron una iniciativa de Francia Insumisa, que dirige Jean-Luc Mélenchon, de otras organizaciones de izquierda radical y de sindicatos como la CGT. Según los organizadores, participaron unas 250.000 personas, una cifras que estimaciones independientes calcularon muy a la baja. Mélenchon desfiló en Marsella, su circunscripción. El secretario de la CGT, Philippe Martinez, lo hizo en París. Hacía tiempo que ambos dirigentes no coordinaban una acción reivindicativa como esta. No se sumaron el sindicato CFDT –más pragmático que la CGT– ni el Partido Socialista. Existe alergia a ser instrumentalizados por Mélenchon, que gusta de lanzar discursos incendiarios, de ecos históricos inquietantes para una parte de la ciudadanía. En Marsella, el líder de Francia Insumisa apeló a los presentes a “formar ese Frente Popular para que inicie una era de reparto, de renovación, de una nueva sociedad”. Mélenchon expresó su esperanza de que “la cabeza dura del señor Emmanuel Macron entienda el mensaje del pueblo popular”, al tiempo que recordó las medidas fiscales favorables “a los ricos”.
Los militantes anarquistas que suelen infiltrarse en estas protestas protagonizaron enfrentamientos con la policía y provocaron destrozos en París y Nantes. En la capital hubo 39 detenidos y siete heridos leves entre los antidisturbios.
Macron tiene varios frentes abiertos. El más serio es la huelga de ferrocarriles, que se prolonga desde el 3 de abril y puede extenderse hasta finales de junio. En el último encuentro con los sindicatos, el primer ministro, Édouard Philippe, ofreció que el Estado asumiría 35.000 millones de euros de la deuda total de 46.600 millones que arrastra la empresa nacional de ferrocarriles (SNCF). A los sindicatos, que se oponen sobre todo a la eliminación del estatuto laboral específico de los ferroviarios, esa concesión les pareció demasiado poco. Los paros continuarán.
Las protestas coinciden en Francia con signos preocupantes de deterioro creciente de la situación de orden público en los suburbios más degradados de grandes ciudades. Ha habido diversos episodios graves de violencia. Marsella ha sido protagonista por partida doble en los últimos días. Sólo 24 horas después de la visita del ministro del Interior, Gérard Collomb, dos hombres murieron tiroteados en los locales de una asociación deportiva
La situación en los suburbios de grandes ciudades se degrada: dos hombres mueren a tiros en Marsella
en la madrugada del sábado. Se investiga la hipótesis de un nuevo ajuste de cuentas entre bandas de malhechores. Las víctimas estaban jugando a cartas. Les disparó un enmascarado con un arma larga.
Con estas muertes, son ya 11 las personas que han perdido la vida en Marsella desde comienzos de año en circunstancias parecidas. Hace pocos días fue noticia la irrupción de un comando armado con fusiles kaláshnikov en unos suburbios del norte de la ciudad.