La Vanguardia

La seta más secreta

Las lluvias de mayo auguran una campaña histórica del ‘moixernó’, el hongo más preciado de primavera

- JAVIER RICOU

Pocas setas, por no decir ninguna, se buscan con tanto sigilo y discreción como se recolecta el moixernó. Es la seta estrella de la primavera y la más secreta de todas. Este hongo (calocybe gambosa) crece siempre en el mismo sitio y la ubicación de las moixeroner­es pasa de padres a hijos como si se tratara de una herencia. Las generosas lluvias de las últimas semanas auguran para este año una temporada histórica del moixernó. Es también la seta más autóctona. O dicho de otra manera, los conocimien­tos exigidos para encontrarl­a la convierten en un tesoro reservado para los habitantes de los territorio­s –principalm­ente en el Pirineo– donde crece.

El moixernó empieza a sacar la cabeza a mediados de mayo y la temporada suele durar hasta entrado el mes de junio. Aunque este año generoso en lluvias la floración de esos hongos en la campaña más temprana se ha retrasado algunos días y no se descarta, por lo tanto, que el fin de la temporada pueda alargarse. Es una seta que nace entre la hierba, dentro de las matas de boj y al final de la campaña entre los árboles de los bosques de pinos.

El moixernó es único, cuando se habla de estrategia de búsqueda, en el universo de las setas. Mientras que en otoño cualquier buscador puede probar fortuna y tener éxito con los rovellons, ceps, llanegas o fredolics adentrándo­se en un bosque, para triunfar con este preciado hongo de primavera hay que ir con el destino determinad­o. Sin conocimien­to del punto exacto en el que crece (informació­n que cuando se tiene, servirá de por vida), las probabilid­ades de encontrarl­o por casualidad son mínimas.

La hierba suele tapar estas setas y si no se conocen de antemano las moixeroner­es el buscador pasará a sólo medio metro del punto en el que nacen sin verlas. Esa hierba en la que crece el moixernó suele ser de un verde más oscuro que la del resto de la pradera. Es un indicador, pero el problema es que en un mismo prado hay otras muchas franjas de verde oscuro que no son moixeroner­es, por lo que para localizar la que esconde esos hongos hay que agacharse y palpar en cada tramo de hierba donde el color verde es más intenso. Después de probar fortuna decenas de veces y no obtener ningún éxito, lo normal es desistir.

Todo esto explica la discreción y secreto que rodean al moixernó entre la población autóctona de las zonas donde prolifera. Las salidas de esos lugareños se hacen con mucho sigilo para no ser vistos por el vecino. Hay muchas

moixeroner­es populares y conocidas por la mayoría de los habitantes de esos pueblos. En esos casos el éxito pasa por ser el primero en palparlas o en controlar los movimiento­s del resto de habitantes de pueblo para saber si alguien ha pasado ya o no por ese lugar.

Pero lo que hace único al moixernó es el secreto guardado en muchas casas, generación tras generación, sobre la ubicación de

moixeroner­es que nadie más conoce. Informació­n reservada al entorno más íntimo de cada familia. Nadie la desvela fuera de casa para asegurarse el éxito en las salidas. Así que todas las prevencion­es son pocas, cuando toca visitar esos lugares entre mayo y junio, para preservar ese tesoro como uno de los bienes familiares más preciados.

La ubicación de las ‘moixeroner­es’ pasa de padres a hijos como si se tratara de una herencia

 ?? MERCÈ GILI ?? La foto de estos moixernons se ha tomado lejos del lugar donde nacen; todas las prevencion­es son pocas
MERCÈ GILI La foto de estos moixernons se ha tomado lejos del lugar donde nacen; todas las prevencion­es son pocas

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