‘Voluntad’ retrata la maldad de la neutralidad en la Bélgica nazi
El belga Jeroen Olyslaegers (Mortsel, 1967) es un dramaturgo y novelista en lengua neerlandesa que ha sido reconocido con unos cuantos premios en su país. Sin embargo, no ha sido hasta ahora que ha dado el salto internacional, con una novela conmovedora, Voluntad (Seix Barral / Amsterdam), en la que destila la maldad de la neutralidad, de la equidistancia, en este caso entre nazis y judíos.
En la Segunda Guerra Mundial, en una Bélgica ocupada por la Alemania de Hitler sin demasiados obstáculos – “la ciudad se ha abierto de piernas frente a esos hombres”–, Wilfried Wils, el protagonista de esta historia, un joven con inquietudes poéticas, decide hacerse policía “para que no se lo lleven a Alemania a trabajar, y, en tanto que policía, ayuda a arrestar a la gente que se afana por zafarse de este mismo trabajo forzado”. De este modo, puede seguir viviendo en su ciudad, Amberes, con su gente.
La historia se plantea así: los alemanes utilizan a los policías para moverse por la ciudad y detener a los judíos. El cargo que imputan a los cabezas de familia es que “son refractarios”, es decir, que se niegan a hacer los trabajos forzados, pero además de al padre detienen a toda la familia –a su mujer y sus hijos– para meterlos en los trenes que los llevarán a los campos de concentración.
Ante las órdenes que recibe de los alemanes, Wilfried busca la equidistancia entre su compañero de patrulla, que intenta ayudar a los judíos a escondidas, y su mentor artístico, un antisemita que querría que desaparecieran de la faz de la tierra. Consigue salir airoso con su ambigüedad moral entre la víctima y el verdugo y no tiene cargos de conciencia. No será hasta una edad avanzada que la verdad le estallará en la cara, y entonces sentirá la vergüenza y la culpa que no sintió durante la ocupación nazi de su país.
Jeroen Olyslaegers ha conseguido explicar una historia demoledora, que pone el espejo ante la cara de la Europa contemporánea, subrayando “la maldad que habita en la neutralidad”, explica su editor.
Olyslaegers ha sido reconocido con los principales premios por sus obras teatrales y de narrativa, y también ha recibido el premio a su trayectoria por una obra marcada por un compromiso social en defensa de la libertad de expresión. Su última novela, Voluntad, traducida a las principales lenguas europeas, ha recibido los premios de crítica y público de Bélgica, y ahora la podemos leer en traducción de Marta Arguilé Bernal al castellano y de Maria Rossich al catalán.