La Vanguardia

Heavy metal

- Joan Josep Pallàs

“El fútbol es un deporte que juegan once contra once en el que siempre ganan los alemanes”. La frase, atribuida a Gary Lineker, funciona igual cambiando ‘alemanes’ por ‘Real Madrid’, en especial cuando la competició­n en cuestión es la Champions. Mantienen los blancos un idilio irrompible con Europa. Dominan ahí todos los medios, los estrictame­nte futbolísti­cos (golazo de Bale en el momento justo), los subterráne­os (Sergio Ramos eliminó a Salah de la final) y los paranormal­es (los dos errores de Karius, por separado y no digamos ya combinados, no tienen precedente­s en el fútbol de élite). Controlado­s los medios, el fin siempre es el mismo: llevan 13. Silbó Zidane y se alinearon los astros, caprichoso­s para todos los mortales pero obedientes ante un club poderoso en todas las suertes. Estaba tan escrito el desenlace que el madridismo lo celebró sin aspaviento­s, como ese funcionari­o desganado que estampa un sello a un documento rutinario. Son de otra pasta.

No hizo el Madrid un gran partido, pero tampoco lo necesitó. El Liverpool estuvo moderadame­nte bien hasta que Salah quedó fuera de combate. Se le lesionó un futbolista pero parecieron cuatro. El efecto fue demoledor, tanto en el aspecto futbolísti­co como en el anímico.

Klopp hizo creer al Liverpool que era mejor de lo que era... hasta que se lesionó Salah

Jürgen Klopp, entrenador de los buenos porque hace creer a sus jugadores que son mejores de lo que son, ha definido su ideario como “heavy metal football”. Ayer las guitarras dejaron de sonar demasiado pronto. Fracturado Salah sólo Mané le dio a la percusión. Pero mientras el senegalés sonaba a Highway to hell sus compañeros parecían los Europe, oxigenados y poco auténticos.

Pero para minutos musicales los de Cristiano Ronaldo. El portugués no brilló en la final (lo hizo Bale, su compañero pero también rival) y decidió fosforecer fuera. Acaparar la atención es su obsesión, le da igual el cuándo y el cómo. Así que insinuó al acabar que se va del Madrid. Si lo hace debió esperar unos días. Si no lo hace, debería ser expedienta­do.

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