Ingeniería con valor renovado
Tras un largo periodo en Miami, que arrancó en el 2004, donde pilotó el desembarco y la expansión de PGI Engineering en América, Aina Juliol (Girona, 1973) ha regresado a Catalunya para formar parte, como consejera ejecutiva, del nuevo equipo que tomará las riendas del grupo que fundó su padre, Josep Juliol, en 1992, que sigue como presidente pero se retira del día a día. Es un cambio generacional que conlleva una reestructuración del consejo de administración, en el que además de ellos dos están Joan Figueras, David Tuset y Carme Trull, socios directores. Y también el inicio de una etapa que debe comportar, según explica, una “reinvención de la compañía” que ponga el acento en la “puesta en valor, más necesaria que nunca, de la ingeniería dedicada a las instalaciones” porque, asegura, “además de construirlos bien, los edificios tienen que funcionar correctamente”.
Prueba del escaso reconocimiento que tiene la actividad a la que se dedica PGI es lo que se paga por ella. “Los precios de hoy son prácticamente los mismos que había en el comienzo de la crisis –lamenta Aina Juliol– cuando la situación ahora es muy distinta, la construcción pasa por un buen momento”. En esta línea, el grupo se ha propuesto renovar su imagen y vincular su marca no sólo a su actividad tradicional (la redacción de proyectos integrales de instalaciones de electricidad, climatización, ventilación, agua y saneamiento, robótica y domótica, acústica, telecomunicaciones, seguridad...), sino también a los servicios que ofrece a sus clientes, ya sean arquitectos, promotores, gestores o cualquier inversor patrimonialista, “para acompañarlos en cualquier fase del proceso de edificación, ayudándolos a tomar decisiones” en aspectos como el “uso y el tamaño del inmueble, la funcionalidad, los costes, el retorno de la inversión o el cumplimiento de la normativa”.
El reenfoque de PGI Engineering está impulsando las actividades de consultoría y certificación, dos campos que la nueva consejera ejecutiva ve con futuro. La firma tiene 150 empleados y factura 11 millones de euros. Su previsión es crecer de manera sostenida para alcanzar 13 millones en tres años y 15 millones en cinco. Cerca del 30% del negocio viene del extranjero. Como muchas empresas del sector, durante la crisis se internacionalizaron. Y esta sigue siendo una de sus apuestas estratégicas. El grupo tiene oficinas en Girona, Barcelona, Madrid, Tarragona, Terrassa, Casablanca, La Paz, Lima, Ciudad de México, Monterrey, Potosí, Miami y París.
En la extensa cartera de proyectos de PGI figuran, entre otros los proyectos de instalaciones de las sedes barcelonesas de
Gas Natural Fenosa, Endesa, Indra o RBA y de la madrileña de Telefónica, de la clínica Girona, del nuevo Miniestadi del Barça, de la terminal de cruceros de Carnival de Barcelona, de la basílica de la Sagrada Família, la certificación Breeam de la nave logística de Amazon en El Prat .... En el extranjero, la remodelación del hotel Mandarin de Londres, el edificio The Bond y la torre Aston Martin en Miami, la torre Bora en Ciudad de México, el complejo Esfera en Monterrey, la Ciudad Financiera de Casablanca, de la mezquita de Jubaïl, en Arabia Saudí, o el metro de Doha.
“Ser mujer no ha sido nunca un inconveniente para mí –explica la directiva–. He estado en este mundo tan masculino desde muy jovencita; de pequeña acompañaba a mi padre a trabajar a las instaladoras donde desarrolló su carrera antes de crear PGI y luego a los 18 años empecé a tiempo completo en la ingeniería y he ido creciendo en este círculo”. Se siente muy cómoda en la construcción. “Me encanta ver que cada vez hay más mujeres en posiciones relevantes, tanto directivas como ejecutivas y de producción –prosigue–; quizá todavía no tantas como querríamos en ingeniería, pero sí en promotoras, constructoras, comercializadoras inmobiliarias...” Y no cabe duda de que su nueva responsabilidad es un paso más hacia esta normalización.
“Además de construirlos bien, los edificios tienen que funcionar correctamente”