Cristiano da marcha atrás y dice que estará el año próximo
El Madrid se reunirá con el agente del jugador para aumentarle el sueldo y cerrar la crisis
Cristiano trató de arreglar en la fiesta de la celebración de la Champions el desaguisado que montó minutos después alzarse el Madrid con la decimotercera. El crack se despidió de Cibeles con un “hasta el año que viene, chicos”, lo que resultaría un desmentido en toda regla a su anuncio de despedida sobre el césped del Olímpico de Kíev. Sus palabras llegaron después de recibir un baño de cariño por parte de los aficionados presentes en los festejos, la mayoría muy jóvenes. El momento más emotivo de la fiesta llegó cerca de las once de la noche en el Santiago Bernabeu, cuando toda la plantilla interrumpió el discurso del portugués para rodearle saltando y cantándole “Cristiano, quédate”.
Fue una constante del madridismo que se congregó en los diferentes actos y escenarios para celebrar la nueva orejona. Los hinchas optaron por pasar página y no hacer sangre, aunque las redes sociales se mostraron muy duras con el crack a lo largo de todo el día. La directiva prefirió creer que todo fue un calentón, pero la ristra de desencuentros entre Florentino Pérez y Cristiano es ya tan larga que a nadie se le escapa que la cuerda podría romperse en cualquier momento.
Lo cierto es que no hay precedentes de una victoria en una final de la Champions que derive en un embrollo como en el que metió Cristiano al Madrid en Kíev. Lo que debería haber sido el inicio de unos días de euforia para saborear un éxito histórico se convirtió en un enredo gigantesco que dejó el éxito en segundo plano y sacó a la luz viejos problemas nunca resueltos del todo.
En un primer momento, el madridismo se quedó atónito ante la deslealtad de su gran estrella, que en un momento de extraordinario simbolismo anteponía su ego personal a la felicidad general. En lugar de enorgullecerse de formar parte de un equipo de leyenda, Cristiano se ganaba el foco insinuando estar deseando cambiar de aires, supuestamente harto de los agravios de un presidente que le ha racaneado el aumento de sueldo prometido, que se ha pasado el año flirteando con Neymar, al que halagó con desmesura la misma noche que entregaron el quinto Balón de Oro a Cristiano, y de un club que no le ha sabido defender como cree merecer ni cuando le sancionaron con cinco partidos a principios de temporada por su expulsión en el Camp Nou o ante la supuesta voracidad recaudatoria de Montoro y el fisco español.
Hora y media después de sus declaraciones a pie de césped, Cristiano pasó por la zona mixta y trató de matizar sus palabras. Negó que hubiera dicho taxativamente que se iba y alegó que se había sacado de contexto su declaración. En el club no niegan la gravedad de los sucedido, pero creen que horas después Cristiano ya estaba arrepentido de su proceder y que todo se arreglará, como siempre, en una conversación entre José Ángel Sánchez y Jorge Mendes, una reunión que el club quiere que sea en un plazo muy breve.
El problema es que no es la primera vez que se produce una pataleta de Cristiano de este tipo, sino que viene siendo una costumbre que el vestuario cada vez tolera
peor. Sergio Ramos se lo echó en cara ante los micrófonos: “Si hubiera marcado, no habría dicho nada”. Cuando le dijeron que Bale también había insinuado que se quería ir, se lo tomó con humor: “Al final nos vamos a ir todos”.
Lo cierto es que a Florentino Pérez todo esto no le hizo ni pizca de gracia. Sus afines reconocen que el lío le amargó la noche. Cuando le preguntaron qué le parecía lo que había dicho Cristiano se olvidó del presidente paternalista que a veces quiere ser y sacó al empresario que lleva dentro: “Esto no se trata de que se quiera ir o no. Se queda porque tiene contrato”.
Menos duro estuvo la temporada pasada, más o menos por estas fecha,s cuando Cristiano, tras ganar en Cardiff, soltó en A Bola que se largaba. Entonces el Madrid tapó el enfado con una promesa de aumentarle el salario de 23 a 30 millones. Luego, pasó lo que pasó. No hubo aumento, y encima Neymar quebró la banca y a Messi le renovaron por una millonada, todo mientras Cristiano ganaba su quinto Balón de Oro y conducía al equipo hacia la decimotercera.
Lo que pueda pasar a partir de ahora con el jugador suena a escenario conocido. Cristiano se irá al Mundial de Rusia y al madridismo le quedará un cierto sabor amargo y un poso de incertidumbre. La cuerda sigue tensándose. Así, hasta la siguiente crisis.