Temporada de récord para los deportes de aventura
Las actividades en aguas bravas abren una temporada con previsiones inmejorables en el Pirineo
El negocio de los deportes de aventura afronta la temporada 2018 con las aguas muy bravas. Las repetidas lluvias caídas las últimas semanas y la gran acumulación de nieve que aún queda en las cotas más altas de las montañas serán esta campaña el principal reclamo publicitario de las más de doscientas empresas que venden aventura en el Pirineo. Desde esos negocios se asegura que esta primavera la adrenalina se disparará a chorros.
La catedral del universo de estas actividades se llama Noguera Pallaresa. Hace ya unas semanas que la temporada ha arrancado en ese río que surca las dos comarcas del Pallars. Ha sido un estreno más acelerado de lo normal. El incremento del caudal por el deshielo y las tormentas de mayo han obligado a limitar algunos días estas últimas semanas los descensos de rafting. Las aguas bajaban demasiado bravas, y la prudencia se impuso a la búsqueda de emoción.
Los remolinos están ahora más calmados, y el Noguera Pallaresa presenta en estos momentos unas condiciones inmejorables, por no decir históricas, para todas las actividades relacionadas con el agua gracias al generoso caudal del río. Es la mejor noticia para los amantes de la aventura. “Esta óptima situación se va a mantener en las próximas semanas, lo que sin duda van a agradecer esta primavera nuestros
clientes”, augura Manel Irimia, propietario de Rafting Llavorsí.
Lleida concentra el mayor volumen de negocio de esta industria de la adrenalina. En esta provincia se venden alrededor de 325.000 servicios relacionados con el agua. El rafting sigue siendo la actividad más contratada, lo que explica que las empresas se esfuercen en renovar, año tras año, el material, tanto en lo referido a las barcas como a los equipos de neopreno que se enfundan los clientes. Para Irimia, con
más de dos décadas de experiencia en el mundo de la aventura, “la permanente renovación del material resulta clave si se quiere ofertar un servicio de calidad, que es lo que demanda el cliente actual”. Como la profesionalidad de los monitores. Al igual que ocurre en algunas estaciones de esquí –que consideran un lujo contar con profesores veteranos–, el rafting (esta actividad es mucho más reciente) empieza a presumir también de tener entre su plantilla a experimentados monitores que pasan de los 50 años para capitanear las barcas. Se estrenaron en este trabajo hace ya tres décadas y siguen remando en el río.
Fueron los franceses los que descubrieron hace ahora treinta años el tesoro escondido en las aguas de ese río del Pallars. Empresas del otro lado de la frontera empezaron a traer clientes para descender con barcas el Pallaresa, y eso despertó el interés de los vecinos autóctonos por un negocio ahora convertido en un autentico motor económico en muchas comarcas del Pirineo.
El Noguera Pallaresa está considerado uno de los mejores ríos de Europa para las actividades acuáticas. A esta industria se han ido sumando en los últimos años empresas creadas junto a los cauces del Noguera Ribagorçana, el Garona y el Segre.
El negocio no para de crecer en el Pallars. La última inversión, con la ayuda de las administraciones, prevéunaobrasparaincrementarlanavegabilidadenelPallaressa.Cuando se acometan esos trabajos –estaba previsto acabarlos esta primavera, pero las obras se han retrasado– será posible navegar por ese rio desde Llavorsí hasta el pantano de Sant Antoni (Tremp) sin bajarse de las barcas, un descenso de 50 kilómetros, lo que permitirá organizar excursiones que duren todo el día. Esa inversión hará factible comparar la oferta del Noguera Pallaresa con los descensos que se hacen en ríos del Gran Cañón del Colorado.
El cliente que compra aventura en el Pirineo sigue siendo, en su gran mayoría, catalán. Más del 70 por ciento de los servicios vendidos la temporada del año pasado los compraron clientes de Catalunya, sobre todo de Barcelona. Los clientes que se desplazan del resto de España rondan el 15 por ciento del público total, a los que siguen muy de cerca (alrededor del 11 por ciento) los turistas extranjeros.
Esta actividad turística es eminentemente familiar, aunque cada año se trabaja más para atraer a grupos de escolares que son los que dan vida al río entre semana. El rafting es la actividad que más crece, mientras que la venta de servicios de descensos por barrancos o kayak se mantiene estable.