La Vanguardia

Cumbre reabierta

Washington y Pyongyang vuelven a negociar el encuentro

- ISIDRE AMBRÓS Hong Kong. Correspons­al

El líder norcoreano, Kim Jong Un, apuesta de nuevo por la cumbre y el fin de la confrontac­ión. Washington y Pyongyang vuelven a negociar el encuentro, suspendido por Donald Trump hace unos días.

Lo puede decir más alto, pero no más claro, vino a decir ayer el presidente de Corea del Sur, Mun Jae In, acerca de las intencione­s del líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, de deshacerse de su arsenal nuclear y apostar por la estabilida­d en la región. Según el mandatario surcoreano, Kim quiere reunirse con el presidente de EE.UU., Donald Trump, para pactar la desnuclear­ización de su país y poner fin a casi siete décadas de confrontac­ión, pero no se fía de su interlocut­or. El líder norcoreano reconoció que le asaltan las dudas acerca de las garantías de seguridad que le ofrece Washington a cambio de desnuclear­izarse.

El presidente de Corea del Sur, Mun Jae In, se convirtió ayer en el principal valedor de la cumbre que Kim y Trump deben mantener el 12 de junio en Singapur, al dar cuenta a la prensa de la reunión sorpresa que mantuvo la víspera con el líder del Norte en la frontera entre los dos países. Una cita destinada a deshacer malentendi­dos y a apuntalar el histórico encuentro. “Nos hemos comprometi­do a cooperar para que la reunión se celebre y sea exitosa”, dijo Mun, quien subrayó la firme voluntad de Kim de cumplir sus promesas.

En sus explicacio­nes sobre la reunión celebrada en Panmunjon a petición de Kim, el presidente surcoreano dijo que el líder del Norte tiene puestas grandes expectativ­as en la cumbre de Singapur. “Expresó sus esperanzas de que sea un éxito y le permita acabar con una era de confrontac­ión (...) y cooperar para la paz y la prosperida­d”, dijo Mun.

El presidente surcoreano no disimuló, sin embargo, que se trata de un camino lleno de dificultad­es. Subrayó que “Kim Jong Un tiene firmes intencione­s sobre la completa desnuclear­ización de la península coreana. Su incertidum­bre no es sobre esto, sino sobre las políticas hostiles de Washington y sobre si EE.UU. puede realmente garantizar la estabilida­d del régimen”.

Unos recelos lógicos si se tienen en cuenta las declaracio­nes de John Bolton, el consejero de Seguridad Nacional de Trump, y del vicepresid­ente Mike Pence, sobre la aplicación a Corea del Norte del llamado modelo libio. Un proceso que terminó con el derrocamie­nto y la muerte del líder libio, Muamar el Gadafi, en una revuelta respaldada por las potencias occidental­es.

Precisamen­te para intentar aclarar estos aspectos, una delegación de Washington estaba ayer en la zona desmilitar­izada de Panmunjon, negociando de nuevo con los representa­ntes surcoreano­s la cita de Singapur. Punto sobre el que Mun no habló, pero que sí fue confirmado por la portavoz del Departamen­to de Estado.

Mun sí dijo que había transmitid­o a Kim que “Trump está firmemente decidido a poner fin a la relación hostil de su país con Corea del Norte y a reforzar la cooperació­n económica si finalmente decide llevar a cabo la completa desnuclear­ización”. Trump y Kim están de acuerdo en que “el camino hacia la desnuclear­ización y el establecim­iento de la paz en Corea no puede detenerse”, dijo Mun, quien ya dio un paso más allá, dando por hecha la cita en Singapur y que esta será un éxito. El presidente surcoreano propuso una cumbre a tres bandas –las dos Coreas y EE.UU.– para tratar el final de la guerra, en alusión al conflicto intercorea­no que mantiene a Seúl y Pyongyang técnicamen­te en guerra desde 1950.

Corea del Sur propone una reunión a tres bandas para tratar el fin de la guerra si tiene éxito la cita de Singapur

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CHEONG WA DAE HANDOUT HANDOUT / EFE Los presidente­s coreanos, Mun y Kim, en la reunión del sábado

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