Andalucía pasa de Torra
La comunidad apenas ha debatido lo escrito por el president porque la controversia se percibe como un choque entre catalanes, no entre catalanes y andaluces
La comunidad apenas ha debatido lo escrito por el president porque la controversia se percibe sólo como un choque entre catalanes.
Los políticos y ciudadanos andaluces se han tomado con una absoluta y total indiferencia la elección de Quim Torra como nuevo presidente de la Generalitat. Tampoco sus comentarios y opiniones acerca de los españoles han merecido especiales reproches, al menos en público. Los andaluces están preocupados por problemas como el desempleo, el deterioro de la sanidad o la falta de seguridad en el Campo de Gibraltar, entre otros muchos. El tema de Catalunya ya cansa, y mucho. “Hemos pasado de Guatemala a Guatepeor, pero ahora estamos a otras cosas”, señala un político cercano a la presidenta de la Junta, Susana Díaz.
De hecho, únicamente la presidenta de la Junta y el portavoz parlamentario de Ciudadanos, Juan Marín, se han referido al nuevo president y lo han hecho simplemente de pasada. El resto de las formaciones políticas han guardado silencio porque consideran que “Catalunya ha entrado en bucle” y la designación de Torra no aporta nada distinto a la situación.
Detrás de esta indiferencia hacia los últimos movimientos políticos en Catalunya se encuentra el cansancio ante unos vaivenes difícilmente comprensibles para el andaluz medio, así como la convicción de que la división es entre catalanes, y no entre catalanes y españoles en general, o catalanes y andaluces en particular. “Muchos de los andaluces que fueron a Catalunya en las primeras migraciones de los años cincuenta o sesenta han fallecido o han regresado a sus pueblos a pasar la jubilación. Sus hijos y nietos han nacido, viven y se consideran catalanes como el que más. Y como en toda colectividad grande, hay opiniones diversas. Desde quienes son independentistas a tiempo completo a quienes se consideran a la vez catalanes y españoles. No se puede generalizar”, señala Antonio Carmona, profesor de Sociología en la Universidad de Sevilla.
Susana Díaz apenas dedicó algunas palabras al nombramiento de Torra, ni a sus comentarios en Twitter o sus escritos periodísticos. Más importancia le concedió a la presencia de Quim Torra en la puerta de la sede del PSOE en Ferraz durante los acontecimientos del 1 de octubre del 2016, que desembocaron en la defenestración del entonces secretario general, Pedro Sánchez, y la constitución de una gestora en el partido.
“Es normal que yo no le gustara entonces ni le guste ahora a Quim Torra, yo he defendido siempre la unidad de España y la igualdad de todos los españoles”, señaló Díaz en Córdoba con una frase que no se sabe si iba dirigida directamente al político catalán o se trataba de un torpedo destinado a la línea de flotación de Pedro Sánchez.
Mucho más explícita fue la reacción de Mario Jiménez, portavoz parlamentario socialista, quien se pregunta qué hacía Torra en la puerta de Ferraz. “Se trata de un señor con una ideología xenófoba, racista, supremacista y con unas ideas que en nada se corresponden a la ideología y el pensamiento del PSOE”, remarcó. “Los socialistas andaluces siempre estaremos en contra de aquellos que quieran llevarse por delante nuestro orden constitucional, nuestro Estado de derecho, que quieren acabar con la igualdad de oportunidades de todos los españoles, la ley y la Constitución en este golpe institucional que se ha querido dar a la democracia”, aseguró Jiménez.
La percepción generalizada de que “Torra es mucho peor que Puigdemont” existe y un informático granadino en paro, Pablo Haro, se ha significado por su creación de la Enciclopedia Xenófoba de Quim Torra, en la que recopila 440 entradas que demostrarían la existencia de una “ideología supremacista”. José Ignacio Rufino, profesor y columnista, escribe que “Quim Torra, lejos de abrir espacios al diálogo y la negociación, ha dejado claro que él va a lo que va, a seguir el mandato de su pueblo, a declarar la República más pronto que tarde. Quim es un apóstol, un soldado: su encomienda es histórica, no dará un paso atrás”.
Esta percepción negativa hacia Torra no se suaviza por la existencia de unos tuits en los que el nuevo presidente de la Generalitat ensalzaba la figura y la obra de Blas Infante, el padre de la patria andaluza, que después de décadas de olvido es ahora reivindicado por los socialistas, en especial por Susana Díaz, como el referente ideológico de la nueva Andalucía. Torra publicó esos comentarios en agosto del 2016, con motivo del octogésimo aniversario del fusilamiento de Blas Infante por elementos fascistas en una cuneta de la carretera que unía Sevilla con Carmona.
Infante mantuvo intensas relaciones con los movimientos nacionalistas catalán, vasco y gallego y en 1934 visitó en la cárcel del Puerto de Santa María a Lluís Companys, que había sido encarcelado a consecuencia de los sucesos de octubre, una situación que guarda fuertes paralelismos con la actual.
También con desgana reaccionó Juan Marín, líder de Ciudadanos, a las preguntas sobre Torra. Tras lamentar que se haya elegido como president “a una persona que es todavía más radical que Carles Puigdemont”, constató que se trata de una “mala noticia que llevará a más división y más luchas internas en Catalunya, y eso no es bueno para el crecimiento económico ni para los ciudadanos de todo el país”. En este sentido, Marín, en la línea que viene defendiendo Ciudadanos, insistió en que no se levante la aplicación del artículo 155 de la Constitución hasta que no se tenga la certeza absoluta de que “Quim Torra va a respetar el Estado de derecho y la Constitución”.
Los políticos se han visto forzados a opinar ante los medios, pero la sensación es que Catalunya ya cansa