Colombia vivirá una segunda vuelta polarizada entre Duque y Petro
El uribista gana las presidenciales, pero irá al balotaje con un rival de izquierda
Colombia se normaliza. Los resultados oficiales de la primera vuelta de las presidenciales de ayer, así como la tranquilidad de la jornada, confirman la normalización de la vida política de un país que deja atrás más de medio siglo de conflicto armado. El derechista Iván Duque y el izquierdista Gustavo Petro pasarán a la segunda vuelta del 17 de junio, en que los colombianos podrán decidir entre dos modelos opuestos de país pero sin la amenaza de la violencia. Abogado y senador de 41 años, Duque ganó ayer con el 39% de los votos, mientras que Petro, economista, exalcalde de Bogotá y exguerrillero del M-19, de 58 años, quedó segundo con el 25%.
Tras ellos, tres candidatos cuyos votos decidirán dentro de tres semanas la elección del próximo mandatario de Colombia: el matemático y exalcalde progresista de Medellín, Sergio Fajardo, con casi el 24% de los votos; el exvicepresidente Germán Vargas Lleras, apoyado por el partido del actual presidente conservador Juan Manuel Santos, con el 7%; y el jefe de la delegación gubernamental que negoció los acuerdos de paz de La Habana con las FARC, Humberto de la Calle, que se quedó con el 2%.
Aunque al cierre de esta edición, la diferencia entre Petro y Fajardo era muy estrecha –poco más de 200.000 votos– los analistas electorales aseguraban que las probabilidades de que el exalcalde de Medellín desbancara al exedil bogotano eran casi nulas. La probable alianza entre ambos candidatos progresistas marcará una segunda vuelta que se prevé muy polarizada.
La jornada se celebró con una normalidad de la que no siempre disfrutaron los colombianos para poder votar a lo largo de su historia. Las de ayer fueron las primeras elecciones presidenciales sin la existencia de las FARC. La disuelta guerrilla, convertida en partido político con las mismas siglas –Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común–, ha dejado de ser un actor político relevante después del fracaso cosechado en las pasadas legislatiEn vas de marzo, donde apenas alcanzaron el 0,5% de los votos. Poco antes de las legislativas, el presidenciable de la nueva formación y excomandante en jefe guerrillero, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, ya anunció que desistía de postularse, oficialmente por su frágil estado de salud, pero también por su baja expectativa electoral. No obstante, la campaña estuvo centrada en la posible revisión de los acuerdos de paz, aprobados ya en referéndum.
“Quiero gobernar Colombia sin espejo retrovisor, mirando hacia el futuro de nuestro país, quiero un país de legalidad, de lucha frontal contra la corrupción, que siempre haya seguridad en todo el territorio”, indicó Duque tras votar en Bogotá. El candidato derechista es el único de los cinco que quiere revisar los acuerdos con las FARC.
cambio, Petro avala totalmente los términos de la paz con la guerrilla. El exalcalde también votó en la capital colombiana y volvió a advertir de la posibilidad de fraude que denunció hace una semana, cuando aseguró que el Gobierno pretendía manipular informáticamente los resultados para que Vargas Lleras pasara a segunda vuelta. “La garantía hoy no la da el Estado, la da la ciudadanía”, dijo Petro tras sufragar, llamando a los votantes a grabar con sus móviles “cualquier tipo de delito, de fraude” y subirlo a las redes sociales. “Este debate electoral es entre las maquinarias corruptas y las ciudadanías libres”, añadió Petro.
Duque, candidato del Centro Democrático (CD) del expresidente Álvaro Uribe, ha basado su campaña en cuestionar los acuerdos con la guerrilla, para los que pide su revisión. Especialmente en lo referente al condescendiente cumplimiento de las penas que debe dictar el tribunal especial creado para juzgar a los líderes guerrilleros; también
Los colombianos votan en las primeras presidenciales sin la amenaza de la violencia guerrillera
Las FARC, convertidas en partido con las mismas siglas, han dejado de ser un actor político relevante
quiere impedir la participación en política de los excomandantes revolucionarios y asegura que no han entregado todas las armas ni el dinero proveniente del narcotráfico. Económicamente, Duque es un liberal que confía en la iniciativa privada y en el libre mercado. Aunque él mismo se define como “conservador”, también asegura ser de “extremo centro” y es percibido como el representante más progresista del uribismo.
Por su parte, Petro apuesta por la intervención del Estado en la economía para acabar con las grandes desigualdades que tiene Colombia, lo que le ha valido ser acusado de “castrochavista” por Duque y la derecha. Sin embargo, su movimiento, Colombia Humana, no esgrime un discurso extremista, sino más bien equiparable a los nuevos partidos progresistas que critican el poder del establishment económico, contra el que ya se enfrentó en su etapa de alcalde. Además, recientemente se desmarcó del régimen chavista con ocasión de la controvertida reelección de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela, al que tildó de “incapaz”. Petro no reconoció la legitimidad de la victoria de Maduro y dijo que “Venezuela transita a un doloroso camino de secuestro de la democracia”.