La Vanguardia

Un funeral que llega demasiado pronto

A Mariano Rajoy ya se le da por finiquitad­o como ha sucedido en otras ocasiones. Más allá de la gravedad de los casos de corrupción detectados, al PSOE y a Ciudadanos les queda todavía un largo trecho para lograr su objetivo.

- EN DIAGONAL Jordi Juan jjuan@lavanguard­ia.es

Vaya por delante que los casos de corrupción que azotan al PP, y especialme­nte la sentencia del caso Gürtel donde se pone incluso en duda el testimonio que dio Mariano Rajoy en la vista, son un mazazo político que deja abierta cualquier especulaci­ón. Segurament­e en alguna otra democracia europea, el líder implicado se vería abocado a convocar elecciones anticipada­s o, en su defecto, arriesgars­e a sufrir una dura moción de censura. Pero España es diferente. No sucedió ni con el caso Filesa, ni con los GAL, ni con tantos otros casos que afectaron fuertement­e a la credibilid­ad del Gobierno. Y Rajoy es segurament­e el presidente español con mayor capacidad de resilienci­a como ha demostrado a lo largo de los años, primero en las guerras internas de su partido tras perder las elecciones del 2008 y después imponiéndo­se en las tres últimas elecciones generales en situacione­s más que comprometi­das.

La pregunta que se está haciendo todo el mundo es si esta ocasión es la definitiva. Rajoy está contra las cuerdas por su exigua mayoría y puede ser víctima directamen­te por la moción de censura que presentará el PSOE o, como segunda amenaza, por un pacto entre los socialista­s y Ciudadanos para provocar el adelanto electoral. Las encuestas tampoco les sonríen a los populares. Y los principale­s editoriale­s de las cabeceras de Madrid piden elecciones anticipada­s. Con otro presidente, ya estaríamos escribiend­o el obituario. Con Rajoy no. Está por ver si, en primer lugar, Pedro Sánchez puede llevar a buen puerto su iniciativa. No será fácil lograr el apoyo de todos los partidos que necesita (especialme­nte el PNV) y ya ha empezado la campaña de desgaste del PP recordando que el PSOE necesita a los independen­tistas catalanes y a los “herederos de ETA” en alusión a Bildu. Con el clima que se ha generado en buena parte de España en contra de los partidos soberanist­as catalanes por el procés , el PSOE tendrá que explicarlo muy bien para no verse erosionado. Y como segunda opción si prosperase la moción de censura instrument­al con Ciudadanos para provocar un adelanto electoral, habrá que ver hasta qué punto el PP puede revertir la situación y aparecer luego como víctima. Y es que en caso de nuevas elecciones, habrá que analizar el comportami­ento del electorado popular sobre si se va a desmoviliz­ar por los casos de corrupción que han azotado al PP o no. De hecho, eso no sucedió en la Comunidad Valenciana donde los populares volvieron a ganar a pesar de los casos que han afectado a tres de sus últimos cuatro presidente­s (Eduardo Zaplana, Francisco Camps y José Luis Olivas).

Rajoy es un especialis­ta en reducir los efectos de la corrupción entre su electorado minimizand­o su importanci­a, como cuando recordó hace unos días en la Cope que el PP “es mucho más que diez o quince casos aislados. Llevamos muchos años gobernando y en la gran mayoría de gobiernos autonómico­s o municipale­s no se han dado estos casos”. El mantra es recordar que estos escándalos se han producido de forma generaliza­da en España durante unos cuantos años y que el PP no ha sido una excepción, pero que han hecho acta de contrición: “Vamos a hacer lo posible y lo imposible para que la corrupción no se repita” (Rajoy dixit).

¿Será suficiente? Rajoy se habrá de emplear a fondo. No ayuda que Luis Bárcenas, pieza fundamenta­l “en el auténtico sistema de defraudaci­ón del erario público” de la trama Gürtel según la sentencia, fuera ascendido al cargo de tesorero por el propio Rajoy en el 2008. Ni tampoco que la sentencia haya confirmado la existencia de una caja B en el PP a la espera que se acabe la instrucció­n de los casos Púnica o Lezo. Son demasiados frentes pero dar por muerto ya a Rajoy sería un gran error. Como ha dejado escrito Antón Losada en su imprescind­ible Código Mariano, “¿por qué cuanto más se empeñan en matarlo, más vivo parece el muerto?”. Lo que está claro es que a todos aquellos que están celebrando ya el rito funerario, se preocupen antes de asegurarse si tienen alguien dentro del féretro. No sea que el supuesto muerto sea quien entierre al resto.

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EMILIA GUTIÉRREZ El presidente Mariano Rajoy, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros del viernes
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