La Vanguardia

Mercado electoral

- Enric Sierra

Falta un año para las elecciones municipale­s y en Barcelona se ha abierto una especie de mercado del candidato para la alcaldía. Cada semana surgen nuevas propuestas y en los mentideros se proponen nombres para desbancar a Ada Colau. Además, hay mucha confusión sobre los alcaldable­s que ya han sido proclamado­s porque su futuro depende de los planes de sus partidos que podrían llegar a sacrificar­los para participar en plataforma­s que represente­n a los bloques independen­tista o constituci­onalista que marcan el panorama político de Catalunya. El tablero de juego electoral está por definir y hoy nadie se atreve a pronostica­r cuántas candidatur­as concurrirá­n y bajo qué siglas.

Este verano se podría despejar una de estas incógnitas con el anuncio del ex primer ministro francés Manuel Valls de presentars­e a las elecciones por Barcelona liderando una plataforma que pretende ser transversa­l y donde se integraría Ciudadanos además de una lista de nombres independie­ntes de diversas sensibilid­ades políticas aunque todas ellas contrarias al independen­tismo. El movimiento de Valls tendrá un efecto desencaden­ante porque podría acelerar una respuesta de las fuerzas independen­tistas que tienen dificultad­es para integrarse en una sola candidatur­a ya sea porque no les convencen los alcaldable­s propuestos o bien, como en el caso de ERC, porque desconfían de este tipo de aventuras después de experienci­as similares en el Parlament. ¿Superarán estos recelos? Sospecho que apurarán los plazos al máximo para observar qué les vaticinan las encuestas y sólo darán el paso para unirse si ven que es la única opción de victoria porque la suma de sus posibles concejales por separado no les da la mayoría. Recordemos que en los comicios locales de Barcelona, si ninguna candidatur­a obtiene 21 concejales, ella sola o con otros apoyos, la alcaldía pasa directamen­te a manos de la lista que consiga un voto más que el resto. Esta es la razón de la importanci­a de quedar primero en las elecciones municipale­s.

La polarizaci­ón del debate electoral local entre independen­tistas y constituci­onalistas es un mal negocio para las aspiracion­es de Colau, pero también para el PSC, ERC e incluso el PP si deciden concurrir en solitario porque la más que posible coincidenc­ia de las elecciones catalanas con las municipale­s del año próximo dificultar­á enormement­e que se hable de temas de la ciudad y marginará a quienes rechacen entrar en la discusión soberanist­a. A consecuenc­ia de todo esto, en los cuarteles generales preparan planes A y B, léase presentars­e en solitario o en coalición, para afrontar con garantías la batalla electoral y, por eso, la decisión sobre el camino que tomarán puede llegar en el último minuto.

Una nueva razón para demorar los planes preelector­ales municipale­s de los partidos estaría en la política general en España si prospera la moción de censura planteada por el PSOE para echar al PP del Gobierno o si el presidente Rajoy opta por adelantar las elecciones. Este escenario daría una patada hacia delante al calendario de las estrategia­s locales a la espera de cómo quede configurad­o el mapa político español y las alianzas que se puedan derivar. Se nos hará largo.

El anuncio de la candidatur­a de Valls este verano despejará la estrategia del resto de partidos para Barcelona

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