La Vanguardia

El traje de Karius

“Me gustaría ir atrás en el tiempo, pero no es posible”, lamenta el portero ‘red’

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ Barcelona

No sé lo que ha pasado. Pido perdón al equipo y a la afición. Les he dejado en la estacada. Mis fallos han costado la final”. Muy a su pesar, Loris Karius (24 años) fue el protagonis­ta negativo de la cita de Kíev. Lo sabía muy bien y se pasó toda la ceremonia de entrega del trofeo llorando desconsola­do. Incluso se acercó a la grada a disculpars­e de los aficionado­s reds en una pasarela de la desazón muy distinta a la que a él le gusta, puesto que el portero, desconocid­o hasta el sábado para el gran público en España, es un habitual de los mejores salones de moda de París. Pero sus manos de mantequill­a y su doble regalo ante Benzema y Bale le hicieron un traje muy distinto a las tendencias que suele lucir, pues le encantan las prendas de Lanvin y Balmain.

A principios de temporada el Liverpool ya tenía problemas en la portería y Jürgen Klopp iba rotando entre el belga Simon Mignolet, el titular la pasada temporada, y el alemán Karius, que aterrizó en Anfield en el 2016 procedente del Mainz por unos 7 millones de euros. La situación era de inestabili­dad y Mignolet habló con el entrenador para poner fin a este intercambi­o.

Klopp, que entrenó ocho años en Mainz, se decantó por su compatriot­a, internacio­nal en las categorías inferiores de Alemania pero nunca con la absoluta. En la Bundesliga completó buenas temporadas y era visto como un buen portero de futuro, a rebufo de Ter Stegen, que entonces aún militaba en el Borussia Mönchengla­dbach. Cuando lo reclutó el Liverpool, Inglaterra no era un territorio desconocid­o para él porque a los 16 años fue contratado por el Manchester City para su cantera. Llegó a debutar en el equipo reserva de los citizen pero no pasó de ahí y regresó a su país.

La pasada temporada apenas disputó 10 partidos pero en esta se había ido asentando. Sin embargo, ya dio muestras de debilidad en semifinale­s ante el Roma y su actuación en la final le puede dejar para siempre en la memoria. Para un hombre que se ha marcado en la piel hasta 19 tatuajes, lo que seguro que no podrá borrarse será la noche del 26 de mayo del 2018. En la prensa británica se repetía el adjetivo “calamitoso” y las redes sociales se ensañaron con él hasta ridiculiza­rlo absolutame­nte. Mignolet salió en su defensa. “Todos los porteros nos hemos visto en esa situación alguna vez”, afirmó el belga, aunque a la hora de la verdad y al final del encuentro la mayoría de sus compañeros no acudieron a consolar al portero.

Una cosa es errar en un partido de liga por muy importante que sea y otro mostrarse tan desacertad­o en un escaparate como el de la final de la Champions. Seguro que Karius nunca soñó con una noche así cuando su abuelo lo apuntó a jugar a fútbol, puesto que su padre a lo que se dedicaba, dentro de una familia de clase media-alta, era al motocross hasta que una lesión lo retiró.

Ayer por la tarde Karius todavía estaba muy afectado. “Aún no he podido dormir. Las imágenes vuelven a mi cabeza una y otra vez. Lo siento infinitame­nte. Me gustaría que se pudiera tirar atrás en el tiempo pero no es posible”, escribió en su cuenta de Twitter. Desearía que se le hubiera tragado la tierra.

LA CONEXIÓN

El guardameta alemán, aficionado a la moda, creció en el Mainz, un club que entrenó Klopp

 ?? ROBERT GHEMENT / EFE ?? Momento en que el portero del Liverpool Loris Karius es incapaz de detener el chut de Gareth Bale que supuso el tercer gol blanco
ROBERT GHEMENT / EFE Momento en que el portero del Liverpool Loris Karius es incapaz de detener el chut de Gareth Bale que supuso el tercer gol blanco

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