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Las propuestas del Cercle d’Economia para superar la crisis política catalana, y el advenimiento de elecciones en Italia tras la renuncia del independiente Giuseppe Conte a formar gobierno.
TANTO la coyuntura política catalana como la española son ahora muy preocupantes. Por razones de parte y por otras derivadas de su relación mutua. A esa preocupación de fondo se añade otra, producida por la falta de soluciones para superar la situación. Algunos agentes políticos parecen recrearse en su bloqueo, e incluso parece que lo fomentan. Otros han acreditado a lo largo de los años una parsimonia y un quietismo que a efectos prácticos abonan también la sensación de parálisis institucional. Nada de lo dicho propicia una mejora, o al menos un esperanza de futuro más despejado para nuestro país. Ni tampoco favorece la escena europea.
Resulta, por tanto, doblemente estimulante el documento del Cercle d’Economia divulgado ayer bajo el título Propuestas para mejorar el autogobierno en Catalunya y el funcionamiento del modelo territorial de Estado. Porque, lejos de sumarse al muy extendido fatalismo, vinculado a un ya largo conflicto, y obrando en pro de la convivencia, postula medidas específicas que podrían propiciar, caso de aplicarse, una mejora sustancial de nuestro día a día. Todo ello, basándose siempre en el respeto a la ley y, a la vez, en la obligación del poder político de encauzar las demandas populares.
El documento del Cercle señala como prioridades recuperar la seguridad jurídica, la confianza empresarial y la convivencia cívica. Sugiere –y este es un punto central– la mejora del autogobierno mediante un nuevo Estatut elevado al rango de norma constitucional, en el marco de la Carta Magna española, previo pacto entre las distintas fuerzas políticas y aprobación por referéndum. Reclama un perfeccionamiento del actual sistema de reparto de competencias, que reconocería como exclusivas catalanas la lengua, la enseñanza, la cultura, el derecho civil propio, la ordenación territorial o la organización interna de la administración autonómica. Asimismo, y junto a otras propuestas, el Cercle señala la conveniencia de una reforma del modelo de financiación autonómica, para hacerlo más eficiente y equitativo (incorporando las comunidades forales a los mecanismos de solidaridad territorial), permitiendo a las autonomías recibir de modo directo los ingresos por fiscalidad que les corresponden.
En un segundo documento titulado Hacia un nuevo modelo de financiación autonómica, y tras señalar que en el sistema actual la capacidad tributaria de las comunidades autónomas es muy inferior a sus necesidades de gasto, el Cercle propone reformas en el IRPF, el IVA y el impuesto de sociedades. Respecto al IRPF, apunta la posibilidad de compartirlo entre el Gobierno central y el autonómico. En el caso del IVA, reconoce el precepto europeo de unificar los tipos en todas las regiones del país y abre la puerta a un IVA autonómico. Y, en lo relativo al impuesto de sociedades, el Cercle sostiene que hay margen para que las autonomías establezcan sus propias políticas. Asimismo, este documento reclama un nuevo mecanismo de redistribución y solidaridad entre comunidades, a fin de garantizar un nivel razonable de equidad entre ellas.
El Cercle d’Economia apunta vías de progreso basadas en el diálogo y el consenso. Creemos, sin juzgar las propuestas al detalle, que ese es el camino. Porque sólo sobre esas bases puede romperse la inercia de choque y construirse un futuro común. Y porque en esta fase de improvisación e incertidumbre, las ideas para salir del atolladero son tan escasas como bien recibidas.