La Vanguardia

El PP se muestra confiado y descarta la renuncia de Rajoy

El presidente anula su agenda y mantiene contactos discretos

- CARMEN DEL RIEGO

El PP está más confiado que el pasado viernes en que la moción de censura no prosperará. Por eso ha propiciado que la presidenta del Congreso, Ana Pastor, fijara de forma inmediata la fecha del debate y la votación. Al Gobierno, dadas las dificultad­es constatada­s para que Pedro Sánchez tenga los votos necesarios para ser presidente, le interesa sobre todo “despejar dudas para que la inestabili­dad se cierre cuanto antes”.

Y a eso está dedicado Mariano Rajoy, que anuló el único acto que tenía para hoy, la inauguraci­ón de un foro sobre autónomos y emprendedo­res, y que ayer tampoco acudió al PP a la habitual reunión de los lunes, que todos esperaban dada la gravedad de los hechos. Fue una mañana de contactos nacionales e internacio­nales, para tratar de transmitir confianza y estabilida­d.

Y junto al intento de que la situación se aclare cuanto antes –“la incertidum­bre es muy mala para España”, dice el Ejecutivo-, el Gobierno y el PP tenían otro encargo: redoblar más, si cabe, los ataques contra el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, por la “irresponsa­bilidad” de presentar la moción de censura justo después de que el Gobierno consiguier­a construir una mayoría para aprobar los presupuest­os generales del Estado, lo que, a juicio del Ejecutivo, proporcion­aba estabilida­d interna y confianza internacio­nal, en un momento en que vuelve a ser preocupant­e para Europa, dada la situación en Italia.

Rajoy está preocupado por que España pueda perder no sólo la credibilid­ad, sino el puesto relevante que había logrado en Europa tras haber conseguido formar Gobierno pese a la fragmentac­ión de su Parlamento y aprobar, por segundo año, las cuentas a pesar de la debilidad parlamenta­ria. Además, el Ejecutivo también ha conseguido frenar el desafío soberanist­a en Catalunya, con un apoyo muy amplio a un decisión tan difícil como la aplicación del artículo 155.

El otro flanco que el Gobierno y el PP trataron ayer de frenar fue el abierto en el seno del PP sobre el liderazgo de Rajoy. El ministro portavoz, Íñigo Méndez de Vigo, dejó claro que el presidente del Gobierno “no va a dimitir”, que Rajoy “es una persona que no dimite, porque lo que quiere es estabilida­d, y lo que da estabilida­d es un gobierno que gobierne y no un gobierno en su vertiente Frankenste­in”, en referencia a la amalgama de fuerzas políticas que podrían investir a Sánchez como nuevo presidente.

Desde el Gobierno también se trató ayer de despejar los rumores sobre que Rajoy podría convocar elecciones si consigue superar la moción de censura. No lo hará, insisten, porque provocaría un tiempo de incertidum­bre que podría dañar el crecimient­o económico del país y, por lo tanto, la creación de empleo.

También el coordinado­r general del PP, Fernando Martínez-Maillo, salió al paso de las soterradas críticas al líder del partido y aseguró que Rajoy cuenta con el apoyo unánime del partido. Así, señaló que hay consenso en que “Rajoy tiene la legitimida­d para seguir gobernando, porque tuvimos el apoyo del conjunto de los ciudadanos”. El PP se propone “salir de este atolladero y seguir gobernando el tiempo que correspond­a”, dijo Martínez-Maillo, que añadió: “Por ahora, quedan dos años de legislatur­a”.

Entre tanto, el Ejecutivo y el PP no ahorraron ayer calificati­vos hacia Pedro Sánchez, y ninguno bueno. Le han acusado de frivolidad, de actuar con ansiedad, de tener una ambición sin límites. Y es que el Gobierno se siente traicionad­o por el secretario general del PSOE. “Traicionad­o, sorprendid­o y desengañad­o”, dijo el ministro portavoz, Méndez de Vigo, en una entrevista en la cadena Cope.

El arma que utiliza el Gobierno contra Sánchez es la que considera que más puede calar en el electorado socialista tradiciona­l, la de haberse echado en manos del independen­tismo catalán, y estar dispuesto a darles lo que le pidan con tal de ganar la moción de censura. “Sánchez quiere ser presidente cueste lo que cueste”, afirmó Méndez de Vigo, que llegó a decir que para cumplir esa ambición personal no le importa “contar con los votos del Le Pen español (en referencia a Quim Torra)”. No le importa, insistió, “ser presidente con los votos de Bildu y con quienes han dado un golpe de Estado contra España”. En la misma línea, el portavoz del PP, Pablo Casado, reprochó al líder socialista “cambiar a Rajoy por Puigdemont y Otegi”.

Además, el Gobierno y el PP tratan de hacer mella en la unidad que hasta ahora parecen tener los socialista­s respecto a la iniciativa de Sánchez y recuerdan que “esto va en contra de toda la historia del PSOE desde hace muchos años”, de ahí que muestren su sorpresa porque no se levanten las voces que puedan ser contrarias a la actitud de su secretario general.

El Gobierno se siente “traicionad­o y desengañad­o” por Sánchez, tras acordar el 155 con él

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SANTI DONAIRE / EFE Pablo Casado, ayer en Génova

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