Debemos evitar tanto desecho
Parece mentira que una especie que tiene naves espaciales estudiando otros planetas no tenga perspectiva cuando trata con tan poco cuidado el que habita. La industria petroquímica nos ha vendido la economía del usar y tirar. ¡Qué gran comodidad! Los plásticos de uso efímero –la bolsa de plástico que se usa durante veinte minutos– tardan mil años en descomponerse en un vertedero, o acabarán en el mar, donde matan a un millón de aves y cien mil mamíferos marinos cada año. En mis expediciones he visto plástico en las islas más remotas, aparentemente paradisiacas vistas desde la distancia, pero basureros cuando uno las camina. Cada minuto llega al mar el equivalente de un camión de basura lleno de plástico. Pero la mayoría del plástico en el mar es microscópico –resultado de la rotura de plásticos grandes por el efecto del sol y el oleaje. Las anchoas que tanto gustan en la península Ibérica –pero también muchos otros peces y mariscos– ingieren esos microplásticos y sus toxinas, que acaban en el buche de quien las come. Nos estamos tragando nuestra propia basura. Yo me volví vegetariano. No podemos limpiar el mar entero, pero debemos evitar que se produzca y se deseche tanto plástico. Se requiere liderazgo político para evitar una gran crisis ecológica y sanitaria. Pero, como sabemos que muchos políticos aún no están a la altura, científicos, ecologistas, oenegés, fundaciones y ciudadanos deberemos seguir vigilantes para proteger los océanos.