“La telemedicina, un cambio de paradigma”
Hablamos con Jorge de la Torre sobre la evolución de la telemedicina y de cómo la salud se encuentra en un cambio que afecta a la relación médico-paciente.
¿Qué es para usted la salud?
Es el estado en el que se encuentra nuestro cuerpo. No solamente nuestro cuerpo físico, sino también nuestras emociones, nuestra mente, la alimentación, el medio ambiente… Todo es y afecta a la salud.
Centrémonos en la salud física.
La salud física está muy vinculada al cuidado de los trastornos emocionales, la alimentación, el ejercicio… Nuestro cuerpo es muy agradecido y en cuanto le dedicamos un poco de mimos y cuidados, mejorando la alimentación, la respiración y los hábitos saludables, rápidamente notamos los resultados. ¡Eso es lo que dicen los médicos!
Ya, ya... pero usted no es médico, ¿verdad?
Es cierto, no lo soy, pero usted me ha preguntado por la salud, no por la medicina. Existen muchos profesionales que se dedican al cuidado de la salud, no solamente los médicos. Hay entrenadores físicos, dietistas, enfermeros, psicólogos, asistentes sociales… El cuidado de la salud es responsabilidad de todos. También lo es de los organismos oficiales, profesores, tecnólogos, investigadores, físicos que calibran las máquinas de radioterapia para el cáncer...
Y los proyectos que usted lidera, ¿de qué forma aportan valor a la salud?
Nosotros creamos soluciones que mejoran la capacidad del profesional sanitario. El sector se encuentra en un constante proceso evolutivo, hemos pasado de pacientes —del latín patiens patientis, es decir, persona que sufre—, a usuarios, y ese pequeño cambio de rol es la base del cambio de paradigma. El profesional sanitario necesita más tiempo para atender a sus pacientes-usuarios y es aquí donde radica el valor de nuestros proyectos; apostamos por acercar y estrechar la relación médico-paciente. En todos los proyectos perseguimos un mismo objetivo: mejorar la conciliación de las personas, facilitando el acceso a todos estos profesionales y promoviendo el conocimiento de la salud a través de la creación de servicios útiles para ambos.
Todavía no me dicho a qué se dedica.
Dirijo una pequeñísima startup dedicada al desarrollo de proyectos orientados a la salud y basados en la telemedicina.
Con la tecnología hemos topado. Y dígame, ¿considera realmente que la telemedicina está aportando algún valor añadido al sector de la salud?
Por supuesto, aunque puede aportar mayor o menor valor dependiendo de cada caso. Por ejemplo, si nos referimos al valor que puede aportar una bomba de insulina subcutánea conectada a un dispositivo móvil, pensada para enviar una alarma al profesor cuando detecte una bajada de azúcar en un niño, estaríamos hablando del valor de salvar una vida. ¡Fíjese cuánto valor! O si nos referimos al valor que tiene poder acceder al pediatra mediante videoconferencia para hacer una preevaluación de un bebé y favorecer así la descongestión de las salas de espera de urgencias, evitando que los niños puedan contagiarse, en ese caso estaríamos hablando de prevención. En cualquier caso, puedo asegurarle que la telemedicina siempre aporta un valor añadido al sector de la salud.
¿Cómo se llaman y en qué consisten los proyectos que lidera?
Hace ocho años fuimos pioneros y lanzamos Medibaby, una plataforma de telemedicina pediátrica que actualmente ofrece sus servicios a escuelas infantiles y familias. También hemos creado Befy, un servicio de nutricionistas que está revolucionando el sector de las dietas y la alimentación. Ya son más de cuatrocientos los pacientes que están mejorando sus hábitos alimenticios y perdiendo o ganando peso a través del servicio. Y como la salud no es solo cosa de humanos, estamos poniendo en funcionamiento Parabichos, un servicio de telemedicina veterinaria que tiene como objetivo atender, a través de videoconsultas, a los propietarios de mascotas que en muchas ocasiones necesitan valorar rápidamente la salud de su animal.
Pero, ¿cómo se consigue bajar de peso a través de una App?
Es curioso, cuando realizamos el estudio para identificar los factores que intervienen en los procesos de pérdida de peso o cambio de hábitos alimenticios, identificamos que el valor no reside únicamente en las características de la dieta sino que existe un componente emocional muy importante. El 90 % de nuestros pacientes bajan de peso gracias al seguimiento semanal que realiza el nutricionista y a la asistencia psicológica que se les ofrece en caso de ser necesaria. Poder realizar el seguimiento dietético sin necesidad de desplazarse, cómodamente desde su smartphone —mediante videoconferencia— a través de nuestra App dedicada, mejora la conciliación de los pacientes y aumenta su empatía con el servicio.
¿Y no cree que la implantación de estos servicios debería estar promovida por la sanidad pública y no, como es su caso, por una empresa privada?
Sí y no. Me explico… Teniendo en cuenta que nuestra sanidad pública es única en el mundo y que los niveles de calidad son altísimos —y lo digo con conocimiento de causa— su debilidad se encuentra en el elevado número de actores que participan en todo el procedimiento. Y por actores me refiero desde el Ministerio hasta las comunidades autónomas, diputaciones o ayuntamientos, quienes muy a menudo tienen intereses opuestos. Creo que la sanidad y la educación tendrían que ser de carácter universal y que en ningún caso deberían servir como instrumento arrojadizo entre los partidos que gobiernan… Debe ser por eso que muchas de las iniciativas orientadas a la salud terminan en la papelera de algún despacho.
¿Hacia dónde va la sanidad y cómo ve usted el futuro del sector?
Nos encontramos en un cambio de paradigma, las reglas han cambiado. No estamos hablando de las vacunas o de la higiene, factores que han incidido en un aumento de la longevidad. Ahora hablamos del conocimiento genético, de la mejora de la alimentación y de los alimentos, de la intervención celular para combatir patologías agresivas. Hablamos de la robótica asistencial y de cómo gestionaremos una generación centenaria. Sin lugar a dudas, un gran desafío para los actuales gestores de los órganos administrativos de la sanidad pública. En este escenario la telemedicina juega un papel muy importante como solución complementaria a la provisión médica de un facultativo.
¿Sugiere que la sanidad privada tiene mayor capacidad de adaptación a estos retos?
Sugiero que tiene más necesidad. No creo que el objetivo sea rivalizar entre sanidad pública o privada, la solución consiste en mejorar el tiempo de los procesos y en equipar a los órganos directivos de profesionales de la salud y no de tecnócratas con manuales de partido y un buscador Google. Le pongo un ejemplo, actualmente un médico del tarragonés difícilmente tendrá acceso al historial clínico de un paciente de la Seu d’Urgell. Por el contrario, el Grupo Quirón ha conseguido configurar en cuatro años la mayor red hospitalaria en Barcelona.
Y, por último, ¿diría que sanidad pública y privada terminarán por ser excluyentes?
No. Creo que se complementan perfectamente pero que ambas necesitan mejorar la provisión de sus servicios para que el usuario-paciente sea el gran beneficiado. Ya existen iniciativas y soluciones de fácil implantación. Fíjese, tenemos el colectivo farmacéutico, con un alto conocimiento, que a través de su Oficina de Farmacia junto con un servicio de telemedicina conectada a diferentes especialidades médicas, ofrecería una mejora a un importante número de consultas de atención primaria y favorecería la asistencia médica en poblaciones con dispersión territorial.