La Vanguardia

Consejos para echarse novio

- Joaquín Luna

Aunque esta primavera es una birria, llegar ha llegado. Yo lo noto en la agenda que, de pronto, empieza a llenarse de cenas multilater­ales, paellas tumultuosa­s en la Barcelonet­a, actuacione­s de Tom Jones y ofertas muy cariñosas –¡Hola Joaquín, te mereces una escapada al parador nacional de Sos del Rey Católico!–. Todo invita al optimismo.

Y a echarse novio.

Echarse novio puede parecer complicado en esta estación cargada de expectativ­as porque, al parecer, la población flotante masculina es reacia a compromiso­s y prefiere encarar el verano sin que nadie le embadurne de protección solar en la playa.

No obstante, echarse novio es una receta ideal para el verano. Basta seguir algunos pasos que detallarem­os y cuyo resultado le permitirá sorprender a las visitas y agasajar a su familia y cuñadas con un novio fresco, nutritivo y original para los almuerzos informales de agosto.

Usted coja por banda al primer desgraciad­o y muestre un interés desmesurad­o por su actividad profesiona­l, con independen­cia de si es registrado­r de la propiedad, socorrista de esos que no pegan ni sello en todo el verano o saxo de La Principal de la Bisbal (“Per anar pel món, el seny; pels escenaris, la rauxa”, Jordi Lara).

–¡No me lo puedo creer...! Demuestre, en todo momento, admiración por la actividad laboral del pardillo, como mínimo la primera hora y media de conversaci­ón, un monólogo masculino que aburre a las ovejas pero que creará la atmósfera propicia para sus intereses.

El siguiente paso exige sonreír mucho y reír sus gracias, sobre todo cuando cuente aquello de que está muy bien solo y él es de los que viven el

Usted coja por banda al primer desgraciad­o y muestre un interés desmesurad­o por su trabajo

presente –¡ya le dará usted futuro!–.

Elogie la prenda más hortera del candidato porque sin duda la compró en un outlet sin fijarse en otra cosa que el descuento. No escatime ingredient­es en este proceso y siga el pasodoble al pie de la letra: Marcial, eres el más grande; Marcial, eres el mejor...

No se deje invitar a nada el primer día pero tampoco presuma por ello a fin de que el pollo –o el pavo– sepa que echarse novia está al alcance de todos los bolsillos y bajo ningún concepto puede suponer un quebranto económico. Y si él se hace el chulo, usted más y pague por detrás esa primera cuenta, que ya vendrán otras.

Como el candidato ya anda caliente, es momento de meterlo al horno. En contra de la costumbre popular –nunca el primer día–, hoy les sugerimos algún aliño fresco, de esos que dejan sabor de boca o un poco de agitación sin empleo de la batidora eléctrica.

Una vez semejante material de derribo tiene forma de novio de verano, se le colocan unas gafas de sol, un polo blanco y unas alpargatas de La Manual para ser la admiración de los paseos marítimos, la envidia del vecindario y la pareja para poder comer paella.

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