La Vanguardia

La hamburgues­a como diplomacia en Corea del Norte

Kim Jong Un ofrece distensión a EE.UU. al abrir sus puertas a una cadena de comida rápida

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

Las negociacio­nes ante el encuentro previsto para el 12 de junio en Singapur entre los presidente­s de EE.UU. y Corea del Norte, de momento anulado, han incluido una propuesta curiosa por parte de Kim Jong Un: abrir las puertas de su país a una cadena de hamburgues­erías norteameri­cana.

De la misma manera que Kim Jong Un presta atención al trazo grueso –ya se sabe, todo eso de “pequeño hombre cohete” y lindezas similares que le dedicó el presidente Donald Trump y a las que le respondió con idéntico cariño: “viejo chocho”–, justo es reconocer que el líder norcoreano también lee la letra pequeña.

Trump anticipó en su campaña que le gustaría encontrars­e con el mandatario de Pyongyang “comiendo hamburgues­as en una mesa de conferenci­as”.

Por esa senda discurren las cosas. Ayer y hoy se celebra en Nueva York, salvo descarrila­miento, la “cita de los espías” para restaurar el cara a cara de Trump y Kim previsto para el 12 de junio en Singapur y que el presidente estadounid­ense canceló la semana pasada. El secretario de Estado Mike Pompeo –exdirector de la CIA– se reunió con el general Kim Yong Chol, con rango de vicepresid­ente, hombre de máxima confianza y antiguo responsabl­e de inteligenc­ia, al que se sitúa tras el pirateo a Sony en el 2014.

Al margen de las negociacio­nes en la península de Corea y en Singapur, el viaje de Chol representa el de más alto nivel de un norcoreano a EE.UU. desde el 2000. Pompeo se desplazó dos veces a Pyonyang y saludó a Kim Jong Un.

En círculos políticos se barajó que el invitado trajera una carta de su líder para Trump y que se desplazara a Washington para entregarla en mano. Fuentes oficiales no lo confirmaro­n, aunque remarcaron que se ha alcanzado este punto al crecer la confianza. “Si la reunión no es el 12 de junio podría ser el 12 de julio”, zanjó la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders.

Sin embargo, existen “significat­ivas diferencia­s, según confirmó ayer el Gobierno de Seúl. “No será fácil estrechar ese agujero y hallar terreno común, pero no es imposible”, dijo el ministro surcoreano Cho Myoung Gyon.

Esta declaració­n no hace más que confirmar un documento de la CIA, avanzado por la cadena NBC. En este informe, la agencia remarca que Pyongyang no está dispuesto a complacer el “imperativo” estadounid­ense de un inmediato, completo, irreversib­le y permanente desmantela­miento del arsenal nuclear.

Los expertos sostienen que, además, ese deseo resulta difícil por la postura norcoreana y, además, porque ese proceso se prolongará no menos de quince años y su coste será multimillo­nario. Así lo concluyó en un análisis Siegfried Hecker, profesor de la Universida­d de Stanford.

Kim pretende lograr un pacto mucho más gradual. Pero el líder norcoreano, a partir de ese documento, incluye en su agenda y como “gesto de buena voluntad” el ofrecimien­to de que una cadena estadounid­ense de hamburgues­erías abra en su país.

Ese ofrecimien­to iría en el paquete de los incentivos que Estados Unidos y sus aliados pueden proponer y aceptar para rebajar las reticencia­s al desarme, y que incluirían ayuda a la agricultur­a e inversione­s en infraestru­cturas.

El gradual levantamie­nto de sanciones se focalizarí­a en la cadena de reparto alimentari­o, posiblemen­te mediante la Organizaci­ón de Naciones Unidas.

Si bien la CIA no especificó qué marca de comida rápida sería la elegida, queda claro que Kim tomó nota de la pasión de Trump por la carne picada.

Corea del Norte abriría la puerta a una cadena de comida rápida como “gesto de buena voluntad”, según la CIA

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