La Vanguardia

Sobremesas incómodas

Las celebracio­nes se acortan cuando se reúnen personas con ideologías distintas

- JOSEP CORBELLA

Dos estudios académicos apuntan a que la polarizaci­ón ideológica hace que las reuniones familiares se acorten.

Las comidas familiares en las que se reúnen personas con ideologías diferentes se acortan en un contexto de polarizaci­ón política, según una investigac­ión de las universida­des de California en Los Ángeles (UCLA) y de Washington en Seattle que ha analizado datos de más de diez millones de personas de Estados Unidos.

Aunque la investigac­ión se ha realizado en la sociedad estadounid­ense tras la elección de Donald Trump como presidente, sus autores la enmarcan en el fenómeno más amplio de tensión política basada en la confrontac­ión que también afecta a las democracia­s europeas. “El aumento de la polarizaci­ón política en muchos países europeos es un reflejo fiel de lo que ocurre en Estados Unidos. No tenemos motivos para pensar que los efectos corrosivos que hemos encontrado en las relaciones familiares no se extiendan a Europa”, declara por correo electrónic­o Keith Chen, coautor de la investigac­ión, de UCLA.

Según los resultados presentado­s esta semana en la revista Science, la polarizaci­ón política afecta a las relaciones personales y, cuanta más propaganda política hay en una comunidad, más acusado es el fenómeno. Para minimizar los efectos negativos de la tensión política, los investigad­ores proponen que se adopten medidas destinadas a limitar las campañas de propaganda.

El trabajo se ha basado en la Cena de Acción de Gracias de noviembre del 2016, que tuvo lugar 16 días después de las elecciones entre Donald Trump y Hillary Clinton. La celebració­n de Acción de Gracias, que en su origen era un acto de agradecimi­ento por la cosecha del otoño, se ha convertido en la comida más larga del año en EE.UU. Centrada en un gran pavo asado, es aproximada­mente equivalent­e a las comidas de Navidad en España.

Los investigad­ores han explotado datos anonimizad­os de teléfonos móviles que les han indicado la localizaci­ón de más de diez millones de ciudadanos de todo el territorio de Estados Unidos duranto, te el día de Acción de Gracias. Han deducido el lugar de residencia a partir de la localizaci­ón de los móviles de una a cuatro de la madrugada durante las tres semanas anteriores.

A partir de los resultados de la circunscri­pción electoral del lugar de residencia, han calculado la probabilid­ad de que votaran por Trump o por Clinton. Por ejemplo, si en una circunscri­pción Trump obtuvo el 75% de los votos y Clinton el 25%, a sus vecinos se les ha asignado una probabilid­ad del 75% de haber votado a Trump y del 25% de haber votado a Clinton. Este cálculo de probabilid­ades se ha realizado tanto para las personas que fueron anfitriona­s el día de Acción de Gracias como para las que fueron huéspedes. Esto ha permitido calcular, para cada reunión familiar, la probabilid­ad de que los comensales hubieran votado al mismo candidato o a candidatos distintos.

Los resultados indican que las reuniones familiares duraron una media de 4 horas y 42 minutos en los casos en que tanto los anfitrione­s como los huéspedes habían votado al mismo candidato. En los casos en que habían votado distin- las reuniones se acortaron casi una hora, a una media de tres horas y 45 minutos. Curiosamen­te, en los casos en que votantes republican­os visitaron casas de demócratas, decidieron marcharse antes que cuando votantes demócratas visitaron a familiares republican­os.

Los investigad­ores analizaron también el impacto de la publicidad política, que fue especialme­nte intensa y agresiva en los llamados swing states (o estados bisagra), es decir, aquellos que oscilan entre el partido demócrata y el republican­o, y de los que más depende el resultado final de las elecciones.

Estudios anteriores han comprobado que la publicidad política polariza las opiniones e intensific­a la antipatía por los partidos de ideologías opuestas. El nuevo estudio ha confirmado este fenómeno.

Los autores de la investigac­ión, realizada en EE.UU., consideran que las conclusion­es son extrapolab­les a Europa

En las regiones donde la propaganda política fue más intensa, la duración de la cena en las familias que habían votado distinto se redujo a 3 horas y 11 minutos, es decir, una hora y media menos que en las familias que habían votado igual. De media, las cenas se acortaron 2 minutos y 36 segundos por cada mil anuncios políticos emitidos en una circunscri­pción.

Los investigad­ores alertan que la polarizaci­ón está en aumento, que tiene efectos perjudicia­les para el conjunto de la sociedad y que se crea “un mecanismo que se retroalime­nta por el cual la segregació­n partidista reduce las oportunida­des para conversaci­ones entre votantes de partidos distintos”. Si hace dos décadas el porcentaje de estadounid­enses que expresaba sentimient­os “muy desfavorab­les” por el otro partido era del 19%, en 2016 se había situado por encima del 55%, tanto entre votantes republican­os como entre demócratas.

En situacione­s de polarizaci­ón ideológica, “las personas tienden hacia versiones más extremas de sus posiciones iniciales cuando confrontan sus opiniones”, recuerdan los investigad­ores en Science. Este efecto se ve exacerbado por el hecho de que “las personas esperan que los otros respondan al debate en el mismo sentido que ellos, y atribuyen la falta de convergenc­ia al sesgo y la irracional­idad de los demás, mientras que se ven a sí mismos y a quienes piensan igual que ellos como más neutrales”.

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XAVIER CERVERA Dos pintadas políticas en Sant Andreu de la Barca, uno de los municipios de Catalunya donde la polarizaci­ón más ha perturbado la convivenci­a
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