¡Todo al rojo!
El líder del PSOE da por ganada su segunda gran apuesta tras recuperar el cargo contra todos los pronósticos hace ahora un año
Su estrategia es redoblar siempre la apuesta, a todo o nada. ¡All in! ¡Todo al rojo!” . Así explicaba ayer un dirigente socialista, viejo amigo suyo hoy distanciado, la manera de actuar en política de Pedro Sánchez (Madrid, 1972). Esas apuestas muy arriesgadas del líder del PSOE, eso sí, a veces salen mal. Aunque en ocasiones, también, salen bien.
A media tarde, cuando el PNV le trasladó su respaldo a la moción de censura antes de que Aitor Esteban lo confirmara en la tribuna, en el gabinete de Sánchez ya advirtieron que, esta vez, salió bien. “La moción ya está ganada, lo demás está en manos de Rajoy hasta la hora de la votación. Pero Pedro ya ha ganado, pase lo que pase”, zanjaron.
Sería, por tanto, su segundo órdago a la grande que triunfa. Y es que, contra todo pronóstico, Sánchez recuperó el cargo de secretario general en las primarias que ganó a Susana Díaz y a Patxi López el 21 de mayo del 2017, justo ahora hace un año. Y si tan imposible parecía entonces a casi todos dentro y fuera del PSOE que pudiera volver al cargo, cuando muchos ya le habían dado por políticamente muerto –“nadie daba un céntimo de euro por mi candidatura”, admite Sánchez–, también la moción de censura contra Mariano Rajoy que registró por sorpresa el pasado viernes, tras la sentencia del caso Gürtel, parecía imposible de ganar.
Muchos en el PSOE, de hecho, presumían que esta iniciativa sólo se adoptaba para devolver a Sánchez al centro de la escena política, ante el estancamiento que detectaban las encuestas; para volver a movilizar a la militancia socialista y al electorado progresista; y para debilitar aún más a un
Rajoy al que ya veían “carbonizado”, ade- más de que Rivera se tuviera que “retratar” sosteniéndole dos años más. Pero, de nuevo contra todo pronóstico, Sánchez comprendió de inmediato que su moción podía, finalmente, triunfar. Y que, fuera cual fuera la decisión final de Rajoy, el tiempo del líder del PP se acabó. De viernes a viernes, desde que registró la moción hasta que hoy se vote, de la nada al todo.
Sánchez asume que está viviendo “una segunda vida política”, después de que en el truculento comité federal del 1 de octubre del 2016 la mayoría de los presidentes autonómicos socialistas, y casi todo el establishment del PSOE, le empujó por el barranco. “Muerto el perro, se acabó la rabia”, celebraron con saña sus enemigos.
Pero renació de sus cenizas. Aseguró haber aprendido la lección: “He tenido tiempo de reflexionar sobre cuáles fueron mis errores”. Y ahora quiere culminar su segundo asalto a la Moncloa.