Rivera intenta erigirse ya en la voz de la oposición al nuevo gobierno
El líder de Cs acusa a Sánchez de aliarse con los que “quieren romper España”
En el abrupto movimiento tectónico de la política española, Ciudadanos se puede enfrentar a la paradoja de ver cumplido su deseo, pero sólo a medias: la caída de Mariano Rajoy servirá para encumbrar a un nuevo presidente, Pedro Sánchez, y no para convocar elecciones en un breve plazo. Un mal escenario para un partido liberal que en estos momentos sigue liderando la mayoría de sondeos y encuestas
De ahí que en una intensa jornada parlamentaria, un funeral para los populares, una fiesta para los socialistas, Albert Rivera trató de erigirse en el referente de la oposición al futuro gobierno de Pedro Sánchez. Su choque dialéctico fue el más duro.
Pero antes el líder de Cs intentó hasta el último momento que Rajoy presentara su dimisión como presidente del Gobierno para “dar una salida ordenada” a la crisis institucional, evitar el “gobierno Frankestein” de Sánchez, y convocar elecciones.
“Tiene una última oportunidad, ninguna carrera política es hoy más importante que el presente y el futuro de España”, avisó Rivera a un Rajoy ausente toda la tarde del hemiciclo. Y como epitafio de su tortuosa relación –Cs aprobó su investidura y los presupuestos, pero aún así la relación entre los dos partidos ha sido mala–, el dirigente liberal le recordó su “error” al haber elogiado la semana pasada a Sánchez y al PNV, mientras censuraba a Cs. “Se equivocaron de adversario. No éramos nosotros, miren la lealtad institucional de Sánchez, una moción presentada a las pocas horas. Y ahí tienen la palabra del PNV, hoy votando sí”, señaló Rivera, que fue abucheado en reiteradas ocasiones por los diputados del PP, obligando a la presidenta del Parlamento, Ana Pastor, a llamar al orden.
Sin embargo, la ausencia física y simbólica de Rajoy provocó que el debate fuera sobre todo entre Rivera y Sánchez. No hace tanto tiempo proyecto de socios de gobierno, cuando en febrero del 2016 firmaron un acuerdo de gobernabilidad bautizado como el “pacto del abrazo” y que no sumó suficientes votos en la Cámara, los dos dirigentes utilizaron su cara a cara, el más bronco del día, para consolidar sus posiciones y señalarse como adversarios en esta nueva etapa que ahora justo arranca.
Muerta la etapa de Rajoy, Rivera buscó erigirse en la nueva voz de la oposición y acusó a Sánchez de romper la tradición del PSOE como partido de Estado –citó los mensajes de Felipe González, Alfonso Guerra, Alfredo Pérez Rubalcaba, Susana Díaz o Nicolás Redondo pidiendo elecciones ya–, y de pretender llegar “a cualquier precio” a la Moncloa, “pactando con aquellos
El dirigente de Cs pide a Rajoy que asuma su “responsabilidad”, dimita y convoque elecciones
partidos como PDECat, ERC y Bildu que quieren romper España”, y sin “dar la voz a los españoles” al evitar el adelanto electoral. Una alianza con “Torra, Puigdemont, Rufían”, que el líder de Cs consideró irresponsable ya que “no ayudará” a que se cumpla la Constitución en Catalunya y añadirá más presión a todos aquellos catalanes que, dijo, no bajan la cabeza ante el independentismo.
“La diferencia entre usted y yo es que nunca seré presidente con las personas que quieren romper mi país”, subrayó. Para concluir, Rivera lanzó un mensaje fuera del hemiciclo y pidió confianza a los españoles porque, más allá de la batalla “entre rojos y azules”, existe “una tercera España que reclama ilusión y se está abriendo camino”.