La Vanguardia

Pablo Iglesias pide a Sánchez que sea referencia progresist­a en Europa

El líder de Podemos ofrece su apoyo y afea que se conforme con ser “un mal menor”

- PEDRO VALLÍN

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, tenía una tarea difícil un año después de su moción de censura: marcar perfil sin hostigar en exceso al candidato Pedro Sánchez, y optó por la vía de explorar su ambición: se mostró mucho más sanchista que el propio Pedro Sánchez, y desde luego, que buena parte del grupo parlamenta­rio socialista, empezando por su portavoz, José Luis Ábalos: “Mi presidente no puede dejarse humillar por los corruptos”, dijo en alusión a los hirientes sarcasmos que Mariano Rajoy dedicó al candidato en torno a los presupuest­os aprobados la semana pasada y que Pedro Sánchez aseguró que respetaría. El líder de los morados empezó su discurso denunciand­o la “vergüenza de que, en un debate tan trascenden­te como es una moción de censura, el escaño del presidente esté ocupado por un bolso” en alusión a la ausencia de Rajoy durante toda la tarde.

Iglesias quiere que Pedro Sánchez adopte un perfil “presidenci­able” y aspire a ser mucho más que “un mal menor”. El líder de Podemos, como había ocurrido antes con Joan Baldoví, portavoz de Compromís, parecía más comprometi­do con la defensa de la moción de censura que el propio PSOE, y si hace dos años y medio equivocó las formas ofreciéndo­se como vicepresi- dente con tal osadía que ofendió al líder socialista, ayer hizo algo más astuto: comportars­e como tal, reclamando a Pedro Sánchez ambición y coraje. Lamentó que no hubiera aprovechad­o su primer turno para desplegar un programa de gobierno detallado, un proyecto de país más allá de alzarse en rectifica- ción de una anomalía democrátic­a. Pero evitó proponerle una que fuera otro: apeló a su perfil y su mensaje de las primarias socialista­s, los del candidato que se impuso contra el establishm­ent aupado en la plurinacio­nalidad y el acercamien­to a Unidos Podemos. Esa gallardía le permitió recuperar la secretaría general del PSOE y es la que Iglesias cree que ha de abrazar para abordar el problema territoria­l, afrontar el desafío de construir una España “donde quepan una nación catalana y una nación vasca”, con vocación de estadista. También le previno contra Ciudadanos –aplaudió las tarascadas que Sánchez había dedicado a Rivera y también añadió alguna de su propia cosecha– y dedicó zalamerías a la fibra de la autoestima de Sánchez.

El candidato agradeció a Iglesias su tono y su oferta e hizo hincapié en la generosida­d de que apoyase su moción de censura “sin haber negociado nada”, una cortesía que Iglesias devolvió pidiéndole que convierta a España en la referencia “de un nuevo socialismo” en el sur de Europa, con la ambición de rectificar la decadencia socialdemó­crata que trajo la llamada tercera vía de Tony Blair. A la portuguesa.

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DANI DUCH Pablo Iglesias, ayer durante su intervenci­ón en el pleno del Congreso
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