Golpe al corazón blanco
Ver la cara de amargura con la que Florentino Pérez compareció ayer al lado de Zinédine Zidane da la medida del golpe al corazón blanco que supone la marcha del técnico francés. El plenipotenciario presidente, al que siempre le gusta controlarlo todo, del vestuario a la dirección deportiva, se vio sorprendido el miércoles cuando Zizou se lo comunicó y todavía no se ha recuperado. El técnico, que llegó a la butaca como un parche, aportó estabilidad, genio, ingenio y una buena dosis de fortuna. Ahí están sus tres Champions y su manejo inteligente de un vestuario repleto de egos. Figura mítica del madridismo, Zidane hizo como Pep Guardiola en su momento en el Barça, irse por iniciativa propia. El de Santpedor afirmó que se había vaciado y necesitaba llenarse. El de Marsella vino a decir lo mismo con otras palabras. El desgaste en los grandes banquillos es enorme y cada vez más las etapas son más cortas. La del francés no ha llegado a las tres temporadas. Le honra haber mantenido una opinión hasta el final, la de que ganar la Liga fue su momento más bonito. Teniendo en cuenta que en otros lares ahora se quita valor a lo que no sea la Champions es curioso que Zidane exponga esa postura hasta la saciedad. Sólo un entrenador sabe que el título más complejo es el del día a día.
Zinédine ha protagonizado un adiós a la francesa, sin avisar y de forma impactante. Un directo al mentón del club, que ayer le secundó (faltaría más, ante los servicios prestados) y que ahora se ve abocado a abrir la pomada de los posibles entrenadores. De manera metafórica Zidane le ha dado un cabezazo a Florentino,
Zidane aportó estabilidad, ingenio, acierto y fortuna: su marcha sacude al vestuario y al entorno del Madrid
como el que en su día le propinó, éste literalmente, a Materazzi en su último partido como futbolista.
En una coyuntura en la que Cristiano tiene problemas con Hacienda y en la que va cambiando de opinión sobre su futuro en la entidad y en la que Bale también quiere saber qué hay de lo suyo la nave blanca queda huérfana de un gran referente. Dirigir al Madrid es un caramelo para cualquier entrenador de prestigio pero se trata de un navío tan colosal que hay que tener muchos conocimientos y también atrevimiento para tomar el timón ahora. ¿Alguien puede superar las tres Champions consecutivas? Algún día tendrá que acabar la increíble racha del Madrid en Europa y esa circunstancia, por probabilidad, está más cerca cuantos más trofeos continentales atesoran.
Eso sí, el que venga lo tendrá más sencillo a la hora de mejorar los balances en la Liga. Sí, el torneo que se juega de finales de agosto a mayo y que da la medida de un equipo durante una campaña. Zidane lo sabe.