La Vanguardia

Dios salve a Pickles

El Mundial de Inglaterra quedó en estado de shock meses antes, cuando la copa Jules Rimet desapareci­ó

- XAVIER G. LUQUE

Londres, 20.- La Copa Mundial de fútbol, sólido trofeo de oro que es el premio más destacado al fútbol mundial, ha sido robada hoy en esta capital.

El 20 de marzo de 1966 el honor británico recibió un golpe difícil de asumir. La Jules Rimet, el precioso trofeo que desde 1930 encumbra al mejor equipo del mundo, había desapareci­do. A plena luz del día. ¡Y en Londres! ¿Dónde está el trofeo? ¿Quién y cómo se lo ha llevado?

Detectives de Scotland Yard investigan el osado robo del Central Hall Westminste­r. Un grupo especializ­ado en huellas dactilares ha sido llamado. Tras un examen preliminar, el inspector jefe William Little declaró: “El robo se efectuó esta mañana. Esto es todo lo que puedo decir”.

La pérdida de la copa mantuvo en vilo a los medios de comunicaci­ón. Se exhibía en una vitrina como reclamo de una exposición de sellos y el ladrón la prefirió a una colección filatélica valorada en tres millones de libras, cien veces más que el trofeo. Una carta anónima reclamó un rescate de 15.000 libras “en billetes usados de una y cinco libras”. Una segunda carta firmada por un tal Jackson rectificó: “Que sean de cinco y diez libras”. Un trabajador de los muelles con antecedent­es fue detenido, pero en los interrogat­orios se descubrió que no era más que un farsante que buscaba dinero fácil. Días más tarde...

Londres, 28.- Cuando cientos de policías la buscaban por todo el sudeste de Londres, David Corbett, de veintiséis años y gabarrero del Támesis, encontró la copa del mundo al salir a dar un paseo con su perro mestizo, Pickles, en el jardín frontero de la casa donde vive. Mr. Corbett iba a colocar la cadena a Pickles cuando vio que husmeaba un rollo de papeles de periódicos...

Corbett se ganó la recompen- sa de 6.000 libras que ofrecía la desconcert­ada Scotland Yard y la copa quedó depositada en una caja fuerte de la que prácticame­nte no salió hasta el día de la final, cuando la reina Isabel II la entregó al capitán de Inglaterra, Bobby Moore.

Pickles también tuvo su recompensa: le permitiero­n lamer los restos del plato de su dueño en el banquete final del torneo.

Era toda una estrella que incluso protagoniz­ó una película, The spy with a cold nose. Pero un año más tarde tuvo un trágico desenlace al morir estrangula­do por su propia correa cuando perseguía a un gato. Su nombre figura en el elenco de los perros famosos de la historia, como la rusa Laika (que viajó al espacio para no regresar nunca) o Rin Tin Tin, protagonis­ta de más de veinte películas acompañand­o al cabo Rusty. Pickles fue enterrado en el jardín de los Corbett y su collar está depositado en el Museo del Fútbol de Manchester.

Salvado el honor, el Mundial de 1966 se convirtió en un torneo pensado para que Inglaterra llegara a la final. Y así sucedió. La dureza y las tácticas conservado­ras insinuadas en Chile 62 se incrementa­ron, con partidos culminante­s como los que implicaban a Argentina, con jugadores como Rattin o Albrecht capaces de cualquier cosa para anular a un rival. Éste último fue encargado del marcaje al alemán más peligroso, Uwe Seeler. Explica el portero, Hugo Gatti: “El técnico (Juan Carlos Toto Lorenzo) le dijo a Albrecht: ‘No importa que te echen, pero sáca-

lo de la cancha’. Y Albrecht cumplió”. En el Argentina-Inglaterra (0-1) de cuartos, el duelo de pendencier­os entre Rattin y Stiles fue épico. El inglés se cargaba al cerebro sudamerica­no en cada jugada y Rattin replicaba con la misma moneda hasta que fue expulsado. Tardó quince minutos en abandonar el césped de Wembley. A Pelé lo masacraron los búlgaros, no pudo jugar el segundo partido y reapareció a medio gas en el tercero, ante Portugal, donde otro patadón lo dejó inservible. Y Brasil eliminado. Pero el Mundial inglés dejó otros dos legados futbolísti­cos excepciona­les. Primero, el inesperado papel de la selección de Corea del Norte, que causó sensación mundial al pasar a cuartos ganando a Italia. “Vergogna, Nazionale! ”, “Grottesco, battuti dai coreani!” y también “Il nostro calcio è morto”, fueron algunos titulares de la prensa. Corea cayó ante Portugal (3-5) ¡después de ir ganando por 3-0! El otro legado del torneo fue el gol fantasma de la final. Inglaterra superó a Alemania, con un Beckenbaue­r fabuloso, por 4-2 en la prórroga. El 3-2 fue un duro remate de Hurst que pegó en el travesaño y botó dentro según el árbitro. Pero las imágenes demostraro­n que el balón no había traspasado la línea. Pasados más de 50 años, el fútbol medita el uso del VAR.

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ROLLS PRESS/POPPERFOTO / GETTY El salvador. Los Corbett sonríen satisfecho­s con su perro, el famoso Pickles que salvó el Mundial
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CENTRAL PRESS / GETTY Laurel y Hardy Los jugadores de Corea del Norte ven la televisión en su hotel inglés
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Mascota El torneo inglés fue el primero con mascota, el león Willie
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Alan Ball. La medalla de campeón del jugador más joven de la selección inglesa
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