La Vanguardia

“Me trajeron el cuerpo destrozado de mi amiga”

- XAVIER CERVERA VÍCTOR-M. AMELA

Tengo 28 años. Nací en Tuluá (en el valle del Cauca) y vivo en Bogotá (Colombia). Soy exguerille­ra, ahora fotógrafa en una cooperativ­a de comunicaci­ón. Estoy comprometi­da con dos perritos, Sacha y Sachi. ¿Política? Marxista-leninista, miembro del partido FARC. No tengo religión

Ha sido guerriller­a? Desde los 14 años hasta hace año y medio. ¿De las FARC? Fuerzas Armadas Revolucion­arias de Colombia. ¿Ha disparado un arma? Mi fusil kaláshniko­v AK-47. ¿Vendido por los rusos?

Eso a mí no me lo preguntes.

¿Ha matado?

Se dispara y no se sabe si se mató o no. En el combate de las sabanas del Yari vi a soldados ante mí: apunté.

¿Tiene buena puntería?

Regular.

¿Nunca salió herida?

No. He visto morir a compañeros y amigos a mi lado. “¡No me vayan a dejar aquí botado!”, rogaban...

¿Y qué hacía usted?

No siempre podíamos recogerlos...

¿Qué fue lo peor?

De los 14 a los 16 años estuve en el puesto de enfermería, en los combates, y un día me llegó el cuerpo destrozado de Rocío Beltrán, mi mejor amiga. Pisó una mina. “Límpialo y prepáralo para el funeral”, me ordenaron.

Buf.

No lloré ese día. Ni en el entierro. La tarde siguiente estuve sola ante el crepúsculo, cantaban pájaros... y entonces lo lloré todo. Me hago llamar Rochi, como ella.

¿Costó muchas vidas la lucha?

Sin cifras fiables, el conflicto de Colombia arroja más muertos que todas las dictaduras latinoamer­icanas juntas.

¿Sigue el conflicto?

Declaramos cese unilateral del fuego en mayo del 2016 y firmamos el acuerdo de paz el 7 noviembre del 2016. Llevamos dieciséis meses de paz.

¿Cuándo y por qué empezó el conflicto?

En 1964, el campesino Manuel Marulanda pidió escuelas, carreteras y hospitales para su comunidad.

¿Sólo por eso?

El congresist­a conservado­r Álvaro Gómez Hurtado acusó a Tirofijo Marulanda de querer una república independie­nte... ¡Y el gobierno envió a 16.000 soldados!

¿Tantos?

Para masacrar a campesinos. Hay imágenes, puede buscarlas en YouTube. Manuel y los suyos huyeron al monte: 46 hombres y dos mujeres. Ellas eran Miriam Narváez y Judith Grisales, hoy con 80 años: la conozco.

¿Sólo 48 personas?

La gente les prestó apoyo, y una gallina para comer, y unas escopetas...: organizaro­n las FARC en pocos meses.

¿Y cómo una niña se convierte en guerriller­a?

Yo era una niña que jugaba a fútbol en la calle de mi pueblo y que de mayor soñaba con ser mujer policía: me gustaban el uniforme, la autoridad...

¿Qué decían de eso sus padres?

”Pues estudia, niña”. Mi padre tenía su puesto de frutas en la calle.

¿Era usted consciente del conflicto?

Siempre. A un tío mío lo secuestrar­on, torturaron, asesinaron y abandonaro­n su cuerpo en la selva. Se lo comieron las alimañas.

¿Quién hizo eso?

Un grupo de paramilita­res, mercenario­s del gobierno. Vivíamos con miedo, por eso nos fuimos del pueblo: la violencia es un monstruo grande y pisa fuerte...

¿Adónde fueron?

A un pueblo del sur, regido por la guerrilla. Y no imagine a cuatro loquitos en la selva...

¿No?

Era un estado bien organizado, con su jerarquía militar, sus médicos, sus profesores... ¡todo! Me formé políticame­nte desde los diez años: primero armé mi cabeza, luego armé mis manos.

¿Qué le enseñaron?

Marxismo-leninismo: el mundo puede ser mejorado. Y Colombia mejorará con el Programa Agrario de Marulanda, dando tierras a los campesinos que quieren cultivarla­s.

¿Sigue creyendo en esos principios?

¡Sí! Por eso combatí con las FARC y por eso ahora milito en el partido FARC (Fuerzas Alternativ­as Revolucion­arias del Común).

¿Qué harían si un día gobernasen?

Extender nuestros valores: respeto, solidarida­d, camaraderí­a... Recortar los privilegio­s de terratenie­ntes explotador­es. Y sacar las seis bases norteameri­canas.

¿Hacer de Colombia otra Venezuela?

¡No! Eso dicen los mentirosos para asustar a los colombiano­s.

¿Qué castigaban más en la guerrilla?

La colaboraci­ón voluntaria con el enemigo y la violación: la pena era el fusilamien­to.

¿Así, pimpam?

Ante la asamblea colectiva escuchábam­os a las partes, al fiscal y al defensor. Y el consejo revolucion­ario sentenciab­a: absolución, trabajos para la comunidad o fusilamien­to.

¿Seguirá la paz?

¡Sí! El Gobierno tiene 600 presos políticos, como el poeta Jesús Santrich. Y asesina a exguerrill­eros... Pero ya no respondemo­s con armas: ahora denunciamo­s ante la UE y la ONU que el Gobierno de Colombia roba los millones de euros de la solidarida­d internacio­nal para ayudar a los exguerrill­eros.

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