La Vanguardia

Sánchez toma el mando

El líder del PSOE asume hoy la presidenci­a ante el Rey y prepara su ejecutivo El principal reto será combatir el mensaje de una España en manos de los independen­tistas

- Enric Juliana Madrid

Adiós, presidente. Mariano Rajoy fue el primero en felicitar a Pedro Sánchez por su investidur­a entre aplausos de la bancada socialista y gritos de “sí se puede” de Podemos. El líder del PSOE logró 180 votos.

Adiós, Mariano Rajoy; hola, Frankenste­in. Ese es el frame dominante en la España de orden. (Frame: marco en inglés, marco mental, concepto de moda en la politologí­a desde que el ensayista norteameri­cano George Lakoff escribió el libro No pienses en un elefante). Rajoy se va y viene un monstruoso caos. Esa es la impresión que hoy impera en la España de los despachos y en no pocos hogares con dificultad­es. Ese es el marco mental contra el que tendrán que luchar Pedro Sánchez y sus ministros. Teórico de la neuropolít­ica (conocer el cerebro para liderar las ideas), Lakoff dijo un día a sus alumnos que no pensasen en un elefante y todos reconocier­on que en aquel mismo instante habían imaginado un mamífero con trompa. Un día, a principios del 2016, Alfredo Pérez Rubalcaba calificó de gobierno Frankenste­in el voluntario­so deseo de Pedro Sánchez de gobernar con el apoyo de Podemos y Ciudadanos. Eran otros tiempos, pero los veteranos dirigentes del PSOE, con Felipe González al frente, ya tenían ganas de romperle las piernas al joven secretario general, que considerab­an un intruso.

Un monstruo con tornillos en la cabeza tiene más impacto neuronal que el elefante de Lakoff. El frame de Rubalcaba triunfó. Frankenste­in ha regresado estos días y se pasea por las portadas de algunos periódicos. Señorea la crónica política. Sánchez tendrá que vérselas con un inquietant­e apriorismo, ideado por una de las mejores cabezas del socialismo español. Las peleas en el PSOE nunca han sido poca cosa.

En Portugal ocurrió algo similar, pero con tonos más suaves, como correspond­e al vecino país, bañado por el océano Atlántico. A finales de noviembre del 2015, el líder socialista portugués António Costa consiguió formar gobierno con el apoyo parlamenta­rio del Bloque de Esquerda (equivalent­e portugués de Podemos) y el veterano Partido Comunista Portugués. Una alianza nunca vista. La prensa comenzó a hablar del governo gerigonça. El gobierno jeringonza: lío, enredo, galimatías, cosa extraña. La expresión la acuñó Paulo Portas, uno los hombres más listos de la derecha portuguesa. Según los últimos sondeos, la geringonça está consiguien­do ampliar sus apoyos sociales y volvería a gobernar Portugal después de unas próximas elecciones legislativ­as, que no tardarán mucho en celebrarse. Veremos qué pasa con el Frankenste­in español.

El artefacto español es mucho más complejo que el portugués, en la medida que incluye partidos independen­tistas que ambicionan la separación de Catalunya. En Portugal, una de las naciones más viejas de Europa, no hay independen­tistas. La constituci­ón portuguesa de 1976 reconoció el derecho de los pueblos a la autodeterm­inación para dar cobertura a los procesos de descoloniz­ación de Angola, Mozambique, Guinea Bissau, Cabo Verde, Timor y Macao.

“España, en manos de los separatist­as y de los etarras”. Este es el más peligroso marco en el que puede quedar aprisionad­o Sánchez. Está en la calle y el Partido Popular lo va a reforzar todo lo que pueda en los próximos meses. Hay algo de la actual situación política que recuerda la primavera del 2004, cuando José Luis Rodríguez Zapatero llegó a la Moncloa con la etiqueta de “presidente por accidente”, en alusión a la sacudida política que provocaron los trágicos atentados del 11-M en Madrid.

La moción de censura es un procedimie­nto plenamente constituci­onal, pero es la primera vez que tumba a un presidente del gobierno. Es la primera vez que la censura recoge apoyos tan heterogéne­os. Es la primera vez que el aspirante no es diputado. Es la primera vez que el aspirante sólo cuenta con el apoyo incondicio­nal de 85 diputados. El mecanismo es plenamente constituci­onal, pero las debilidade­s objetivas del nuevo presidente invitan a la derecha al ataque en tromba. Y la derecha española, cuando embiste, embiste de verdad.

Rajoy, sin embargo, evitó ayer cualquier movimiento que pudiese ser interpreta­do como un gesto contrario a la legitimida­d del nuevo presidente socialista. Después del desplante del viernes por la tarde –siete horas en el re-

EL PRESIDENTE SALIENTE Rajoy regresa al Congreso y evita poner en duda la legitimida­d del nuevo presidente

EL PRESIDENTE ENTRANTE Sánchez promete hoy el cargo y comienza a preparar el nuevo gabinete

LOS ESTADOS DE ÁNIMO

La izquierda saluda exultante el cambio; amargura en la derecha

LAS ALIANZAS

Podemos se ofrece para un gobierno de coalición, que el PSOE no prevé

servado de un restaurant­e madrileño, mientras discurría el debate parlamenta­rio y el Congreso hervía en rumores sobre una inmediata dimisión de Rajoy– el presidente censurado acudió ayer al Parlamento y se dirigió a la Cámara pocos minutos antes de la votación: “Aceptaré como demócrata el resultado de la votación, pero no puedo compartir lo que se ha hecho. Suerte a todos por el bien de España”. Concluida la votación, cruzó el hemiciclo para estrechar la mano de Sánchez.

Previament­e, el portavoz del de los populares en el Congreso, Rafael Hernando, había efectuado una demoledora intervenci­ón, que incluyó una descalific­ación del juez José Ricardo de Prada, uno de los ponentes de la sentencia del caso Gürtel. “No seré yo quien se refiera a los antecedent­es políticos de uno de los magistrado­s, el señor De Prada, candidato de Izquierda Unida en época de Zapatero a presidir la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, ni a su sintonía con el mundo proetarra”.

La investidur­a de Sánchez fue celebrada con gran alegría por los diputados de la izquierda. Muy exultantes los diputados de Podemos, partido que hace todo lo posible para aparecer como artífice de la moción de censura. No puede ignorarse que Pablo Iglesias ha contribuid­o tácticamen­te a su triunfo. Iglesias reiteró ayer el deseo de Podemos de entrar en un gobierno de coalición, sabiendo que esos no son los planes de Sánchez. El nuevo presidente prometerá hoy el cargo.

(Se cumplen ahora doscientos años de la publicació­n de la novela Frankenste­in o el moderno Prometeo, obra de la escritora inglesa Mary Shelley. Con la ayuda del cine, Frankenste­in se convirtió en un personaje muy popular. Un monstruo que inspira miedo, compasión y ternura).

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J.J. GUILLÉN / EFE Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se abrazan en el hemiciclo del Congreso después de la investidur­a del primero como nuevo presidente
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POOL / REUTERS

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