La Vanguardia

El nuevo gobierno tendrá un núcleo duro de ministros fieles y con experienci­a

Iceta, Batet y Vegara son los nombres procedente­s del PSC con más posibilida­des de incorporar­se al equipo de Pedro Sánchez

- Isabel Garcia Pagan

Por primera vez en la historia hay un presidente que no ha ganado las elecciones; por primera vez en la historia hay un presidente que no es diputado; por primera vez en la historia… “Sí se puede”, resonaba en el hemiciclo. La presidenta del Congreso cerró la sesión con un “gracias presidente, gracias presidente”. No se repetía. Despedía a Mariano Rajoy y daba la bienvenida a Pedro Sánchez. La caída de Rajoy abre una nueva etapa en la democracia española. “La del todo vale”, según el PP; la de una “democracia limpia”, según el PSOE.

Sánchez fue investido con 180 votos, más de los que invistiero­n a Rajoy, pero sólo son suyos 84. “Esto no lo había visto nunca”, “lo que nos queda por ver”. Sánchez puede ser “el niño milagro” o “Pedro el breve”. Los críticos socialista­s podrán lanzar dardos por las esquinas, pero Sánchez ya no es Pedro, “es el presidente”. Ayer su esposa lo aplaudió desde la tribuna, al igual que los presidente­s de Baleares y Extremadur­a, Francina Armengol y Guillermo Fernández Vara. ¿Y Susana Díaz? “Sería pedir demasiado”. Hubo quien vio frialdad del socialismo andaluz en el hemiciclo, hubo a quien le puso más nervioso ver a diputados del PSOE contagiado­s de “sí se puede” de sus vecinos de Podemos. “Sí se puede”, un poco. En el PSC no había medias tintas, son los sanchistas por excelencia y estarán en el Gobierno. Sánchez reclutó a su equipo para una batalla orgánica, pero ahora hay que poner la vista en la Moncloa. La duda es si Sánchez puede prescindir de Miquel Iceta o si puede hacerlo el PSC.

Antes que ministerio­s, Sánchez repartió abrazos y besos maquinalme­nte, pero algunos desprendía­n la frialdad de la camaraderí­a que fue y ya no es: Antonio Hernando, César Luena… Fue algo diferente con Patxi López y muy diferente con Pablo Iglesias. El nuevo presidente fue al encuentro del líder de Podemos para sellar la gesta. Y otra vez, “sí se puede, sí se puede”… El resultado de la censura dibuja un escenario de lo más parecido al que imaginó Íñigo Errejón hace dos años, pero que Iglesias boicoteó. El líder de Podemos ha pasado de imponerse como vicepresid­ente en la legislatur­a exprés del 2015 a ponerse “a disposició­n del presidente”. “Nosotros hemos hecho nuestro trabajo, ahora le toca a él”. Margarita Robles cerró ayer mismo el paso a Iglesias al Gobierno pero ambos partidos saben que hay que pactar. En Podemos esperan un programa de Gobierno. Las elecciones municipale­s y autonómica­s del 2019 cierran el paso a veleidades.

Fue el puño en alto de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en la tribuna de autoridade­s, el que dibujaba un nuevo terreno de juego. “He gritado ‘sí se puede’ y no me han echado”. Colau había echado del gobierno municipal al PSC por el 155 y ayer los votos de Podemos hacían presidente a uno de sus firmantes con ella como testigo de excepción. “El PP ha hecho mucho daño”, se excusaban los comunes. El 155 se levanta hoy tras la toma de posesión del Govern en el Palau de la Generalita­t.

Sin gritos ni aplausos gestionaro­n su particular triunfo en el PDECat. La dirección se siente reafirmada y vuelve a los orígenes para que nada sea igual. Carles Campuzano y Jordi Xuclà, por un lado, y Marta Pascal después, recibieron gestos de agradecimi­ento del nuevo presidente. Sánchez quiere trabajar con ellos y ellos, de nuevo en el terreno de juego, sostienen que “hacer política no es traicionar a nadie”. Pascal habló con Sánchez el lunes y con Iglesias el martes. El miércoles logró que Puigdemont bajara del burro de la abstención. El papel del president Torra no ha pasado de lo anecdótico. Artur Mas apostó por el sí y Francesc Homs, aplaudía ayer como invitado. El PNV prioriza la relación entre partidos, así que Pascal ha sido el contacto oficial con Andoni Ortúzar. El responsabl­e de organizaci­ón del Euskadi Buru Batzar, Joseba Aurrekoetx­ea, estaba instalado discretame­nte en un hotel cercano al Congreso, donde también se alojaba Pascal. El PNV se lleva el compromiso de ejecutar los presupuest­os pero el plan del PDECat es establecer un comité de enlace con el PSOE, con agenda de semanal en la que se pacten acuerdos y desacuerdo­s. Campuzano, Xuclà y Ábalos están conectados y ya esperan al secretario de Estado de Relaciones con las Cortes.

En ERC varían las formas pero no el fondo. Los contactos con el PSOE no incluyen metodologí­as de trabajo. Los republican­os despedían ayer con selfies y abrazos a las consellere­s Capella y Jordà y están empeñados a afianzar su perfil de partido de gobierno en Catalunya. El compromiso de Sánchez de abordar las leyes sociales suspendida­s por el TC puede dar aire a las conselleri­es de Salut, Ensenyamen­t y Afers socials, que ocupa ERC. “Todos tendremos que bajar el tono”, asumen en ERC.

Colau echó al PSC por el 155 y ayer encumbró a Sánchez; y el PDECat vuelve a los orígenes para que nada sea igual

Donde el tono no baja es en el PP. Los ministros se fueron despidiend­o durante la tarde pero la disputa por las candidatur­as autonómica­s y municipale­s comenzó antes de que dejaran la cartera. El futuro de Rajoy es una incógnita y con él, el del partido. Hay división sobre si debe abandonar el escaño o liderar la oposición pero unanimidad en que necesitan un nuevo rumbo que choca con el quietismo de los últimos años. “Hay que arreglar Madrid para que no haya contagio”, advierten. Cospedal ya tiene destino, mientras Santamaría plantaba cara a un desagradab­le Juan Carlos Monedero: “Me alegro de que os vayáis”, le dijo agarrándol­a por los hombros. Santamaría replicó: “No me alegra que lleguéis, pero es la democracia”.

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DIEGO CRESPO / EFE Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría se abrazan en el Congreso en presencia de Fátima Báñez
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