La Vanguardia

El PSOE ve imposible abordar la reforma de la Constituci­ón con los populares en el nuevo contexto

Sánchez afronta un mandato plagado de incógnitas en duración y contenidos

- JUAN CARLOS MERINO Madrid

La reforma de la Constituci­ón, la gran apuesta socialista para abrir una solución al conflicto territoria­l de Catalunya, tendrá que seguir esperando ahora que el PSOE vuelve al Gobierno de España. El regreso del PP a la oposición, y muy dispuesto a desencaden­ar una guerra sin cuartel contra Pedro Sánchez, mantendrá “bloqueado” el debate constituci­onal, según advierten ya dirigentes del PSOE.

“Esa reforma no se puede abordar sin la derecha de este país, y ya no vamos a poder contar con el PP para nada en mucho tiempo”, asumen. “Al menos –confían otros–, hasta que el PP no digiera que pasó a la oposición”. El propio Pedro Sánchez, desde la tribuna del Congreso, insistió ayer en que para todas las grandes cuestiones de Estado “siempre tenderé la mano al principal grupo de la oposición”. Pero en el PSOE ya asumen que dicha mano, si es tendida, será mordida con saña. Asumen así que toda gran reforma de Estado, como una revisión del modelo territoria­l, no contará con el concurso del partido mayoritari­o. “El PP es el partido más antisistem­a cuando está en la oposición”, afirma un dirigente. “Volvemos al 2004, con un PP cegado por la venganza y el rencor, como en la etapa de Zaplana y Acebes, que fue un auténtico infierno”, teme un diputado, tras oír a Rafael Hernando.

Sánchez, así, habrá de buscar la prometida “distensión” con Catalunya a través de fórmulas más concretas, y menos ambiciosas, aunque quizá más efectivas en el corto plazo. Ayer, por lo pronto, prometió que, a diferencia del PP, su gobierno “escuchará” a Catalunya.

Sánchez toma hoy posesión como presidente del Gobierno y afronta un mandato para el que no tiene casi ninguna certeza, más allá de que “todo será muy difícil”. La incertidum­bre afecta tanto al plazo como al contenido de su mandato.

La pretensión inicial es prolongar la actual legislatur­a “como mínimo” un año, hasta después de las elecciones municipale­s, autonómica­s y europeas de mayo del 2019. Sánchez se comprometi­ó ayer a ejecutar los presupuest­os del Estado aún en tramitació­n en el Senado e incluso intentar aprobar unas nuevas cuentas para el 2019 “en tiempo y forma”. “Si todo va bien”, confían en su equipo, incluso se podría alargar la legislatur­a dos años, hasta el 2020, como pretendía el propio Rajoy. “No hay que ponerse un límite temporal, las circunstan­cias marcarán hasta dónde puede llegar”, receta José Enrique Serrano. “Un gobierno no nace para desaparece­r al día siguiente”, augura Patxi López.

Pero si nada va bien, si la legislatur­a se demuestra “imposible” de

“Será muy complicado; nos podemos cobrar alguna pieza simbólica, pero sin tocar las cosas de comer”, advierten

gestionar, Sánchez no se empeñará en estirarla como un chicle. “No estamos locos, aunque algunos lo piensen”, ironizan en su equipo. A partir de ahora, es exclusiva potestad de Sánchez convocar las elecciones generales, si bien se comprometi­ó a “consensuar” la fecha con los partidos que le apoyaron en su moción de censura contra Rajoy.

“Todo será muy complicado”, augura un veterano, atendiendo a la minoría absoluta del PSOE en el Congreso y la mayoría absoluta del PP en el Senado. Además, PP y Ciudadanos tienen la mayoría en la mesa del Congreso, presidida por la popular Ana Pastor. “Pero el que no corre riesgos no cruza el mar”, anima. ¿Y qué podrá hacer Sánchez? “Nos podemos cobrar alguna pieza simbólica, como la ley mordaza, y sacar medidas sociales que ya tenían una mayoría, pero sin tocar las cosas de comer”, alerta. En la agenda están, por tanto, muchas iniciativa­s que se mantenían bloqueadas por los vetos del gobierno de Rajoy. “Pero viviremos día a día”, profetizan en el equipo de Sánchez.

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