El Frente se reagrupa
En su intento por transformar la imagen del Frente Nacional francés, Marine Le Pen ha optado por cambiarle el nombre, reemplazándolo por Rassemblement National, decisión que su padre, Jean-Marie Le Pen, considera una traición.
El Frente Nacional (FN) confirmó anoche, en un congreso en Lyon, su cambio oficial de nombre, tal como ya se anunció en el mes de marzo. La presidenta del partido ultraderechista francés, Marine Le Pen, anunció el resultado de la votación interna, con más del 80% de los votos favorables.
El partido que fundó Jean-Marie Le Pen –ahora repudiado por su hija– en 1972 pasará a llamarse, en francés, Rassemblement (reagrupamiento) National. El nombre “reagrupamiento” tiene connotaciones históricas gaullistas, aunque el propio FN usó el término en una ocasión.
Le Pen padre reaccionó con extrema virulencia. En un comunicado colgado en su página web, consideró que rebautizar su criatura política supone “una traición” y un “vergonzoso borrado de su identidad”.
Cambia el nombre pero se mantiene el logotipo, una llama, idéntica a la que usaba el Movimiento Social Italiano (MSI), una formación neofascista ya desaparecida pero que sigue inspirando a partidos transalpinos como Hermanos de Italia –aliado de Berlusconi– y otros aún más extremistas.
El FN persigue algo más que un mero cambio de nombre. Marine Le Pen necesita desembarazarse al máximo posible del legado más negativo de su padre, como el discurso abiertamente racista, xenófobo y antisemita. Pasar de “frente” a “reagrupamiento” se inscribe en la filosofía de dejar de ser un movimiento de tipo frentista para convertirse en un movimiento aglutinador, que busca alianzas, socios para futuros gobiernos, que aspira a ensanchar su base.
Marine Le Pen acaba de proponer a un partido ideológicamente próximo, Debout la France (De pie Francia), elaborar una lista común de cara a los comicios europeos de la primavera del 2019. Debout la France, por cierto, ha fichado al eurodiputado del FN Bernard Monot, que había sido uno de los principales consejeros económicos de Le Pen. La deserción evidencia cuán cuestionado sigue estando el liderazgo de la hija del fundador. Aún pesa su derrota del año pasado frente a Macron en las presidenciales y, más todavía, la pésima impresión que ofreció en un debate televisado con el hoy jefe de Estado.
Sobre Marine Le Pen planea la sombra de su sobrina Marion Maréchal, quien no cesa de alentar las especulaciones sobre un retorno por todo lo alto a la política activa, con el objetivo de liderar la oferta del populismo de extrema derecha en Francia. La exdiputada ha creado una escuela de ciencia política en Lyon y, hace unos meses, fue la invitada estrella en un foro conservador en Estados Unidos que parecía ser un trampolín para reemprender su carrera.