No es terrorismo
El tribunal impone penas de entre dos y trece años
La sentencia a los jóvenes de Alsasua por su enfrentamiento con dos guardias civiles descarta que sea terrorismo.
La Audiencia Nacional condenó ayer a los ocho jóvenes de Alsasua (Navarra) a penas de entre dos y trece años de prisión por el ataque a dos guardias civiles y sus parejas en la madrugada del 15 de octubre del 2016 en el bar Koxka de la localidad, una paliza que, eso sí, considera fruto de la “animadversión y menosprecio” a la Benemérita y que obedece a “motivos claramente ideológicos”. Es decir, la Audiencia confirma las agresiones pero no ve delitos de terrorismo.
El fallo de la sección segunda impone las penas máximas de cárcel por los delitos de atentado contra los agentes de la autoridad, lesiones, desórdenes públicos y amenazas. La sala relaciona a varios de los acusados con el movimiento Ospa, favorable a la salida de las Fuerzas de Seguridad del Estado de Euskadi y Navarra, pero rechaza la finalidad terrorista de la agresión y la vinculación “real” de los procesados con ETA, un aspecto en el que se destaca la edad de estos –siete de los ocho tienen entre 24 y 25 años–. “Ni siquiera eran mayores de edad cuando la banda terrorista manifestó –en el 2011– que abandonaba la lucha armada”, reconoce la sentencia.
El tribunal descarta a su vez que los hechos sean una pelea de bar y aplica en el fallo los agravantes de abuso de superioridad y de odio ante la “gravedad de los hechos” y por estar motivados por el “rechazo” al instituto armado: “No puede permitirse que en un Estado de derecho se prive a unas personas de moverse en libertad por su condición de guardias civiles y que no puedan acudir a determinados lugares”.
La sentencia ve probado que los hechos se iniciaron en el interior de un local de Alsasua cuando uno de los agentes fue increpado al ir al baño. A partir de ese momento, recoge el fallo, los dos guardias civiles y sus parejas fueron increpados y amenazados con expresiones como “pikoletos”, “cabrones” o “txakurras” (perros) y posteriormente agredidos en el interior del propio establecimiento, donde recibieron patadas y puñetazos. Ante el ataque, consiguieron salir fuera pero allí continuó la agresión hasta que se personó una dotación de la Policía Foral. Uno de los agentes sufrió una fractura de tibia y peroné.
Los acusados deberán indemnizar con 9.200 euros al teniente, con 3.750 euros al sargento y con 6.100 euros a cada una de sus parejas por las lesiones. A su vez, el fallo establece el pago de 45.000 euros a la novia del primero y otros 25.000 a la del segundo por secuelas y daños morales. De los implicados, dos han sido condenados a 13 años de cárcel, otros dos a 12, tres a nueve y una última a dos años por amenazas y desórdenes públicos.
Las familias de los condenados criticaron ayer un proceso regido por una “acusación de terrorismo que todos sabíamos que no tenía base”, una consideración que hizo que los jóvenes fueran juzgados en la Audiencia Nacional y no en Pamplona como reclamaron desde el primer momento tanto las instituciones navarras como la sociedad. Los padres de los implicados censuraron que la “intención del juicio era conseguir las penas máximas dejando a un lado el terrorismo”.
En la misma línea que el fallo sobre los hechos de Alsasua, la sección segunda del tribunal madrileño tampoco aprecia terrorismo en los incidentes violentos ocurridos en la capital navarra en marzo del pasado año durante el transcurso de una manifestación abertzale en la que hubo enfrentamientos con la policía y se arrojaron piedras y bengalas contra los agentes antidisturbios. La sentencia, hecha pública ayer, condena a los cuatro jóvenes implicados a dos años cárcel por un delito de desórdenes públicos agravados por el uso de “objetos contundentes” y ocultando su rostro.
Los ocho condenados estaban acusados por la paliza propinada a dos guardias civiles y sus parejas