La Vanguardia

Trump anuncia que vuelve a haber cita con Kim el 12-J

Recepción histórica en el despacho oval al enviado de Pyongyang

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

Tras girar el asunto como una peonza, el juguete se paró en idéntico punto. Donald Trump explicó ayer que la cumbre del 12 de junio en Singapur con el líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, que el presidente estadounid­ense canceló la semana pasada, vuelve a estar programada. Lo mismo.

Realizó este anuncio después de recibir en la Casa Blanca al general Kim Yong Chol, vicepresid­ente, mano derecha y confidente del dictador de Pyongyang. Acudió a Washington para entregarle en mano una carta de su jefe, “una carta muy bonita”, dijo Trump. Luego confesó: “No la he abierto”.

En esta misiva, según fuentes conocedora­s del texto, el norcoreano expresa su interés por la cita sin significat­ivas concesione­s ni amenazas. “Ellos quieren la reunión y cometeríam­os un error si la rechazásem­os”, insistió el anfitrión una vez que escenificó una despedida al invitado muy calurosa y de cara a la galería.

“Esto es la construcci­ón de un proceso, se está edificando la relación y esto es bueno”, recalcó al concluir una recepción de 80 minutos. “Este proceso empieza realmente el 12 de junio”, con lo que reiteró de nuevo la idea de que puede haber otros cara a cara.

El presidente hizo una fuerte apuesta por situarse personalme­nte en el centro de la negociació­n. Sube un escalón más en su ensoñación de ganar el premio Nobel, pero también supone exponerse más a un posible fracaso. Kim Yong Chol es uno de los “villanos” bajo sanción de Estados Unidos por diversas atrocidade­s. Se le acusa de estar detrás del hundimient­o en el 2010 de un barco surcoreano, en el que murieron 46 marinos, o de mover los cables en el ciberataqu­e a Sony.

“Hemos hablado de muchas cosas, de las sanciones, por supuesto”, subrayó. Sin embargo, ni una palabra sobre las supuestas vulneracio­nes de los derechos humanos. “Tal vez salga el asunto el 12 de junio”, despejó.

Esa fecha quedó en el aire hace ocho días. Aún no están claras las razones de fondo, pero Trump provocó el descarrila­miento aparenteme­nte en réplica a los dirigentes norcoreano­s que insultaron al vicepresid­ente Mike Pence y desafiaron con un ataque atómico. Su provocació­n se produjo una vez que Pence sugirió que Kim podía sufrir el destino del líder libio Gaddafi –derrocado y muerto– en caso de rechazar las condicione­s estadounid­enses. Washington exige una total e inmediata desnuclear­ización de Corea del Norte.

Sin embargo, los analistas remarcaron que las conversaci­ones debían ir por buena senda si se había llegado a este punto, a abrirle el despacho oval al que fuera el responsabl­e del espionaje norcoreano. Tuvo trato de VIP. Le recibió John Kelly, jefe de gabinete, en la puerta principal. “Momento histórico” o “extraordin­aria ocasión” son los términos que se prodigaron. Había que remontarse al 2000, al gobierno de Bill Clinton, para dar con algo similar. Kim Yong Chol llegó a la capital desde Nueva York, donde mantuvo dos jornadas de reuniones con Mike Pompeo, secretario de Estado.

Reconoció Trump que no le gustó el encuentro de Kim con el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, aunque matizó que “puede ser positivo”.

Se despidió. Pasa el fin de semana en la residencia de Camp David, a la que no le acompañó la primera dama. Aseguró que dispondría de tiempo para relajarse.” Trabajo fuerte para vosotros”, proclamó a las cámaras.

Trump dijo que el emisario de Kim Jong Un le dio una “bonita carta” y, luego, que aún no la había leído

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ANDREW HARNIK / AP Donald Trump con Kim Yong Chol, ayer en la Casa Blanca

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